BIME LIVE, el festival impulsado por Last Tour con la colaboración de la Diputación Foral de Bizkaia, ha batido su récord de asistencia en esta edición y se consolida como “el mayor festival de otoño”, según la organización. Más de 21.000 personas, casi dos tercios de fuera de Bizkaia, han asistido a los 35 conciertos que ha acogido el BEC el viernes y el sábado, con una clausura en la que destacaron las actuaciones de Jamiroquai y Glen Hansard.

Los británicos Jamiroquai fueron los encargados de clausurar la séptima edición del festival, ya consolidado como “uno de los más importantes del Estado”, según el balance realizado por Last Tour, que arroja unas cifras de récord en asistencia respecto a años anteriores. Más de 21.000 personas, 9.000 de ellas el viernes, han disfrutado de los 35 conciertos de músicos vascos, estatales e internacionales ofrecidos en cinco escenarios ubicados en el BEC.

El 64% de los asistentes llegaron a las instalaciones del BEC de Barakaldo desde fuera de Bizkaia, destacando principalmente las ciudades de Madrid, Barcelona, Valencia, Vitoria-Gasteiz y Donostia. En el balance internacional, el público mayoritario procedía de países como Francia, Reino Unido, Alemania, Italia y Portugal, según la organización.

baile sin fin Si en la primera jornada, que congregó a unas 9.000 personas, los grupos Kraftwerk y Foals fueron los platos fuertes, los británicos Jamiroquai fueron los grandes protagonistas de la última jornada del BIME Live. La despedida la protagonizó Jamiroquai, el grupo liderado por el británico Jay Kay, un blanco enamorado de la música negra más bailable. Y lo que se temía en un principio, ya que se anunció en las pantallas que el británico padecía una amigdalitis detectada en la mañana del sábado, quedó en nada y el público pudo bailar con el electrofunk de una banda que cuenta con el aval de casi tres décadas rompiendo caderas y rodillas.

Es cierto que Jay no está en su mejor momento físico tras alguna operación mediante y el sobrepeso evidente en su zona abdominal, pero su voz resistió sin problemas y el público disfrutó del repaso de su discografía, basada en el funk más clásico, aunque adaptada al siglo XXI con el correspondiente barniz electrónico. Le ayudó un grupo excepcional, especialmente el teclista, con solos herederos del jazz.

Jay, imparable siempre aunque selectivo en sus habituales bailes rompepiernas haciendo el robot, apareció con un casco electrónico de luces refulgentes y en chandal de turista británico, pero se lo perdonaron cuando sonó Little L o Use the force, fogonazos propulsados por bajos poderosos, tres coristas femeninas y guitarras funk que, en el caso de Alright, recordaban a Chic. Las proyecciones y la luminotecnia, ambas de altura, contribuyeron a la pegada bailable de Runaway, al descanso en las templadas Space cowboy y Corner of the earth, y a encarar el final del recital con Travelling without moving.

antzerkia Pero la gran ovación de la noche se la llevó Glen Hansard, que arrancó cinco minutos después de Jamiroquai en el cómodo y con butacas escenario Antzerkia ante un público que, “más que entregado, parecía hipnotizado”. Además de su repaso a su último disco, This wild willing, recuperó temas antiguos, algunos de ellos de su proyecto The Swell Season, compartido con Markéta Irglová, como la inolvidable y cinematográfica Falling slowly.