Bilbao - Mikel Mancisidor (Bilbao, 1970) pronunció el pasado día 26 su lección de ingreso en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País (RSBAP). Lo hizo recogiendo la desconocida trayectoria de Fortún de Ercilla, un jurista vasco cuyas ideas traspasaron fronteras en la Europa del siglo XVI, tal y como hace cinco siglos después Mancisidor, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Deusto -donde también es miembro de su Consejo de Gobierno-, docente en la American University de Washington y miembro del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU. La pasada semana marchó en dirección a Ginebra, donde pasará las próximas semanas. Pero antes de tomar el avión para acudir a su puesto en las Naciones Unidas atiende a la llamada de DEIA, donde ofrece su punto de vista de forma semanal, para conversar sobre su ingreso en la RSBAP, una distinción que acogió “con honra”. Lo hizo en el mismo solar donde nació el jurista Fortún de Ercilla, en la Torre Ercilla de Bermeo.

Antes que nada, zorionak por su ingreso...

-Eskerrik asko.

¿Cómo valora que haya sido elegido como miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País?

-Estoy muy contento, muy orgulloso y muy honrado por el reconocimiento que supone. La Real Sociedad Bascongada de Amigos del País es una de las grandes instituciones históricas de nuestro país, a la que aprecio muchísimo, y que tiene una trayectoria que viene de la Ilustración. Que me haya invitado a formar parte es un orgullo. En la lectura de la lección dije que Fortún de Ercilla escribió sobre honores y merecimientos y que su hijo Alonso, luego en la Araucana, recogió esa idea diciendo que las honras consisten no en tenerlas, sino solo en arribar a merecerlas. Agradecí a la RSBAP no solo tener la honra, sino que me considerara digno de arribar a merecerla.

¿Su extenso currículum ha sido clave para lograr su ingreso?

-Supongo que la RSBAP ha querido reconocer dos cosas. Primero, que me ha tocado hacer cosas por el mundo, pero que siempre he tenido un pie, medio corazón y la cabeza en nuestro país y he intentado tener la visión de Euskadi y del mundo simultáneamente a la hora de hacer mi trabajo. No me corresponde decirlo a mí, sino a la RSBAP. Pero si me lo preguntas, esta es mi sensación.

¿Por qué eligió dar a conocer el perfil de Fortún de Ercilla?

-Es un tópico eso de que a veces nosotros no decidimos los temas, sino que los temas nos eligen a nosotros. Pensé que era un tópico, hasta que me ha sucedido a mí. No diseñé interesarme en el personaje, pero diferentes circunstancias de la vida me llevaron a descubrir la grandeza, la universalidad y la actualidad de este gran desconocido que es Fortún de Ercilla. Me lo topé indirectamente trabajando en asuntos sobre su hijo (Alonso de Ercilla) hace dos años y tuve la intuición inicial de que ahí había un gran personaje. Y he ido persiguiendo huellas, documentos y escritos y cada vez confirmando más que Fortún García de Ercilla fue uno de los grandes personajes políticos e intelectuales de nuestra historia. Y hay que darlo a conocer.

Sin embargo, es un personaje desconocido. ¿Busca ponerlo en valor?

-Es un gran desconocido hasta para muchos especialistas en el siglo XVI. A lo sumo, hay alguna referencia de que el padre de Alonso de Ercilla fue un jurista renombrado? pero en pocas ocasiones se había pasado de ahí. Murió joven, pero fue muy conocido en la Italia de su tiempo, con una personalidad conocidísima, también en el centro de Europa en el siglo XVI y XVII. Sin embargo, su memoria se desdibujó y se perdió por completo. Quizás también se deba a que nosotros funcionamos con unas categorías en política creadas en el siglo XVIII, XIX y XX; nos movemos políticamente en teorías intelectuales creadas en esos siglos. Nos cuesta muchísimo acercarnos a mentalidades anteriores.

Y, sin embargo, usted lo hace?

-Paradójicamente, nos encontramos en Fortún a un personaje que en el siglo XVI nos habla de monarquías compuestas, identidades complejas, soberanías compartidas con obligaciones y derechos mutuos, de límites a los poderes del Estado, de vínculos universales y locales diferentes a los del reino? De pronto, redescubrimos que son de enorme actualidad en el siglo XXI y nos puede arrojar mucha luz para intentar dar respuestas a nuestros retos políticos y sociales en el siglo XXI.

Habla sobre retos del siglo XXI. La lista es larga, aunque parece que el reto climático se postula como el más urgente...

-Sin duda, el reto climático es uno de los grandes retos de la humanidad en este momento, uno de los más graves y urgentes. Pero lo más interesante es que debemos enfocar el reto climático en clave de desarrollo humano, en clave de cómo hacer un desarrollo más inclusivo para que los 7.500 millones de personas que habitamos la tierra tengamos una mayor calidad de vida y mayor reconocimiento de nuestros derechos humanos. Es el reto de la humanidad, diseñar cómo ir sacando de la pobreza a millones de personas e incorporando a toda la humanidad al ámbito del derecho a la educación, a la salud, a los derechos laborales... Ver si somos capaces de responder con ambición, ingenio, conocimiento, con ciencia, información, sacrificio, cambios de hábitos sociales y personales a este reto que es social y medioambiental al mismo tiempo.

Otra vertiente de su trayectoria profesional es la educación. ¿Es un pilar básico para el desarrollo humano?

-Es uno de los grandes retos no solo del desarrollo humano, sino de los derechos humanos. El derecho a la educación es uno de los derechos humanos. En los últimos 20 años hemos avanzado muchísimo, en acceso a la educación primaria, con cientos de millones de personas que se han incorporado a la educación, y especialmente en el acceso de las niñas a la educación. Es cierto que el acceso es un reto en el que hay que seguir incidiendo, pero también hay que avanzar en el reto de la calidad en la educación, centrada en una educación rigurosa y exigente para todos: las instituciones públicas, el profesorado y también para el alumnado. La calidad de la educación es algo que es responsabilidad de todos, también del alumnado.

Su actividad se desarrolla aquí y allende nuestras fronteras. ¿Continuará con un pie en Euskadi y otro en el mundo?

-En la lección de ingreso en la RSBAP lo comenté. La forma de fidelidad de Fortún a su tradición y a su país fue renovarla y universalizarla. Y al tiempo, su forma de participación en su modernidad renacentista y en la universalidad fue adaptarla a la historia de los suyos y de su tierra. Me gustaría seguir ese modelo: poder trabajar en el mundo como vasco y trabajar en Euskadi con una visión global. Me gusta trabajar en la incertidumbre, así que no sé dónde estaré dentro de cinco años, en algún órgano o programa de las Naciones Unidas, en la Universidad o, a lo mejor en otro lugar o sector, que quizá hoy ni conozco y ni siquiera imagino... tan solo confío en poder seguir teniendo la suerte de trabajar en proyectos interesantes y que me gustan y que crea que puedan ser de cierta utilidad para la sociedad.