Bilbao - La ampliación del Museo de Bellas Artes cuenta ya con nombres y apellidos. Norman Foster y el arquitecto vasco Luis María Uriarte serán los encargados de llevar a cabo la reestructuración de la pinacoteca bilbaina. Un proyecto que tendrá como colofón una galería ingrávida que será lo que corone los actuales edificios que conforman el Bellas Artes.

El arquitecto británico dará forma a la ampliación y reforma de la pinacoteca junto al arquitecto vasco Uriarte, que fue el responsable de la reforma y ampliación de la pinacoteca en 2002, quienes han optado finalmente por colocar una txapela al Museo, de ahí el lema propuesto para el proyecto: Agravitas. Y es que extenderán la superficie expositiva en 7.500 metros cuadrados, 2.250 en la superficie del museo y unos 5.000 de nueva construcción. De esa forma, el proyecto que se pondrá en marcha en cuanto se firme el contrato con los arquitectos, fecha que el director de museo, Miguel Zugaza, no fijó, se prolongará quince meses y medio para redactar el proyecto, y 16 meses más, para ejecutarlo.

Según apuntaron el director del Bellas Artes, Miguel Zugaza; el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria; el director de la Obra Social de BBK, Gorka Martínez, y el presidente de la Fundación BBK, Xabier Sagredo: “El proyecto es bueno para el museo porque gana espacio, crece en capacidad expositiva y ofreceremos mucho mejor servicio a la ciudadanía”. El diputado general de Bizkaia hizo hincapié en uno de los aspectos destacados por el jurado -conformado por especialistas en arquitectura, ingeniería y diseño urbano de Bilbao- que ha adjudicado la ampliación al prestigioso arquitecto: “Respeta lo existente, posibilita más suelo para aprovecharlo a futuro, es un edificio verde que respeta en cuanto a capacidades desde el punto de vista climático, y es un museo que vuelve a mirar a la ría. Es una fusión de lo local con lo internacional por quienes van a llevar a cabo ese proyecto”. Martínez y Rementeria también destacaron que además de ser beneficioso para el museo, la ampliación y reforma repercutirá positivamente tanto en la capital vizcaina como en Euskadi.

Con el proyecto que culminará a finales de 2022 o principios de 2023 hará que la pinacoteca gane más de 7.000 metros cuadrados. La nueva galería que se situará sobre los edificios que conforman actualmente la pinacoteca bilbaina contarán con una superficie de 2.000 metros cuadrados, que tendrá una altura máxima de ocho metros, con cinco en la parte central. Además, el jurado también destacó que “el sistema de construcción en seco agiliza los procesos de ejecución y permite acortar el periodo en el que el museo no podrá ofrecer la totalidad de sus salas a la visita”.

Uno de los cambios más destacados, además de la ampliación de la zona expositiva, será el cambio de entrada, que volverá a estar en la fachada que da a la Plaza Euskadi. Así, el objetivo es que el museo vuelva a mirar a la ría, uno de los requisitos del Patronato, ya que abrirá un camino para que los visitantes que acudan al Guggenheim puedan acercarse posteriormente al Bellas Artes.

Y es que la idea conductora del proceso es, según explicaron ayer, recuperar el protagonismo del edificio de 1945, restableciendo su entrada original. Por eso, sobre las instalaciones se proyectará un espacio que se sitúa sobre los edificios de 1945 y 1970, en “una única planta diáfana y flexible”. Además, la intervención convertirá la Plaza Arriaga en “el nuevo corazón del eje vertebrador del museo”.

Acceso al museo Como explicó Zugaza, “el proyecto de Foster es unir los dos halls de los edificios a través de la Plaza Arriaga, que se convierte en el hall de acogida y distribución de los visitantes. De ese modo será una planta única y no habrá esa diferencia de plantas que dificultaba la accesibilidad. Desde ahí, el visitante puede tener la opción de visitar el edificio contemporáneo o acceder a la nueva sala de exposiciones que tendrá el museo”.

Y es que según Zugaza, se conseguirá evitar la confusión que tienen ahora los visitantes de entrar por un edificio para luego visitar la parte posterior del edificio antiguo, ya que se verá “una lectura clara para el visitante de la entidad arquitectónica de las diferentes partes que conforman el museo”. Los edificios albergarán la colección permanente de la pinacoteca bilbaina, así como la Sala BBK, que se convertirá en una extensión de la misma. Por el contrario, la nueva galería de exposición será la que acogerá las exposiciones temporales del Museo de Bellas Artes.

Además, como profesa el dictamen del jurado que procedió a leer Zugaza ante los medios: “El proyecto, además de mejorar la funcionalidad y visibilidad del museo, propone extender el parque de Doña Casilda a una parte de la rotonda de la Plaza Euskadi, reordenando la circulación de vehículos y haciendo más franco el acceso de visitantes, además de vertebrar mejor los recorridos verdes de la ciudad”.

Por otro lado, según apuntó Zugaza, el proyecto ganador “deja en barbecho una parte muy importante de espacio”, como los 2.700 metros cuadrados para soterramiento que se encuentran disponibles delante de la fachada del edificio antiguo. “Es una oportunidad”, destacó.

57 candidatos Al concurso de ampliación del Museo de Bellas Artes optaron 57 candidatos, de los que fueron nombrados seis finalistas. El proyecto Agravitas, de UTE Foster Partners Ltd + LM Uriarte Arkitektura S.L.P, se impuso en la ronda definitiva a Bikoitz, de Nieto Sobejano Arquitectos S.L.P.; Zigzag, de Rafael Moneo; Botxo. de Ute Big Azab & Proskene; Efecto Mariposa, de los noruegos Ute Snohetta Osolo AS y Foraster Arquitectos, y Parke Ederren Museoa, de Ute Kazuyo Sejima, Ryue Nishizawa/Sanaa & Iñaki Aurrekoetxea. Todo los trabajaos de los finalistas se expondrán en la Sala BBK del propio museo a partir del próximo lunes hasta el 6 de octubre, de forma gratuita.