Cuarenta años después de su estreno, Alien sigue siendo una película crucial en la ciencia ficción moderna y, la criatura a la que dio vida, uno de los personajes más terroríficos de la historia del cine. Dan O’Bannon fue el que creó la historia. En 1974 había realizado junto a John Carpenter una parodia de 2001: Una Odisea del espacio, denominada Dark Star. Se trataba de una película de bajo presupuesto sobre unos astronautas que se dedicaban a destruir planetas y tenían como mascota a un extraterrestre. Una vez terminada la película, O’Bannon retomó la idea del alienígena dentro de una nave pero haciendo que esta vez el extraterrestre aterrorizase a la tripulación. Junto a Ronald Shusett desarrolló la idea con el título inicial de Star Beast, para luego bautizarlo definitivamente como Alien.

El guion acabó llegando a manos de los estudios Fox. Los productores Walter Hill y David Giler lo retocaron, pese a la oposición de O’Bannon y Shusett. A pesar de los cambios, los ejecutivos de la Fox no veían claro el proyecto y sólo les llamaba la atención la impactante escena del nacimiento del alien del pecho de uno de los tripulantes. De ahí que el proyecto acabase en un cajón pero, tras el éxito de Star Wars en 1977, la Fox decidió producir más películas sobre el espacio. Ahí llegó la oportunidad para Alien.

Fue un publicista británico de 42 años llamado Ridley Scott, que había tenido un brillante debut con la película Los duelistas, el que aceptó el proyecto. A los pocos meses escribió un minucioso story board sobre la película que gustó tanto a los ejecutivos que doblaron el presupuesto. O’Bannon no consiguió dirigir la película, pero logró formar parte del proyecto y convencer a Scott para que aceptase la participación del visionario artista suizo H. R. Giger en el film.

Giger había participado junto a O’Bannon en el fallido proyecto de adaptar la novela Dune de Frank Herbert. El artista suizo sería el creador de los fascinantes diseños de la nave alienígena y, sobre todo, del alien. Este ya había sido dibujado en una de las series de ilustraciones de Giger llamado Necromon. Scott decidió que esa sería la forma del alien. Sería Carlo Rambaldi el que construiría, según los diseños de Giger, el prototipo de alien que aparece en la película, con su impresionante cabeza y lengua retráctil. De esta colaboración saldría uno de los monstruos más conocidos del cine. Junto a los efectos especiales y a los impresionantes diseños y escenarios que caracterizan a Alien, Scott logró un gran reparto de actores. Algunos ya conocidos por entonces, como Ian Holm, John Hurt, o Harry Dean Stanton, compartieron escenario con la gran sorpresa de la película, Sigourney Weaver, quien en un principio no iba a encarnar el papel principal de la película, el de la teniente Ripley. Su personaje acaparó todo el protagonismo de la película junto al alien, convirtiéndose en una de las primeras heroínas del cine de ciencia ficción moderno.

Pero aparte de las cuestiones técnicas y el reparto, es en la trama y el suspense de la acción donde radica el gran valor cinematográfico de Alien. Lo que parecía la típica película de extraterrestres asombró con su capacidad de tocar todos los géneros. Alien no es solo una película de ciencia ficción, es también una película de terror y un thriller de misterio y suspense que no da respiro hasta el final. Un western espacial en el que se mezcla lo mejor de cada género para atrapar al espectador hasta la última escena.

Película del espacio La historia comienza como una típica película del espacio. Siete tripulantes que surcan el espacio despiertan de su letargo espacial en la nave Nostromo (alusión a la novela de aventuras de Joseph Conrad), recibiendo una misteriosa señal de un planeta lejano. Al explorar el planeta origen de la llamada, descubrirán una nave extraterrestre y uno de los personajes sufrirá el ataque de un ser que se le quedará adherido a la cara.

Tiempo después el ser abandona el rostro de Kane. Cuando parece que todo vuelve a la normalidad es cuando ocurre una de las escenas más memorables de la película. Durante la comida, el alien surgirá del abdomen del personaje de John Hurt. Al parecer, O’Bannon ideó la escena tras ver un documental sobre ciertos insectos que incubaban a las abejas y las larvas salían de estas al paso del tiempo. Aquello no le dejó dormir aquella noche, por lo que decidió trasladarlo a su historia, logrando una de las escenas más impactantes y memorables de la película.

Tras el nacimiento del alien, comienza la caza de los tripulantes. Siguiendo la estructura de Diez negritos de Agatha Christie, en la que diez invitados en una isla son asesinados uno por uno, el alien irá acabando con todos los tripulantes despiadadamente. Agazapado y oculto entre los claustrofóbicos pasillos y la amenazante maquinaria de la Nostromo, recuerda enormemente al tiburón de Spielberg, al cual casi no se le ve en toda la película, pero su presencia oculta mantiene continuamente al espectador en tensión.

Entre todos los tripulantes, será Ripley, el personaje de Sigourney Weaver, la que tome la iniciativa de la caza del monstruo y, tras la muerte de sus compañeros, quien tomará la decisión de abandonar la nave. Ella será la única superviviente junto al gato Jones, escapando en una cápsula de emergencia antes de que la Nostromo explote. En ese momento Scott vuelve a dar un nuevo giro a la película. Cuando parece que Ripley ha vencido, descubre que el alien se encuentra en la cápsula con ella.

Aquí se dará la lucha final entre Ripley y el alien, en el que la astucia de la humana logrará abrir la cápsula y expulsar al alien al espacio exterior. Este no era el final que quería Scott. Su idea era que el alien acabase con toda la tripulación y terminase con la llamada a la tierra del monstruo imitando la voz de Ripley. Al parecer algún ejecutivo de la Fox amenazó a Scott con el despido si el film terminaba así. Un final así era demasiado pesimista para el público. Scott acabó cediendo.

Tras el éxito de taquilla y crítica vendrían las secuelas. La primera, en 1986, Aliens: el regreso, dirigida por un joven James Cameron que enfrentaba a un grupo de marines del espacio contra cientos de aliens. Seis años después, David Fincher debutaba con cambios de guion y una accidentada producción. Aún hoy en día se niega a hablar sobre la película. En 1997, Jean Pierre Jeunet, aportó su estilo estético peculiar a la resurrección de Ripley. Después vendrían las dos películas junto a otro personaje insigne de la ciencia ficción, Predator. Ninguna de todas estas secuelas alcanzó el éxito de la original.

En 2012, Ridley Scott volvió a retomar el personaje con Prometheus. La película narraba la historia anterior a lo ocurrido en la cinta original de Alien. A pesar del éxito de taquilla, la cinta defraudó. Su continuación en 2017, Covenant, no llegó a grandes resultados de taquilla, por lo que la tercera película que completaría la nueva saga de Scott parece que no llegará a rodarse.

A pesar del paso del tiempo, las distintas secuelas y precuelas no han hecho más que revalorizar la cinta original. La oscura y sombría nave Nostromo de la primera película nos sigue fascinando a la vez que nos atemoriza mientras oculta al terrible monstruo que, escondido, espera el momento para abalanzarse sobre nosotros. Un reverso oscuro y pesimista de la luminosa saga Stars Wars que nos recuerda que hasta el lugar más familiar puede convertirse en una gran pesadilla. Un viaje por el miedo y el terror hacia lo desconocido, que nos recuerda el placer del escalofrío en nuestra butaca, donde, al contrario que en el espacio, sí pueden oírse nuestros gritos?