Bilbao - Ketama actuará en el Kursaal el 16 de marzo y en Euskalduna Jauregia, en Bilbao, el 30 de abril. “Casi lloramos de emoción al volver a tocar juntos”, explica Josemi a DEIA.

¿Por qué se fueron y cúal es la razón del regreso 14 años después?

-Lo dejamos porque teníamos inquietudes musicales diferentes y también por la convivencia. Fueron muchos años juntos y casi 20 discos. Estábamos algo colapsados a nivel creativo y optamos por tirar cada uno por su lado. Y hemos vuelto a raíz de lo que le pasó a mi primo Antonio.

¿Su enfermedad?

-Exacto. Nos dimos cuenta de los años que habían pasado y de que las fechas y circunstancias se daban para volver. Estamos contentos y con energía.

Dicen juntarse porque quieren y que están ‘lokos’ de ganas.

-Claro. Ya estamos en el estudio tocando y la primera vez acabamos casi llorando de emoción. Sentimos la necesidad de estar juntos y apetecía como personas; y también como músicos.

Hicieron famoso el estribillo “no estamos ‘lokos’, que sabemos lo que queremos...”. ¿Lo suscriben?

-Creo que sabemos más que nunca lo que queremos. Estamos con mayor calma y tomándonos las cosas de otra manera, aunque creo que un poco de locura hace falta en la vida.

Cada uno ha trabajado en múltiples proyectos, pero ¿la sombra de Ketama era demasiado alargada?

-En mi caso no me ha mediatizado en mi carrera. Creo que a ninguno, todos nuestros trabajos están alejados de su sonido y se han volcado en la investigación. Del pop al flamenco, en el caso de Antonio, el jazz en el mío con Javier Colina o en la Generación del 27, en el caso de mi hermano Juan.

También hicieron célebre el disco ‘Y es ke me han ‘kambiao’ los tiempos’. Toda una realidad desde su disolución. Vendieron un millón de ejemplares de un disco y ahora se es Disco de Oro con 20.000 copias.

-Las cosas han cambiado mucho y hay otra generación... Pensamos ir con calma, pero nos sorprendió gratamente que nuestras canciones perviven y se mantienen en la memoria. De hecho, hay padres que nos dicen que llevarán a sus hijos a los conciertos. Queremos acercar nuestras canciones a la gente joven porque la música es atemporal. Emociona o no, y creo que la nuestra ha envejecido bien.

Creo que van a reeditar, remasterizado, su exitoso ‘De akí a Ketama’. ¿Hay planes de cerrar el círculo con canciones nuevas?

-Sale con cuatro temas añadidos: dos versiones de la canción homónima, con Jorge Drexler y Pablo Alborán, y otro par nuevas, una de Rubén Rada y la otra es Ángel caído, de Antonio Vega. Y sobre el futuro, como dice Juan, que es como nuestro Simeone, vamos “partido a partido” (risas).

Primero la gira ¿no?

-Eso es. Era de 14 conciertos y se ha ampliado ya al verano. Iremos a Cuba, incluso. Si va bien, algo puede pasar. A ver si es así, porque nos apetece.

¿Veremos a los Ketama de siempre?

-Vamos a ser muy fieles a nuestra música para que sea un recuerdo a lo hecho, con algunas revisiones. Y con un banda impresionante, ya que seremos 12 músicos en escena. Y sonarán los temas obligados, algunos menos conocidos y otros en un espacio más profundo y recogido.

¿Pueden gustar al fan de Rosalía?

-Creo que sí. La música es respeto y libertad, y Rosalía hace cosas muy interesantes. Es verdad que tiene otras vivencias y que no es una flamenca como Estrella Morente o Niña Pastori, pero es una artista muy grande. Lo que está haciendo es muy bueno para la música y el flamenco. Yo no soy racista con la música.

Recuerdo cuando defendían la fusión frente a los ‘flamenkólicos’.

-(Risas). Todas las músicas son resultado de la fusión, y el flamenco, la primera. Una cosa es la pureza y otra, la ortodoxia. A mí me encanta el flamenco ortodoxo, pero hay mucha gente que no canta igual que Mairena y que hace lo que le sale del corazón. Ahí estaba Enrique Morente, cuyo conocimiento de los palos era innegable, pero se atrevía con otras cosas. Era un rompedor desde la profundidad, un espejo.