El orgullo de ser agote (Editorial Erein) viene a resumir mil años de historia del pueblo agote. Mil años de misterios de un colectivo humano cuyos orígenes no se pueden concretar fehacientemente y que vivía en pequeñas comunidades dispersas a uno y otro lado de los Pirineos. Mil años en los que el desprecio y la discriminación crearon un imaginario popular hasta el punto de considerarlos malditos. Sin embargo, los agotes lucharon con valor, convicción y tesón por su reconocimiento y la paridad respecto a los congéneres de su entorno. “Un pueblo que merece ser restituido a un lugar importante de nuestra historia”, subrayan a DEIA Legarreta y Santxotena. Autoridades de máximo nivel del siglo XVI, como el Papa León X y el Emperador Carlos V, se ocuparon de ellos en momentos políticos delicados de las relaciones internacionales entre Francia y España, con el consiguiente olvido posterior. Durante siglos han despertado el interés de personalidades históricas de diversos ámbitos, tales como Martín de Vizcay (1621), Arnauld Oihenart (1638), Pedro de Ursúa y Arizmendi (1675), Miguel de Lardizabal y Uribe (1786) o Francisque Michel (1846), entre otros muchos. El orgullo de ser agotes proporciona documentación de forma exhaustiva, y desde una visión académica pero también emocional, “para ayudar a entender quiénes eran los agotes y el universo que les rodeaba”. La obra es novedosa y futurista; por eso, algunas de las hipótesis que plantea seguramente servirá como leitmotiv de nuevas investigaciones.

¿Por qué ‘El orgullo de ser agote’?

-Porque los dos autores -apunta Josu Legarreta- nos sentimos descendientes de los agotes y sentimos el orgullo de pertenecer a ese colectivo; este sentimiento es un signo de identidad. Xabier, históricamente ha dicho y ha demostrado que es descendiente de agotes, y yo me siento también un poco agote no solo por ser coautor de la publicación, sino porque incluso en las sentencias contra ellos me encuentro con que Martín de Legarreta, por ejemplo, fue juzgado en Pau en el siglo XVII precisamente por ser agote. Tengo una identificación afectiva a través de mi apellido. Por todo ello iniciamos la investigación que ha concluido en el libro.’

¿Cómo y de quién fue la idea?

-Xabier y yo nos conocemos desde 1986 y nuestra preocupación es doble; por un lado, la defensa de la cultura vasca, y por otro, su difusión a nivel internacional. Cuando era director de Relaciones con los Centros Vascos y Cooperación al Desarrollo del Gobierno vasco hicimos con Xabier un proyecto en favor de los derechos humanos instalando una de sus esculturas en la plaza Gernika de Bogotá. A partir de ahí estrechamos nuestra amistad y en todas las conversaciones, en las que participaba también su esposa la artista Teresa Lafruaga, siempre salía a relucir la historia de los agotes. Ese fue el germen del libro sobre este colectivo discriminado tanto socialmente como dentro de la historiografía de Nafarroa e Iparralde.

Y decidieron elaborar el proyecto

-Sí. Inicialmente nuestro objetivo se iba a centrar en difundir la historia de los agotes. Sin embargo, al adentrarnos en los archivos de Gipuzkoa e Iparralde nos topamos con miles de páginas de sentencias, lo cual nos obligó a hacer una investigación más en profundidad.

Dos años de investigación para un relevante volumen documental.

-Exacto, porque la publicación es una recopilación no solo de nuestras ideas sobre la historia de este pueblo denigrado a lo largo de la historia, sino también recoge una documentación que hasta ahora no aparece en ningún otro libro. Es la obra más completa sobre la historia de los agotes, desde la Edad Media, pero, principalmente, a partir del siglo XVI.

¿A quién va dirigido?

-Los artistas Xabier Santxotena y Teresa Lafruaga tienen su parque-museo en Nafarroa, en pleno centro del Valle del Baztán, en Arizkun, en el barrio Bozate, y en Artziniega donde se ubica su pinacoteca-taller. A Xabier, como agote declarado, le visitan estudiantes, turistas, profesores de distintos países de la UE, de Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia... Todo el mundo le pregunta por la historia de sus antepasados. En esta línea, el libro va dirigido al lector interesado en la historia de los agotes, pero también a los investigadores y principalmente al mundo universitario porque contiene la mayor recopilación de documentos, pero con una gran ventaja.

¿Qué ventaja?

-Nosotros además de analizar y citar todo lo que han escrito otros autores sobre los agotes lo que hacemos es poner las páginas web donde están esos libros y los documentos analizados. El lector que adquiera El orgullo de ser agote podrá mediante las direcciones de páginas web que les aportamos acceder a cien libros más. Es una obra original por el contenido que ofrece en sus páginas y por las orientaciones y webs que ponemos para que puedan acudir a ellas. Así, los investigadores jóvenes no tendrán que invertir los 24 meses que nos ha llevado la recopilación de los datos.

La historia siempre ha tratado mal a los agotes ¿Por ignorancia?

-Arnauld Oihenart en el siglo XVII decía que era por ignorancia. Juan Bautista Zamácola en el siglo XIX analizando su historia los definió como los más industriosos, los más trabajadores y los más inteligentes. Sin embargo, se ha creado un imaginario popular negativo y los autores que hasta ahora han publicado obras de agotes, en la mayoría de los casos, han potenciado el lado morboso.

¿Por ejemplo?

-Se refieren a ellos como leprosos afirmando que el hombre que se casa con una mujer agote será impotente toda la vida. Este tipo de referencias convirtieron la palabra agote en un insulto. Ello generó toda una imagen negativa de este colectivo cuando la realidad es distinta. En los documentos se constata que son grandes trabajadores, buenos artesanos trabajando la madera, la piedra; son estupendos tejedores pero el pensamiento social era muy negativo.

¿Fantasías en el imaginario popular que son del todo falsas?

-Sí. Papas como León X o el emperador Carlos V, o el Rey Sol de Francia, en momentos políticos determinados donde había problemas entre España y Francia, se posicionaron a favor de los agotes. Esto significa que si las máximas autoridades del mundo se preocuparon por ellos fue porque eran un colectivo importante, aunque en las mentes populares no calara su cuantificación.

¿Desde cuándo ese desprecio histórico?

-Desde el año 1000 que es cuando se descubrió el primer documento de los agotes. Luego se daba una contradicción entre lo que el pueblo creía de ellos y la realidad de los hechos. La gente al hablar del colectivo los circunscribía a Bozate, Nafarroa. Sin embargo, en las investigaciones observamos que van desde Ocitania hasta Huesca; además, en el territorio guipuzcoano hemos encontrado miles de páginas de sentencias contra ellos. También destacamos la escasa investigación realizada en torno a los movimientos migratorios. En Gipuzkoa descubrimos el posicionamiento de las Juntas Generales que dictaminaron la expulsión de los agotes, de los turcos, los moros, los judíos y los gitanos. Pero el imaginario popular ha olvidado al resto y se insiste en que los agotes fueron expulsados; como si hubieran sido los únicos.

¿Es una reversión de la realidad?

-Sí. Es como si a fuerza de repetir una mentira ésta se convirtiera en realidad. Esto es lo que ha sucedido con los agotes.

¿Los agotes podrían ser como ahora los migrantes, los gitanos... los auténticos apestados sociales?

-Sí. Malditos, apestados, leprosos... cuando la realidad es que los agotes formaban parte de un movimiento migratorio de pueblos que procedían de Europa, de Francia debido a unas guerras en la Edad Media; un colectivo humano que se instaló en Nafarroa, con el régimen de aquella época; con una Iglesia dominada por los jauntxos; en los documentos estudiados se habla de la moral de los agotes, de la sexualidad que practicaban; nosotros en el libro hemos analizado cada hecho histórico y lo hemos contrastado con la realidad. También se ha estudiado el poder que tenían los Monasterios en Nafarroa y el de sus párrocos

Párrocos que eran nombrados por el jauntxo local.

-Sí. Los párrocos los designaba el jauntxo en lugar del obispo. En esa época el todopoderoso jauntxo los elegía entre alguno de conciudadanos que, como el resto, era analfabeto. Solo con saber rezar el credo, el padrenuestro y cuatro cosas más les nombraba sacerdotes. Estos, a su vez, hacían gala de vivir con las barraganas, con sus queridas. Hasta que llego un momento en el cual el rey Carlos II en el siglo XIV les dice: señores o ustedes pagan impuestos o les quito las barraganas que tienen en casa. Desde nuestra perspectiva moral actual, en ese estado de amoralidad en el que vivía el clero, el tratamiento que se les daba a los agotes en las iglesias era totalmente lógico, aunque no podamos éticamente aceptarlo. La falta de formación, la indignidad del clero hacia que los agotes fueran pisoteados.

Las pugnas del alcalde por ocupar los puestos en las iglesias también les perjudicó.

-Viendo socialmente lo que ocurría en las Iglesias y las pugnas porque el alcalde ocupara los sitios preferidos se observa el rechazo al que se les sometía a los agotes. Con el pensamiento de la época, se les arrinconaba a los puestos más extremos, debajo del coro de las iglesias e incluso, como eran considerados leprosos, no podían entrar por la puerta principal por la que habitualmente acudían al centro el resto de sus conciudadanos; eran considerados de otra categoría inferior.

¿Se ha hecho justicia con ellos?

-En la evolución del concepto de poder y de la democracia ha habido un evolución. A partir de la Ley de 1817, que es cuando se aprueba en las cortes de Nafarroa la norma de Igualdad, legalmente son considerados como los demás ciudadanos. Pero una cosa es la legalidad y otra la práctica. En el día a día no fue así. De tal modo que todavía hay gentes muy acomplejadas que no quieren que se les llame agotes. La repercusión social que ha tenido el insulto agote afecta incluso hasta los tiempos actuales; la culpa de ello tal vez la tienen el tipo de publicaciones que han hecho hasta ahora algunos autores que solo se han fijado en asuntos morbosos.

¿Qué autores?

- Por ejemplo, Pío Baroja que tiene un articulo sobre los agotes donde dice barbaridades de ellos. ¿Cuáles? Que eran de raza distinta a los vascos. No sé cuál era el concepto que tenía Baroja sobre las razas para diferenciarlas. En otros momento apunta que los agotes fueron perseguidos por los vascos.

¿Y no fue así?

-En el siglo XVIII, los agotes en Gipuzkoa con las normativas de las Juntas Generales, que eran muy estrictas sobre todos los colectivos con el tema de la defensa de la hidalguía, de la pureza de sangre, lo tuvieron muy difícil como otros colectivos que no eran guipuzcoanos puros. No obstante, de ahí a decir que los vascos persiguieron a los agotes va un trecho. Sí se puede señalar que las Juntas Generales tuvieron unas normativas duras, pero no solo con ellos, también para los moros, los gitanos, e incluso los cónsules o representantes empresariales que en el siglo XVIII se acercaban a Gipuzkoa a hacer negocio. Pío Baroja, con una inconsciencia. o simplemente porque era un escritor de novelas, hace unas afirmaciones falsas sobre la persecución del colectivo por los vascos que, lógicamente, nosotros rebatimos con datos históricos.

¿Los agotes a qué pueblo maldito podrían ser comparable?

-En España ha habido muchos pueblos malditos. Por ejemplo, los vaqueiros de alzada, un grupo étnico situado en Asturias, los chuetar, etcétera.