BILBAO. Thater (San Francisco, 1962), pionera de este arte y en la aplicación de las nuevas tecnologías a la imagen en movimiento, ha presentado hoy en Bilbao las tres piezas que componen esta obra, realizadas en Kenia entre 2016 y 2017.
La obra responde a la preocupación de la artista norteamericana por la extinción de las especies salvajes y de los paisajes por efecto de la actividad humana que ya ha estado presentes en otras piezas anteriores de la autora, ha explicado en su comparecencia ante los medios.
En la primera de las piezas, la que recibe al espectador en la antesala del espacio que acoge las dos obras principales, titulada "Tiempo comprimido", la artista californiana retrata la actividad de un grupo de animales en su frágil hábitat de las colinas de Chyulu.
La pieza recuerda al espectador los cuadros del artista abstracto holandés, Cornelio Mondrián, célebre por representar sus obras de estilo "collage" con rectángulos y cuadrados de distintos colores intensos dispuestos en vertical y horizontal en el lienzo.
La vídeoartista, muy influida por este movimiento pictórico y otros de la historia del arte, según ha confesado hoy, presenta una pantalla de tipo mural, al igual que un cuadro, dividida en cuadrados y rectángulos de distintos colores sobre los que se proyectan las imágenes de los animales africanos.
Las dos piezas principales de la obra, la titulada "Tan radical como la realidad", sacado de una cita del líder de la revolución bolchevique Vladimir Lenin, y "Un mundo a la fuga", que da título a toda la videoinstalación, presentan al espectador momentos de la vida cotidiana de dos especies en peligro de extinción por la acción humana, los elefantes y los rinocerontes.
La primera retrata la vida de "Sudán", el último macho de rinoceronte blanco que quedaba en Kenia y que murió en marzo de este año con lo que su especie se ha extinguido en dicho país africano, en el recinto donde vivía permanente vigilado por soldados para evitar su captura por el valor de su cuerno y su piel.
"Un mundo a la fuga" presenta a un pequeño grupo de elefantes en un abrevadero artificial construido por el hombre a los pies del emblemático monte Kilimanjaro; ambas piezas fueron rodadas durante el atardecer con el objetivo, según ha revelado hoy su autora, de subrayar el declinar de estas especies.
Los tres vídeos carecen de sonido para evitar que ello distraiga la atención del espectador y le ayude a concentrarse en la reflexión sobre las consecuencias de la acción humana en la vida salvaje del planeta, ha mantenido Diana Thater.
La autora ha considerado que "los animales son nuestro otro yo; observándolos y experimentando con ellos, podemos aprender de su comportamiento, y eso es lo que yo intento con esta obra".
El comisario de la vídeoinstalación, el especialista del centro bilbaíno Manuel Cirauqui, ha destacado también la tenue iluminación que se ha realizado en la sala que acoge las proyecciones, que remite al espectador al atardecer con el objetivo de subrayar "el clima de luz" de las piezas y la ausencia de sonido de las mismas.
La vídeoinstalación, tercera de la Sala Fim&Vídeo del Museo Guggenheim Bilbao este año, permanecerá hasta el próximo 18 de marzo.