Donostia - El escritor y profesor Patxi Ezkiaga (Legorreta, 1943) falleció ayer a los 74 años de edad después de pasar varios días hospitalizado. Ezkiaga, hermano de La Salle, estudió literatura en las universidades de Oxford y Cambridge, investigó en el campo de la glotodidáctica -el estudio sobre los idiomas- y ganó premios literarios como el Felipe Arrese Beitia (1984), Lizardi (1985 y 1987), el de la Crítica (1988 y 1997), Julene Azpeitia (1990), Jon Mirande (1991 y 1995), y Augustin Zubikarai (1998 y 1999), según la Enciclopedia Auñamendi.
Si bien también abordó la prosa, destacó por la lírica. Entre sus poemarios figuran Beldur naiz (1985), Armaggedon (1986), Gernika (1987), Zauriaren salmoak (1997), Udazkenerako hamar kanta (1999), Mahats-garian (2004), Oteiza profetaren 14 hitz (2012) y Ez izan beldur... (2013).
Precisamente, con motivo de la publicación del poemario dedicado a Jorge Oteiza, ofreció una entrevista al diario Noticias de Gipuzkoa en 2012 y afirmó que “existe un espacio virgen” que hay que “reconquistar poco a poco”, un lugar que él buscaba a través de sus “poemas y de la relectura de los profetas”.
También abordó el género del cuento, con cerca de una decena de libros publicados. Asimismo, la Universidad Pública del País Vasco (UPV/EHU) publicó en 1994 una amplia antología de su obra, incluyendo traducciones al castellano, titulada Haize hurbila-Viento cercano.
La mis funeral se celebrará el próximo lunes en La Salle de Irun a las 18.00 horas. Asimismo, se puede velar el cuerpo en el mismo lugar desde ayer por la tarde hasta hoy a las 10.40 horas, según informó el Ayuntamiento de Legorreta.
Fue en ese mismo ayuntamiento quien en marzo de 2017 organizó la presentación del libro Urrutiko lur hauek. Estas tierras lejanas, poemario bilingüe del escritor y poeta. El acto se desarrolló en el Teatro del pueblo y se realizó un homenaje al ayer fallecido donde diez personas leyeron sucesivamente poemas del libro que presentaba Ezkiaga. Allí, el escritor comentó que, en los poemas recién publicados, además de sus alusiones a la villa natal ofrece una lectura del mundo, de la vida, de la muerte, de la esperanza, de los momentos buenos y problemáticos, de la música, del amor, de la juventud... - DEIA/Efe