Homenaje al ‘Guernica’ sin el ‘Guernica’
El museo parisino de Picasso realiza, en colaboración con el Reina Sofía, una gran exposición sobre el cuadro con bocetos y fotografías de Dora Maar
PARÍS homenajea al Guernica de Picasso... pero sin el Guernica. El Museo Picasso de la capital francesa, en colaboración con el Centro de Arte Reina Sofía, dedica una exposición a la génesis y periplo del lienzo, sin duda, la obra más emblemática del siglo XX convertida en un icono mundial de la paz. La muestra recorre en doce salas todos los aspectos de la imponente obra, encargada para el Pabellón de la República en la Exposición Internacional de París celebrada en 1937.
“En esta muestra se ve el proceso creativo, como fue recibido, su relación con el arte contemporáneo y la génesis extraordinaria gracias a un conjunto excepcional de piezas”, resaltó a la prensa francesa el director del Museo Picasso, Laurent Le Bon.
Pero los periódicos franceses también lamentan que la exposición dedicada al Guernica no exhiba el cuadro. Los visitantes al museo pueden ver una reproducción prácticamente a escala del cuadro, los bocetos y el registro fotográfico realizado por su amante y compañera, Dora Maar. “Es el gran desafío de este proyecto, hablar del Guernica sin exponerlo”, reconoció Laurent Le Bon. La explicación oficial es que el cuadro se encuentra en un estado frágil para viajar.
Una petición que Euskadi lleva realizando durante décadas. La historia de este lienzo es también la de una histórica aspiración y reivindicación de los vascos, que ven en el cuadro de Picasso la denuncia contra la barbarie cometida en Gernika y la exaltación de las libertades democráticas. Incluso cuando el Guggenheim Bilbao abrió sus puertas hace ahora 20 años, su director general, Juan Ignacio Vidarte, cursó una petición para que la obra fuera trasladada con carácter temporal para la inauguración del museo. Pero las autoridades museísticas y políticas siempre se han parapetado en los sucesivos informes técnicos realizados sobre el estado de conservación de la obra de Picasso para negar tal posibilidad. El Guernica es visitado anualmente por más de dos millones de personas en el Reina Sofía.
El lienzo llegó a Madrid en 1981 enrollado y embalado en una inmensa caja de madera en el interior de un Boeing 747 privado de Iberia procedente de Nueva York. La obra había estado expuesta durante años en el Museo de Arte Contemporáneo (MoMA) de Nueva York por expreso deseo del pintor malagueño, que no quería que se mostrara en el Estado español hasta que muriera Franco.
El Guernica volvió a Madrid en 1981 y se instaló primero en el Casón del Buen Retiro, perteneciente al Museo del Prado, para en 1992 ser trasladado al Reina Sofía de Madrid.
testigo de excepción El genial artista malagueño vomitó en su obra todo el horror que le inspiró la brutalidad cometida en Gernika. Las imágenes del bombardeo de la villa vasca por la Legión Cóndor nazi estremecieron a Picasso, lo que le llevó a ejecutar en poco más de un mes este gigantesco cuadro de tres metros y medio por ocho metros en su taller en la Rue des Grands-Augustins.
El 1 de mayo, Picasso se encerró en su estudio, se levantaba por las noches a pintar, iluminándose con velas y poseído de una febril creatividad, que le llevó a terminar su obra en 35 días. Junto a él, hubo una testigo de excepción, su entonces amante y compañera, la artista surrealista Dora Maar.
En el cuadro del Guernica aparecen cuatro mujeres con la boca abierta por un grito de terror. Las cuatro mujeres son la misma, Dora Maar, la compañera de Picasso en aquel tiempo.
Por suerte, a Dora se le ocurrió hacer un gran reportaje fotográfico mientras Picasso pintaba. Ella no solo fue protagonista, modelo y musa, sino que también levantó acta con su cámara fotográfica del proceso de creación de este lienzo e incluso dicen que le ayudó a pintar varias rayas del caballo.
Un documento fotográfico que se puede ver en la exposición que ahora se presenta en París, y que estará abierta al público hasta el 29 de julio, junto con varios bocetos realizados por Picasso. A falta del original, se exponen representaciones en tamaño real de la pieza, realizadas por artistas contemporáneos como Damien Deroubaix, un artista francés que descubrió el Guernica en 1991 cuando era niño. Hay también un Guernica del colectivo británico Art and Language, un grupo de conceptual de los años 70; otro del estadounidense Robert Longo, un dibujo al carboncillo que coloca al Guernica tras unos gruesos barrotes.
París ha decidido centrarse en el contexto político del cuadro, un aspecto que quedó al margen del homenaje que le dedicó el Museo Reina Sofía de Madrid en 2017, en el marco del 80 aniversario. La exposición reivindica además el potente impacto que el Guernica ha tenido y sigue teniendo en la historia del arte 81 años después de su creación.
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