Anadie le extraña ver mujeres en las orquestas, pero todavía resulta inusual que sean ellas las que lleven la batuta. Todavía en 2017, las que llevan la batuta en orquestas importantes han sido noticia por ser la primera mujer en ocupar un puesto de directora. En Euskadi, al menos hay dos directoras de orquesta: la zornotzarra Ana Uriarte, que conduce la BIOS Orkestra, formada con músicos procedentes, principalmente, de Bizkaia, y la alavesa Inma Shara.

La escasez de mujeres directoras se debe al “machismo” que arrastra este puesto “de liderazgo” dentro de la música clásica, según coinciden en señalar músicos y otros profesionales de este sector. “No hay ninguna razón física ni mental para que una mujer no pueda dirigir”, argumenta Patrick Alfaya (Madrid, 1971), director de la Quincena Musical de Donostia, que considera que la desproporción en el número de mujeres en el campo de la dirección de orquesta es un problema de “machismo cien por cien”.

Apunta, además, que la edición actual del festival que él dirige es la primera en 78 años en la que aparece una directora de orquesta en el programa. Concretamente, la elegida fue Yi-Chen Lin, una joven directora de 32 años que llevó a escena la semana pasada Las bodas de Fígaro. Yi-Chen Lin se pone al frente de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, formación que desde su creación en 1982 no ha faltado a ninguna cita de la Quincena Musical, y del Coro Mixto Easo.

“Y te puedo asegurar que mis antecesores no eran misóginos. Lo único es que a las mujeres no se les ha dado la oportunidad en un mundo machista, porque ese liderazgo se interpretaba que tenía que ser masculino”, afirma Alfaya.

Con él coincide Alfonso Aijón (Madrid, 1931), fundador de Ibermúsica - la principal promotora de música clásica del Estado-, quien lo califica de “un problema de género” y de “una resistencia” que se arrastra del pasado, como sucedió con otras profesiones.

En esta misma línea se expresa David Fernández Caravaca, un cordobés que terminó recientemente sus estudios de viola en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y que ahora, con 22 años, estudia dirección de orquesta: “Es una realidad que el mundo de la dirección se encuentra a años luz de lo que debería en cuanto a igualdad de género”. “En mis clases y cursos de dirección he coincidido con alumnas directoras, pero en una proporción de una de cada diez con respecto a los hombres”, sostiene el joven.

Además, el músico considera que “la figura del director de orquesta está muy estereotipada” y que eso influye en que “las mujeres lo tengan realmente difícil a la hora de penetrar en un competitivísimo mundo que actualmente es eminentemente masculino”.

Lara Diloy (Madrid, 1986), directora titular de la Orquesta Madrid Sinfónica, recuerda que cuando empezó a estudiar dirección hace una década también sentía que las chicas eran “casos aislados”. “Si éramos un grupo de diez, por así decirlo, éramos dos chicas”, subraya.

En este momento, después de haber trabajado un tiempo como profesora en el Conservatorio Superior de Málaga, percibe que “ha crecido un poco el porcentaje”, pero añade otro dato que evidencia que la desproporción no solo está en las aulas: “Dentro de la Asociación Española de Directores de Orquesta, de la cual soy miembro de la junta directiva, tenemos asociadas a casi un 20% de mujeres”.

Sostiene que esa desproporción puede deberse a que el de director de orquesta es “un puesto de liderazgo” y que, por tanto, la incorporación de la mujer “va más tardía”. Pero puntualiza que ella no ha notado nunca una “diferenciación” en el trato ni dentro de la profesión ni por parte del público.

“Muchas veces la gente viene a darte la enhorabuena por el concierto y muchos te dicen: Jo, qué ilusión ver a una chica que dirige’”, relata.

Con esa idea “optimista” es con la que prefiere quedarse Diloy, que anteriormente dirigió otras formaciones orquestales y que también es fundadora de la Barbieri Symphony Orchestra. En su opinión, las directoras hoy en día se están “abriendo camino” y tienen cada vez “más hueco para poder dirigir y que sea más visible lo que hacen”.

“Yo no he hablado con ningún director que me hayan dicho que las mujeres no deban dirigir; es un problema que tiene que ver con la dinámica de este mundo”, recalca Alfaya, quien también coincide con el resto en que, aunque el camino debiera ser “más rápido”, el balance actual “es positivo”.

Lo demuestran algunas mujeres que todos ponen de ejemplo: Marin Alsop (Orquesta Sinfónica de Baltimore), Mirga Grazinyte-Tyla (Orquesta de Birmingham) o Alondra de la Parra (Orquesta Filarmónica de las Américas), entre otras que también ejercen la titularidad de importantes orquestas alrededor del mundo.

“Las mujeres han empezado a ocupar los atriles en las orquestas y ahora ha llegado el turno de que ocupen también el podium”, sostiene el responsable de Ibermúsica, que opina que, “por suerte”, las directoras están consiguiendo “el lugar que merecen”.

“Ojalá dentro de veinte años vayas a ver un concierto y no te llame la atención que el director sea un chico o una chica, como no es llamativo hoy que dentro de la orquesta haya una violinista”, insiste Diloy, que también espera que muy pronto “no sea noticia que le den la titularidad a una mujer solo por el hecho de serlo”.