Muere Jeanne Moreau, musa y gran dama del cine europeo
LA ACTRIZ, CANTANTE E IMAGEN DE LA NOUVELLE VAGUE DEJA MÁS DE CIEN PELÍCULAS. | Contaba con numerosos premios, entre ellos el de donostia y el de zinebi
bilbao - Actriz, musa, cantante y directora. Más de siete décadas de carrera cinematográfica hicieron de Jeanne Moreau un mito no solo del cine francés, sino también del cine europeo. Su empleada de la limpieza se la encontraba ayer sin vida en la casa en la que vivió en las últimas décadas, en la calle Faubourg-Honoré, en el céntrico distrito ocho de París. Su voz grave y seductora se apagó a las 89 años de edad.
Moreau llegó a ser definida por el director Orson Welles como “la mejor actriz del mundo” después de hacer historia al constituirse en 2001 como la primera mujer académica de las Bellas Artes en toda la historia del país. Fue una abanderada de la lucha a favor de la igualdad de la mujer y la única actriz que presidió el Festival de Cannes nada menos que en dos ocasiones.
La actriz y cantante contaba con una amplia trayectoria profesional y una personalidad carismática, que escandalizó en la Francia puritana. François Truffaut la llevó a la fama con la película Jules et Jim, la historia de un triángulo amoroso trágico donde ella cantaba Le Tourbillon (el torbellino de la vida).
En los comienzos de su carrera, marcada por el hecho de haber sido una de las musas de la nouvelle vague, trabajó además de con Truffaut con directores icónicos de la historia del cine como Louis Malle, Michelangelo Antonioni, Elia Kazan, Wim Wenders o Luis Buñuel.
personalidad rebelde Hija de un francés que regentaba una fábrica de cervezas y de una actriz y bailarina de origen británico, Jeanne Moreau nació en París en 1928 y desarrolló a una edad temprana una gran pasión por el teatro. Por eso decidió formarse en la Comedia Francesa, una acción que desaprobó su padre y le costó que la echara de casa. Esa personalidad rebelde y una sensualidad fuera de lo común hicieron que pronto se convirtiera en un símbolo de Francia.
Jeanne era ante todo una mujer bella, inteligente, seductora, con una voz y una personalidad fuera de lo común que hicieron de ella una actriz polifacética. Supo escaparse de las categorías donde se la quiso encasillar demasiado rápido -la seductora frívola, la mujer fatal- para abrazar otros géneros y otros registros. Una mujer ardiente de izquierdas, siempre rebelde ante el orden establecido y ante la rutina, como la recordaba ayer el presidente francés, Emmanuel Macron.
Moreau, para quien el cine no era una carrera, “sino una vida”, puso su talento a las órdenes de Malle (Los amantes, 1958), Antonioni (La noche, 1962); Luis Buñuel (Diario de una camarera, 1964) o Elia Kazan (El último magnate, 1976).
A nivel internacional estuvo considerada durante mucho tiempo la actriz francesa más popular, junto con otro icono galo, Brigitte Bardot. Fue el cineasta estadounidense Orson Welles, que la dirigió en El proceso, en 1962, quien la animó a ponerse detrás de la cámara, donde firmó Lumière, en 1976, L’Adolescente, en 1979, y el documental Lillian Gish, en 1983.
Sus estanterías estaban repletas de premios. El León de Oro de Venecia a toda su carrera en 1992, el Oscar de honor en 1998, el Premio Cinematográfico Europeo del Festival de Berlín y el Premio Donostia en 1997 dan cuenta de su prestigio como actriz.
Un talento recompensado igualmente con el César a la mejor interpretación en 1992 por La vieja que caminaba por el mar, de Laurent Heynemann, un César de Honor en 1995, el Súper César de Honor en 2008 y el Bafta por su actuación en Viva Maria! que también estaba protagonizada por otro icono galo, Brigitte Bardot.
Distinciones a las que se suman el Mikeldi de Oro en el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, Zinebi, la Orden francesa de las Artes y las Letras o la Orden Nacional de la Legión de Honor, entre otros.
La intérprete, cuya voz estará siempre unida Le Tourbillon, que cantó en Jules et Jim, y con la que Vanessa Paradis la homenajeó en Cannes en 1995, contribuyó además a apoyar a los jóvenes cineastas europeos como presidenta de la asociación Equinoxe.
vida sentimental Moreau se casó en 1949 con el cineasta francés Jean-Louis Richard, con quien tuvo a su único hijo, Jérôme, y del que se divorció un año después, y tras una breve unión con Teodore Rubanis se volvió a casar en 1977 con el también director William Friedkin.
Su vida sentimental estuvo protagonizada además por numerosas relaciones, entre las que destacan la que mantuvo con Malle o con el diseñador Pierre Cardin, con el que tuvo una relación de cinco años, que ambos describieron como “amor verdadero” a pesar de que nunca se casaron. “He seducido a muchos hombres. Siempre me incliné por hombres con talento. No tuve amantes por tenerlos”, llegó a decir la intérprete.
Cuando recogió el Premio Donostia en 1998 con un año de retraso por culpa de un accidente, aseguró que su belleza residía en su curiosidad por la vida. Y ella, nunca la perdió. Jeanne Moreau siguió en activo casi hasta el final de sus días. En televisión, su rostro se pudo ver en cinco episodios de ER, donde encarnó a una astrofísica, o en la miniserie Los miserables. Entre sus últimos trabajos, se encuentra Más allá de las nubes, con el que volvía a colaborar con Antonioni. En 2012 triunfaba en las carteleras francesas como protagonista, en el papel de anciana irritable en Una dama en París. Rodó su última película de cine en 2015, una comedia francesa llamada Le talent de mes amis.
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