BILBAO. Editado en el sello Chucherias de Arte ediciones, es una auténtica golosina. El libro contiene instrucciones para que el lector las pueda usar en su vida diaria. Según explica el autor, "son lecciones ilustradas a modo de placebos filosóficos para usar la intuición y a veces la razón. Para ir donde el entendimiento no alcanza y descubrir lo que esta tras la apariencia. Somos engañados por la apariencia de la verdad y la finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no a copiar su apariencia. Debemos evitar mirar donde mira todo el mundo, para no crear un mundo sin criterio que es lo que está sucediendo".
En opinión de Alberto Palomera, vivimos en un mundo franquiziado donde todo se copia y todo parece igual: "En los viajes al otro lado del mundo casi nada te sorprende porque te encuentras con las mismas cosas que hay en tu barrio. Para eso está el arte, para hacer reflexionar al hombre a través de la estética".
Este pequeño libro de Epipatafísica es una “Golosina” que, con sus instrucciones de uso, trata de despertar el lado adormecido de cada persona, que aumenta sin ser percibido y nos lleva "a una hibernación y atolondramiento perpetuo". Para el autor, "no se trata de buscar culpables, sino de “darse cuenta” de que ésta sociedad nos quiere dóciles y que no nos cuestionemos nada. Por eso se encarga de decirnos lo felices que somos, ya que nos lo dan todo hecho y bien cocinado, para digerirlo al instante sin haberlo disfrutado aunque parezca que sí. Estamos en la sociedad del simulacro y la desnaturalización extrema, de libertades encubiertas, de bienestar y de ansiedades por el tiempo perdido".
Para eso emerge la EpiPatafísica, para "fortalecer las libertades que se encuentran en el gen del ser humano desde el paleolítico. Para despertar del letargo consumista y vaciar la mirada para encontrar en algún lugar lo oculto que te espera".
La EpiPatafísica, según el autor, es "la Ciencia de las soluciones imaginarias y rige las excepciones. Las reglas no interesan. Ni las líneas rectas".