biilbao - El programa La Obra Invitada del Bellas Artes de Bilbao, patrocinado por la Fundación Banco Santander, no ha querido perder la ocasión de traer el belén del escultor Francisco Salzillo (1707-1783), donde se combinan las escenas religiosas con el ambiente costumbrista e íntimo del siglo XVIII en el estado. La obra procede del Museo Salzillo (Murcia) y según explicó su directora, María Teresa Marín ayer en la presentación, ante la presencia del director del museo, Javier Viar, “es uno de los belenes más importantes de la historia del arte del barroco español”.
El trabajo está compuesto por cerca de trescientas piezas policromadas con un tamaño de unos treinta centimetros cada una. Marín aclaró que cuenta con 556 figuras en total pero para esta exposición “se ha hecho una selección con las más importantes”.
El belén fue realizado por el escultor entre 1776 y 1783 para Jesualdo Riquelme y Fontes, y completado por su discípulo Roque López y su taller. Quedó concluido hacia 1800. Durante todo el siglo XIX estuvo en el palacio Riquelme y en 1957 pasó a formar parte de la colección del Museo Salzillo. La directora explicó que el padre del escultor era napolitano y precisamente, en este belén pueden apreciarse “esas tendencias de la escultura barroca napolitana combinadas con la española”.
Antonio Gomez Fayrén, vicepresidente del Patronato del Museo Salzillo, aclaró que “no ha sido fácil traerlo a Bilbao ya que exige un traslado complejo: “Este belén no viaja mucho”. De hecho, las salidas han sido escasas; se expuso en El Vaticano, en el Palacio Real y en el Centro Cibeles (Madrid). Ante esta dificultad dadas sus dimensiones y complejidad, aclaró que “el Bellas Artes de Bilbao nos parecía un anfitrión impecable para esta joya del barroco”.
Además, la obra que permanecerá visible hasta febrero cuenta con un cambio significativo. “El diorama que va a poder contemplarse en Bilbao difiere de lo que puede verse en Murcia. Allí la obra puede contemplarse de una forma museística que no tiene el paisaje y el entorno que Salzillo tenía en mente”.
Cuadro de costumbres El relato que propuso el escultor mediante esta obra fusiona los textos evangélicos -la escena del Nacimiento como protagonista- con la atmósfera más popular de la época. El belén está organizado mediante misterios religiosos. Marín destacó el del Nacimiento por ser “peculiar”: “El niño nace y es portado por los ángeles; los padres, San José y María quedan en un segundo plano”. También resaltó las escenas de la Matanza de los Inocentes y el Cortejo de los Reyes Magos. Además, podrán contemplarse las maquetas arquitectónicas del siglo XVIII. De ellas subrayó el Palacio de Herodes, “que es un homenaje a la arquitectura palaciega de la época”. Los personajes que representan los usos y costumbres del campesinado español también tendrán su espacio y conviven en escena con la nobleza local. De esta manera, la obra se convierte en una variado e íntimo reflejo contumbrista de la época barroca española.