Bilbao - Han pasado diez años desde que Koldo Serra (Bilbao, 1975) rodase su primer largometraje, Bosque de Sombras. El 9 de septiembre vuelve con su segunda película, y lo hace por todo lo alto. Gernika narra el bombardeo que asoló el municipio de la mano de actores internacionales entre los que destacan María Valverde, James D’Arcy, Jack Davenport, Burn Gorman, Joaquin Assboeck, Álex García, Bárbara Goenaga o Ingrid García-Jonsson.

Se acerca el 9 de septiembre, día del estreno de ‘Gernika’ en las salas, ¿qué expectativas tiene?

-Sobre todo lo que tengo son unas enormes ganas de estrenarla ya, porque está terminada prácticamente desde febrero. Expectativas en esta profesión hace años que no tengo, pero ojalá que el trabajo guste, funcione y a la gente le emocione, aunque uno nunca sabe lo que puede pasar. Me gustaría que a los espectadores les llegase, les tocase y les animase a investigar más sobre la temática y sobre lo ocurrido. Para mí todo eso sería estupendo.

Entre el público se ha generado una gran expectación y hay mucho movimiento en las redes sociales.

-La verdad es que para nuestra sorpresa hay mucho interés por la película, nos la han pedido desde muchísimos cines. También hay gente que en las redes sociales ha mostrado gran interés ante el estreno. Yo ya empiezo a perder perspectiva, llevo cuatro años con la película y, como se suele decir, ahora el filme debe ser del público. Tengo que soltarlo, dejarlo ir y que la gente lo vea y lo valore. Ojalá guste mucho, por el momento estamos muy sorprendidos y agradecidos ante el enorme interés que ha generado.

‘Gernika’ le ha supuesto más de cuatro años de trabajo.

-Sí y, tristemente, es normal tardar tanto en hacer una película. En mi caso han pasado diez años entre mi primer filme y el segundo. No es nada fácil levantar un proyecto cinematográfico, y mucho menos es sencillo llevar a cabo un proyecto de seis millones de presupuesto. Es necesario buscar el dinero, hacer encaje de bolillos para poder conseguir financiación de un lado y de otro para dotar a la película de todo lo necesario. Pensé que tras hacer mi primer filme el segundo vendría rodado, pero he tardado casi diez años en poder realizarlo.

Cuenta que los productores, José Alba y Carlos Clavijo, le llamaron para ofrecerle el proyecto y en un principio le sonó fatal.

-Siempre lo explico así. Me llamaron dos productores malagueños con un proyecto entre manos de una película que narraba el bombardeo de Gernika. Un relato montado a cuatro manos entre uno de ellos y un tío de Nueva York que había escrito la cuarta parte de Viernes 13. Peor no podía sonar, pero les dije que sí. Una vez leí el proyecto me pareció muy interesante, estaba muy bien escrito y bien documentado. Entonces entró en juego nuestra productora, Sayaka, a lo que se sumó financiación de Estados Unidos, de Sony. Con eso comenzamos a hacer la película, aunque al principio sonaba todo muy raro.

Este trabajo ha exigido una gran labor de documentación, ¿disfruta también esa parte de los proyectos?

-Sí, todo trabajo de documentación y preparación siempre es muy interesante, a veces incluso más que el propio proceso de rodaje porque, al final, tiempo para documentarse hay todo el del mundo. Puedes investigar, encontrar cosas que esperabas y otras que no esperabas y, después, tienes que ver cómo añades todo eso al proyecto. Me resulta muy interesante tomar esas decisiones. Por otro lado, el rodaje es muy divertido y muy interesante, pero también es muy duro porque normalmente nunca se tiene el dinero suficiente para hacer todas las cosas que quieres. Con este proyecto estoy muy contento, hemos sobrevivido a todo el proceso y creo que el resultado es muchísimo más que digno.

¿Por qué se ha tratado tan poco en el cine el bombardeo de Gernika?

-No lo sé, la respuesta fácil es que la tecnología tampoco permitía hacerlo. Por un lado, un proyecto de esta envergadura, ya sea que trate el bombardeo de Gernika o la toma de una ciudad, a nivel de producción siempre es costoso, porque hay que conseguir mucho dinero para figuración y efectos especiales. Por suerte, con el tiempo, ha cambiado mucho la manera de hacer cine y ahora es más sencillo montar algo así. En cambio, hace diez años era impensable tener unos aviones digitales como los que tenemos en Gernika. Por otro lado, creo que existe mucho tabú todavía con el bombardeo, es una historia que quizás a algunos todavía les puede molestar que se cuente o explique, o incluso que la gente lo investigue. No sé cuál es la respuesta exacta, seguramente las dos sean conjuntamente el motivo de que no se haya tratado el tema del bombardeo en el cine. Curiosamente siempre había penado que había más películas sobre él, porque es un tema importantísimo, pero resultó que nunca se había hecho ninguna.

¿Le ha resultado difícil huir de tintes políticos en ‘Gernika’?

-Lo bueno que tiene la película es que narra los hechos desde un punto de vista externo. Gernika no trata de enfrentar, sino de contar los hechos desde la objetividad de un periodista extranjero. Nos pareció interesante dar esa objetividad, ver la historia a través de los ojos de una persona que viene de fuera para no caer en una película de un bando o de otro, sino narrar los hechos de la manera más clara posible.

Se dice que la Guerra Civil es un tema muy manido en el cine, ¿tiene miedo de que comparen su trabajo con el resto de películas sobre ella?

-Evidentemente ya nos han metido en el saco, pero lo cierto es que se hacen al año muchas más comedias románticas que películas sobre la Guerra Civil, en eso hay una especie de estigma. Además, hemos intentado que Gernika no se parezca al resto de trabajos sobre la Guerra Civil en ese aspecto. Lo que hicieron los alemanes en Gernika fue una especie de entrenamiento, de práctica de cara a la Segunda Guerra Mundial, aunque suene duro decirlo así. Por ello, hemos intentado que la estética de la película sea más de la Segunda Guerra Mundial que de la Guerra Civil como la hemos visto hasta ahora. Y es por eso que hemos procurado huir de los tonos ocres, sepias y esa paleta de colores tan aburrida de guerra que no invita a ver la película.

El cuadro de Picasso es mundialmente conocido, ¿cree que es una ventaja para que el público se interese en saber qué hay detrás de la obra pictórica?

-Sí, al ir a buscar mercado para financiarla me di cuenta de que Gernika es una marca, el cuadro es conocido mundialmente, pero no saben la historia que hay detrás. El público conoce la obra pictórica, la magnitud del cuadro, pero desconocen su significado. Creo que el título va a llamar la atención de mucha gente, sobre todo internacionalmente, y seguro que después de ver el filme entenderán el cuadro de otra manera.

En ‘Gernika’ los personajes hablan en diferentes idiomas.

-Sí, siempre recomiendo ver la versión original de las películas, porque nadie se plantearía escuchar un disco de los Beatles o de Bruce Springsteen doblado. La mitad del trabajo de un actor es la voz, y en este trabajo se ha rodado en los idiomas originales de los personajes. Por eso vemos a los locales hablando en euskera y a los extranjeros hablando en ingles y alemán. Quienes han visto el filme hasta ahora lo han hecho en versión original y han destacado que es una maravilla poder ver a cada protagonista expresarse en su idioma. El hecho, por ejemplo, de que María Valverde interprete a una chica bilbaina, ha hecho tuviera que rodar algunas secuencias en euskera, y esos aspectos siempre enriquecen la versión original frente al doblaje.

¿Cree que hay pocas películas sobre historia?

-Habría que hacer muchas más películas para conocer nuestro pasado, porque la historia es parte de nuestro legado y hay que contarla y enseñarla. Seguro que en muchos sitios no saben qué fue lo que pasó en Gernika. Lo mejor es que con las películas sobre historia aprendes mientras te entretienes, puedes conocer cómo ocurrieron los hechos frente a una pantalla de cine.

¿Qué proyectos tiene para el futuro?

-Mi proyecto más inmediato es estrenar Gernika, necesito hacerlo para poder pasar a otra cosa. Sigo con la promoción, pero tengo un par de proyectos más de los que no puedo contar mucho por ahora, aunque puedo decir que son muy diferentes. Uno tiene un atraco a un banco de por medio, y otro tiene que ver con Euskadi y es todavía más grande que Gernika.