sITUADA en el noroeste de Araba, en los límites con Burgos y Bizkaia, Sierra Salvada-Gorobel Mendilerroa es un área amplia en el que se alterna la meseta con los picos y las laderas escarpadas. El amante de la naturaleza disfrutará de su riqueza natural y ecológica, sus cumbres, aves y montes.

Aunque el Gobierno vasco ha declarado recientemente Sierra Salvada como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), este espacio natural, que fue en los siglos XVI y XVIII una de las principales rutas comerciales entre los pueblos castellanos y vascos, sigue siendo casi un misterio en Euskal Herria. Meseta de más de 100 kilómetros cuadrados cubierta de hayas, quejigos, brezos y pastizales, posibilita al visitante practicar espeleología, senderismo y ciclismo de montaña por valles y cumbres de más de mil metros (Eskutxi, Ungino, Iturrigorri...), así como vuelo en ala delta y parapente.

Conocida por su estructura característica creada por las laderas escarpadas del norte, que se alzan a lo largo de 25 kilómetros, Sierra Salvada destaca también por su biodiversidad, ya que en ella conviven hasta 224 especies de peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos y vegetales. La razón es la confluencia de dos climas -el atlántico y el mediterráneo- y la existencia de una gran variedad de hábitats.

El visitante debe detenerse ante los abundantes bosques de robles (la especie arbórea más abundante), hayas y fresnos, sitos en las laderas que descienden hacia la comarca de Ayala, que disfruta de unos pastizales muy codiciados. Descendiendo hacia los valles aparece el quejigo, en la ladera sur los carrascales y en las partes altas predominan el espino albar, endrinos, enebros, hongos y líquenes.

Dada su verticalidad e inaccesibilidad, las paredes calizas del macizo montañoso constituyen un lugar idóneo para la cría de aves rupícolas y de montaña. La más conocida y abundante es el buitre común, que puede seguirte en tus paseos por la sierra, pero también se pueden avistar otras 121 especies, entre ellas el águila real, el buitre leonado, el halcón peregrino, el quebrantahuesos, el abejero europeo, el azor común, el búho real, el milano y hasta aves acuáticas en el pantano de Maroño.

El catálogo de fauna se completa con cincuenta y cinco especies de mamíferos (nutria común, visón europeo, murciélagos, lirón gris...), trece de reptiles, once de anfibios (tritón alpino, rana ágil...), seis de peces y siete de invertebrados. Y conviene no olvidar tampoco su riqueza kárstica, con más de 350 cavidades, entre las que destaca el Sistema del Hayal de la Ponata. Por si fuera poco, el montañero puede ascender a picos como la cumbre del Txarlazo, de 927 metros, sobre la que se asoma la Virgen de la Antigua; Tologorri (1.068); el Mirador del Salto del Nervión, una cascada con más de 300 metros de caída, o el Cañón de Delika.