BILBAO - Pelo cano y sonrisa blanca, sospechosamente blanca. Canta y hace reír a la vez. Engorda la sospecha. Además, ha sido una de las patas de Golden Apple Quartet durante 25 años, amén de llevar la gestión del grupo. Raro, raro. ¿Quién dijo que los hombres no pueden hacer dos cosas a la vez? Pero tanto trajín, tantas responsabilidades juntas agotan al sujeto más porfiado, y Ochoa ha decidido dedicarse a una sola cosa, a descansar, que a la postre puede ser peor, mucho peor. “No me voy del todo”, recula, para embestir a pitón cambiado: “No me retiro, me aparto voluntariamente. Primero, porque tengo la edad, que por cierto hay que llegar a ella para jubilarse y, segundo, porque es una forma de aportar sangre fresca a la compañía; y así evito que otro joven tenga que ir a Alemania a trabajar”. Lo dice porque su hueco lo cubrirá Mikel Urreizti, que se asoma al universo de los Apple Quartet a través de Mundo Intrépido, el espectáculo que acaban de estrenar.
Ahora que se despide, pero se queda, ¿qué recuerda de los primeros años de Golden?
-Nace de forma casual, como un hobbie. Lógicamente, sin imaginar la dimensión que iba a adquirir, pero dado que no podíamos montar un equipo de futbito (se necesitan cinco), decidimos hacer un cuarteto.
Y tengo entendido que su primera actuación fue sonada.
-Un amigo que se casaba nos propuso que fuéramos a su boda a cantar. Le dijimos que sí y mientras nosotros estábamos cantando los invitados nos miraban más a nosotros que a los novios, así que nos hicimos la pregunta del millón: ¿Y si nos lo tomamos en serio? Los novios se juraron amor eterno, ¡y nosotros también!
¿Cómo es eso de que no deja del todo el cuarteto?
-Tenemos compromisos con los espectáculos anteriores a Mundo Intrépido, a los que tendré que dar cobertura. Y, además, de momento mi intención es continuar en Golden durante un tiempo, no sé cuánto, ejerciendo las labores de gestión que ya vengo haciendo desde siempre.
Háblenos del sustituto. ¿O debemos llamarle ‘enchufado’?
-(Risas) Mi sustituto en Mundo Intrépido, Mikel Urreizti Garmendia, es una elección de la que estamos muy contentos y que curiosamente pertenece a la cantera Garmendia. La familia Garmendia es de gran arraigo musical en Donostia y, ¡oh, sorpresa!, es sobrino de Loyola Garmendia (componente de Golden). Evidentemente, ha resultado muy cómodo para nosotros. Y lo cierto es que ha superado con nota todos los tests de calidad que pedíamos en Golden. Está cumpliendo uno de sus sueños, ya que lleva años preparándose para esto, y por fin le ha llegado.
En una entrevista reciente le vimos lanzado...
-No le importan las dificultades, de la misma manera que a nosotros tampoco nos importaron en su momento. ¡Quién dijo miedo!
Ustedes llevan 25 años en los escenarios. ¿Cómo han logrado alcanzar una fecha tan redonda sin echarse los trastos a la cabeza?
-Las claves de la larga vida de Golden están en tener claro que si quieres estar, eres tú el que debe hacer algo por estar. Es decir, además de la suerte que hace falta para todo lo que planteas hacer en la vida, lo más importante es que te guste tu trabajo; y si, además, contribuyes a ayudar a ser más felices a los espectadores... A partir de ahí, todo es placer.
Si tuviera que quedarse con algo de esos cinco lustros, ¿con qué se quedaría?
-Me quedo con el recuerdo de miles de caras sonrientes en el patio de butacas de los innumerables teatros que hemos visitado; solo con eso me doy por satisfecho y felizmente compensado. ¡Me he ahorrado el psicólogo durante todos estos años!
La ristra de anécdotas que han vivido dará para escribir un libro...
-Tenemos muchas, pero si me pides una, la primera que me viene a la memoria me traslada a Valencia. Íbamos a un programa en la Televisión Valenciana Canal 9, y supuestamente nos venían a recoger al aeropuerto. Pues resulta que llevábamos más de media hora esperando y nadie venía a por nosotros, así que llamamos a la Televisión para decir lo que sucedía y nos aseguraron que el chófer estaba esperándonos desde hacía una hora, así que se pusieron en contacto con él. Resulta que el buen hombre estaba esperando a un cuarteto de negros. Indescriptible la cara del chófer cuando nos vio.
El nombre se las trae.
-Nos ha proporcionado muchas situaciones graciosas, ya que la dificultad para pronunciarlo nos ha permitido escuchar cómo nos llamaban de todo: Los Golden Opel Kadet, los Golden Globe Troters... En una ocasión, caminando por la calle, alguien que se cruzó con nosotros le intentaba decir a su acompañante quienes éramos y, ante la dificultad para dar con el nombre, dijo: Sí, hombre, esos, esos, ¡los que cantan con la boca!
¿Y no hay manchas en el curriculum de GAQ?
-Sinceramente, no soy capaz de acordarme. Yo me voy cargado de 25 años de buen rollo y deseo de todo corazón que Mikel disfrute de otros 25 iguales a los míos.
El cuarteto regresa con nuevo show, ‘Mundo Intrépido’. ¿Qué les espera a los que van a ir a escucharles?
-Mundo Intrépido es un espectáculo que bebe de las fuentes de los orígenes de Golden y que utiliza muy pocos recursos. Ahí radica uno de los encantos y al mismo tiempo uno de los retos del espectáculo, ya que tenemos que conseguir que los espectadores nos acompañen en una vuelta al mundo en 80 melodías, creyendo en nuestro relato y en los números tan diversos que realizamos en el escenario. Hemos de lograr que al final de la función tengan sed, frío, calor... y todo un cúmulo de sensaciones que han podido vivir en los diferentes países que van visitando con Golden durante una hora y media.
Ustedes llevan años apostando por espectáculos diferentes. ¿Es el momento de apostar o de esconderse debajo de la cama?
-Ser teatrero, cómico, farandulero, payaso, incluso músico, siempre fue una opción de vida que te sitúa en la cuerda floja, pero no existe trabajo mas gratificante. Te aplauden si lo mereces y eso no pasa en ninguna otra profesión. Ahora bien, si ya de por sí esta profesión tiene esas incertidumbres, resulta que estamos atravesando una serie de años con la llamada crisis, a la que nosotros preferimos llamar atraco por parte de los responsables de la Cultura en el Estado, que no tienen el menor interés en proteger eso que llaman Cultura y la crucifican con un escandaloso 21% de IVA, el más alto de Europa.
¿Un castigo duro?
-Por ejemplo, el porno paga un 4%, el fútbol un 10%. Nosotros no tenemos el menor problema en denunciarlo con claridad: no les interesa que la gente aprenda nada que se salga de los canales que ellos han previsto. Dicho queda.