BILBAO. Así lo recoge una tesis sobre los orígenes y usos de la txalaparta elaborada por el licenciado en Bellas Artes vizcaíno Enrike Hurtado Mendieta, que la ha dado a conocer a Efe en una entrevista.
Precisamente, el hecho de que la música de la txalaparta sea tocada por varios músicos a un mismo tiempo diferencia a este instrumento de otros de percusión europeos, lo que ya documentó en 1972 el compositor estadounidense Steve Reich tras su primer contacto con estos sonidos en Pamplona.
Pero pese a que el imaginario colectivo asocia con rapidez la txalaparta a la tradición vasca más ortodoxa, la mayor parte de sus intérpretes se encuentran abiertos a todo tipo de innovaciones, según recoge esta tesis, que su autor espera presentar hacia septiembre u octubre en la UPV/EHU.
Así, en los últimos años se han llegado a mezclar sus ritmos con otros estilos musicales distintos como el flamenco o incluso con música de baile moderna.
De igual forma, las maderas locales que en un principio se utilizaban para confeccionar las tablas han dejado paso a otras de distintas procedencias y a materiales nuevos como el plástico.
Según revela el estudio, la gran apertura que en la actualidad vive este instrumento se explica en el hecho de que la txalaparta se ha librado del peso de un repertorio y de una forma única de tocar porque hasta prácticamente los años sesenta estaba casi desaparecida.
En esta década del siglo pasado apenas quedaban ya parejas de "txalapartaris" (intérpretes) y su uso podría haberse perdido, si no hubiera sido principalmente por dos músicos, los hermanos Artze, que se preocuparon de su recuperación.
"Los hermanos Artze eran dos personas muy vinculadas a las tendencias artísticas de vanguardia que se producían en Estados Unidos y Europa. Así que lograron recuperar la txalaparta, pero no rescatando su lado folclórico. Respetaron la forma, pero uniéndola a la vanguardia del momento", asegura Hurtado Medienta.
Así, la txalaparta resurgió ligada a la improvisación y a un ritmo minimalista liberado de melodías, dos señas de la vanguardia de la época.
Hurtado Mendieta reconoce, sin embargo, que desde hace quince años las tablas han comenzado a ser afinadas para que el golpeteo de las "makilas" (los palos) pueda formar notas musicales, lo que se aleja de la corriente innovadora de los sesenta que marcó la recuperación del instrumento.
Los orígenes de la txalaparta son en la actualidad desconocidos, si bien se manejan algunas hipótesis. Aunque hasta 1890 no existen referencias documentales sobre este instrumento, se cree que podría ser muy anterior, debido a la costumbre de introducir ritmos de percusión en eventos festivos que durante años se mantuvo en Europa.
En Euskadi, el uso de la txalaparta se ha asociado tradicionalmente a celebraciones como la noche de San Juan o a bodas.
De igual forma, se ha relacionado con el desempeño de algunos trabajos en grupo, como el prensado manual de las manzanas para la elaboración de sidra.
"Las manzanas se golpeaban con palos y se cree que para hacer más efectiva y más agradable esta labor se tendían a crear patrones rítmicos para lograr una mayor compenetración entre los trabajadores", destaca Hurtado Mendieta.
Su origen también puede estar relacionado con algunas formas de hacer tocar las campanas de las iglesias. Así, en Montenegro la iglesia ortodoxa llama aún a sus fieles con el golpeteo del semantrón, una tabla de madera de grandes dimensiones, suspendida del techo, que es golpeada con martillos de madera.
En su tesis, este licenciado también ha incluido el desarrollo de un programa informático de simulación del ritmo de la txalaparta, lo que le ha permitido analizar sus variaciones rítmicas y la forma en la que se toca.