SITUADA en uno de los tramos más bellos del litoral guipuzcoano, en una hermosa bahía donde confluyen los ríos Urola y Narrondo, y rodeada de verdes montañas que descienden hasta el mar en forma de abruptos acantilados, Zumaia ofrece uno de los recursos turísticos, geológicos e históricos más interesantes de Euskal Herria: su flysch, una especie de “Biblia tectónica” conocida en todo el mundo. Es solo la punta del iceberg de esta bellísima villa costera vasca y se puede visitar desde el mar, a pie de playa o desde sus pronunciados acantilados.
El flysch esconde un tesoro natural que ofrece el documento de millones de años de historia geológica (los expertos llegan a hablar de unos 50 millones de años) grabados a fuego en sus estratos rocosos, al descubierto tras la acción continua y fogosa del mar durante siglos. Situado entre Zumaia y Deba, y declarado Biotopo Protegido, conforma un paisaje singular que incluso permite a geólogos de todo el mundo viajar hasta Euskal Herria para investigar la historia tectónica e, incluso, los cambios climáticos que ha sufrido la humanidad. En la zona, que abarca una superficie total de 4.300 hectáreas terrestres y marítimas, se pueden observar huellas fósiles de ammonites y otros invertebrados producidas durante la formación del flysch, y su flora marina incluye diversas especies de algas.
No hace falta ser biólogo para disfrutar del flysch, que debe visitarse con la marea baja para admirar su magnitud, tanto a pie de mar como desde los altos acantilados. Desde allí se observa cómo las rocas se internan hasta 300 metros en las aguas del Cantábrico, como si se tratara de un gran costillar.
Oficinas de turismo Desde las oficinas de turismo municipales de Zumaia, Deba y Mutriku se pueden contratar viajes y rutas guiadas, a pie (trekking costero) y por mar. También hay geotours, en los que se cuenta con el asesoramiento y el conocimiento de un guía especializado. Además, Mutriku y Zumaia cuentan con centros de interpretación que acercan al visitante al proceso de formación del flysch e incluyen también un buen número de fósiles de más de 120 millones de antigüedad. Da igual la estación del año elegida porque Zumaia también permite disfrutar de saludables paseos por las playas de Itzurun, la más cercana al casco histórico, o de Santiago, junto a las marismas del Urola y cerca del Museo Zuloaga. No conviene abandonar la villa sin visitar su casco histórico -conserva su trazado medieval-, donde se encuentra la parroquia gótica de San Pedro, declarada monumento nacional, de nave única y con un retablo de Juan de Antxieta; o pasear por sus empinadas y estrechas calles para admirar los palacios Zumaia y Ubillos, y las casas Olazábal y Goikotorre.
otras visitas El puerto deportivo, el Museo Julio Beobide, Algorri Naturaren Ezagutza Etxea o la Cofradía Marinera de San Telmo también resultarán atractivos. Y la oferta hotelera y hostelera de la villa es muy amplia. Existe un catálogo nutrido de casas rurales, hoteles, agroturismos y restaurantes en la zona, que pueden consultarse a través de la web de Debabarrena y el resto de las oficinas de turismo de la comarca.