cHAVELA Vargas, la chamana, se fue pero, al contrario de lo que cantaba, no la han envuelto las sombras. Su repertorio descarnado y doliente sigue vivo. Y a ello contribuye la gira que le dedica su alumna y amiga Martirio, junto a su hijo, el guitarrista Raúl Rodríguez. Hoy recala en el Auditorio de Kultur Leioa, a las 21.00 horas, con entradas a 15 euros.
Ver y sentir cantar a Chavela -y bien lo sabemos los vascos- era provocar un torrente de sensibilidad y emociones encontradas que te hacía pasar de la risa al llanto sin solución de continuidad. Por ello, el ciclo Musika? con alma del centro cultural leioztarra no podía tener mejor título. En él, María Isabel Quiñones, que se fogueó en Jarcha y desde los 80 es conocida como Martirio, tributará hoy un homenaje a la chamana mexicana trasladando al escenario, en formato de dúo, junto a su hijo, su último disco, De un mundo raro, cantes por Chavela (Universal).
En el escenario sonarán clásicos como Luz de luna, En un mundo raro, La llorona -“es Chavela, la canción que interpretaba con la luz apagada porque su alma no podía estar ya más expuesta”, dice Martirio- o Sombras -“cuando tú te hayas ido, me envolverán las sombras”-, junto a temas menos conocidos como El andariego o La noche de mi amor. Noches tristes a la luz de la luna, mal de amores, mentiras, lloros y una desolación emocional creada por los recuerdos y los fantasmas que el dúo lleva al terreno del bolero y la ranchera contaminado de aires flamencos, donde la zambra se confunde con la bulería, la soleá y la seguiriya, en un auténtico duelo de voz y guitarra. Por cierto, Raúl (Caraoscura y músico de Kiko Veneno) acaba de publicar Razón de son, un CD libro de fusión flamenca que navega libérrimo por aguas andaluzas, caribeñas y africanas, y gira también en torno a un instrumento desarrollado por el propio Raúl, el tres flamenco.