cuando alguien consagra su vida a la música sabe que no le espera un camino fácil, que la senda estará repleta de retos y, por lo general, de pocas recompensas. Aun así hay quien decide seguir adelante y trabajar para perfeccionar su arte o su afición. Ese espíritu de sacrificio lo tienen los chicos y chicas que forman parte de la agrupación Leioa Kantika korala, que llevan años dando lustre al nombre de la localidad vizcaina. Estos jóvenes talentos, de entre 11 y 19 años, se han topado con el éxito internacional, con numerosos reconocimientos que les aportan confianza y "gasolina" para seguir comprometidos con el proyecto que Basilio Astúlez, director de Kantika, comenzó hace más de una década.

En el año 2001 Astúlez decide poner en marcha este proyecto coral, que surge con la idea de crear un grupo estable, con vida propia y que no muriera con cada audición que se hacía en junio con los niños que tenían que hacer canto coral. Viendo el alto potencial que había en la localidad, pensó que "podían hacer un trabajo bonito, que trascendiera del curso académico".

Después de casi 15 años al frente de los jóvenes que forman la agrupación -cada año entran y salen tres o cuatro personas- el director nunca imaginó alcanzar el éxito y reconocimiento del que ahora gozan. "Ha sido una bola de nieve que se ha ido haciendo grande año tras año", confiesa el director.

Su director les define como un grupo "valiente". Disfrutan asumiendo riesgos, montando obras de diferentes estéticas que, en algunos casos, son técnicamente muy complejas. "Siempre ha sido un coro que ha hecho las cosas con mucha intensidad, incluso las cosas sencillas", asegura Astúlez; y añade que precisamente "la marca de la casa" son la energía, la intensidad y las ganas que le ponen cuando salen a cantar.

Desde que Kantika echó a andar ha participado en varios concursos y los premios se empiezan a amontonar. El último que han conquistado ha sido el primer premio Cum Laude en el Festival Europeo de Música, un concurso que se celebra en Neerpelt (Bélgica) cada dos años y en el que participaron 68 coros de todo el mundo. "Los concursos son experiencias fuertes, intensas. De gran responsabilidad para todas las personas que componen el coro", sostiene. Astúlez cree que los concursos son herramientas útiles siempre que se gestionen con cuidado. "Es siempre arriesgado e intervienen muchos factores, y no siempre las cosas van como a uno le gustaría", dice. El próximo mes de agosto viajan hasta Asia para participar en el Simposio Mundial de Música Coral, que se organiza cada tres años, cada vez en un país diferente. En esta ocasión Seúl es la ciudad elegida y reunirá a 25 coros de todo el mundo con la particularidad de que cada país aporta solo uno. Algo que, en palabras de Astúlez, a los chicos y chicas del grupo les hace muy felices.

Después pondrán rumbo a China, donde darán seis conciertos en diferentes escenarios, entre ellos la Ciudad Prohibida. Para la gira han incluido material en chino y un programa "multicolor". Euskaditik Mundura, que es el nombre de la gira, está compuesta por dos partes. La primera es una selección de música de autores vascos, incluyendo algunas piezas escritas para Kantika; y la segunda se abre a sonidos que van desde Rusia hasta Indonesia, pasando por Canadá o Marruecos.

Lo importante no es llegar, sino mantenerse. Pocas cosas les quedan por conseguir a estos jóvenes, pero esperan que la proyección del grupo sea ascendente. "En estos 15 años han pasado muchas cosas bonitas y, cuando me paro a pensarlo, incluso yo mismo me sorprendo", afirma Basilio Astúlez. Demanda les sobra y ya tienen la agenda cerrada hasta mayo del próximo año.