EL viraje musical de Lamontagne en este CD ha provocado ríos de polémica. Tras diez años, este fan de Stephen Still y Van Morrison ha grabado en el estudio de Dan Auerbach (The Black Keys), que también se ha ocupado de la producción. Y se nota porque ha dotado de un poso psicodélico a sus temas, con melodías, atmósferas, voces, capas de teclados y texturas cremosas como las de Lavender o Smashing. También ofrece piezas de rítmica ensoñadora y casi tropical como Airwaves, riffs rock en Julia, detalles country en Ojai y pop excelso en Supernova. Su folk se trasmuta en hippie y conecta la lisergia británica de Syd Barrett con la California de los 60 de The Byrds y Mamas & The Papas.