'Fiebre' negra y ácida
El dúo The Black Keys edita su disco nuevo, 'Turn blue', que presentarán en el festival Bilbao BBK Live el mes de julio
The Black Keys, una de las propuestas de rock clásico más importantes del momento, edita este martes próximo su disco nuevo, Turn blue (Warner), un disco repleto de riesgo, psicodélico y negroide, pero que no da la espalda del todo al garaje blues que hizo popular al dúo estadounidense, que presentará estas canciones en el festival Bilbao BBK Live en julio. "Hemos hecho lo que hemos querido", aseguran sobre un disco sin "pelotazos" como su conocido Lonely boy.
The Black Keys lo formaron Dan Auerbach (guitarrista y cantante) y el gafoso Patrick Carney (batería) en Akron (Ohio), la tierra de los olvidados Devo, a comienzos de la pasada década. Aunque en sus primeros años y discos apostaron por el blues rock garajero, tan minimal como crudo, apenas poco más que voz, batería y guitarra, el paso del tiempo les ha convertido en una de las formaciones capaces de encabezar festivales veraniegos y llenar estadios.
El salto de popularidad del dúo se produjo en 2010 con Brothers, en el que estaba incluido el single Tighten up, ya más arreglado y mejor grabado, que les hizo acreedores a tres premios Grammy. Tras él llegó su último disco hasta la fecha, El camino, el más accesible de su carrera y el que incluía su mayor éxito hasta la fecha, el imparable Lonely boy, una canción tan rockera como accesible y bailable. En otros temas, como Little black submarines o Gold on the ceiling, el dúo alternó las influencias de Led Zeppelin con el rock, el blues y el glam. El álbum vendió casi dos millones de copias y les reportó otros 4 Grammies.
Cuando la pareja cumple 15 años como The Black Keys, el dúo ha logrado pasar en apenas una década de tocar ante una treintena de personas a hacerlo en pabellones para 15.000 fans, que, en el caso de los festivales como el de Bilbao, se dispararán hasta los casi 30.000. Consolidados y con una larga gira ya concretada para 2014, el dúo edita el martes Turn blue, uno de los discos más esperados de este año. Un álbum que el dúo ha grabado en Nashville, la ciudad símbolo de la música country, donde sus integrantes residen actualmente.
Allí, en los estudios de Auerbach y tras producir el segundo y futuro CD de Lana del Rey, el dúo ha facturado un disco no tan pop ni inmediato como El camino, un trabajo personal que significa un paso adelante al no apostar por repetir la fórmula de su anterior y exitoso trabajo. Un disco que vuelve a contar a la producción, composición e instrumentación con la ayuda de Brian Burton, integrante de Danger Mouse, tercer miembro oficioso del dúo y seguramente responsable del viraje negroide que exhala el repertorio. Como el reciente AM, de los británicos Arctic Monkeys, otro de los llenaestadios de los últimos tiempos.
fiebre psicodélica Disco marcado por el divorcio de Auerback en algunas letras y de tono "triste", como refleja el blue de su título, suena más lento y experimental, con un profundo aroma psicodélico desde su arranque con Weigh of love, cuyo segundo solo de guitarra remite a David Gilmour y sus Pink Floyd. "Tras componer esa canción, optamos por no escribir singles. Fue como decirnos que podíamos hacer lo que quisiéramos y que estaría bien", asegura Auerback a Rolling Stone. No es el único guiño ácido de un disco que apenas muestra aquel blues garajero que hizo popular al dúo, más allá de la pesada y con fuzz It´s up to you now y de In our prime, un blues sucio y drogota con guiños a Hendrix.
El resto del disco, cuyos autores sugieren que "se escuche con cascos", ofrece rock atmosférico en cortes como Year in review; ejercicios de rock directo y con tintes glam en Gotta get away, el tema que cierra el CD; un único guiño pop en el single Fever, la pieza elegida para machacar audiencias en directo con su teclado Farfisa juguetón; y muchos guiños negroides, con palmas, falsetes y aliento soul (y hasta hip hop) en cortes como In time, Waiting on words y la sexual y bailable 10 lovers.
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