CON ilusión, pero sin planes claros más allá de este 2014, los de Errenteria regresan tras 14 años, y lo hacen sin fisuras, a pesar de las grietas a las que alude el título de este disco realizado sin presión con Karlos Osinaga (Lisabö), el 5º Kashbad, a los controles. Son solo ocho temas ofrecidos en poco más de media hora, pero la banda, liderada por una Sorkun malabarista vocal, capaz de alternar fragilidad e intensidad y dulzura y amargura, se muestra como una máquina conjuntada y voraz, ya que salta sin reparos de la melodía pop de Arrakala al post-rock psicodélico de Lokatz siderala, con paradas en el hardcore salvaje de Malabareak y el stoner de Aita urrea. En muy buena forma.