Tambores que suenan a esperanza
Los niños del orfanato de la ONG Anidan en Lamu, Kenia, aprenden percusión con la asociación Bloko del Valle, que ya ha formado dos grupos. En abril, once miembros de la Juniors Band viajarán a Euskadi para dar varios conciertos.
Lamu, Kenia. La ciudad en la que en cada esquina resuenan tambores. Pulsaciones de una nueva generación que se apoya en la música como tabla de salvación, como apuesta de futuro. Esos latidos y sonidos llegan desde el proyecto Dona tu tambor. Se trata de una idea realizada en colaboración con Anidan y la asociación cultural Bloko del Valle, con sede en Tenerife y dirigida por una familia vasca. El proyecto está dedicado a los 260 niños y niñas abandonados, huérfanos o con problemas familiares de esta isla de Kenia que residen en la Casa de Acogida de Anidan.
Dona tu tambor busca el legado de este instrumento por parte de particulares a la escuela de percusión que han establecido en la ciudad africana. "Todo comenzó en 2010. Fuimos para allí con unos tambores, a la aventura, y la cosa poco a poco ha ido creciendo", relata Gotzon Cañada, uno de los principales impulsores de Bloko del Valle y del proyecto Dona tu tambor. Así formaron dos bandas compuestas por más de 25 niños cada una, en las categorías junior e infantil. Ahora, cuatro años después, once de esos niños viajarán a Europa para dar conciertos. En total serán siete, en las ciudades de Gasteiz, Madrid, Donostia, Bilbao, Zaragoza, Tenerife, y otro en Roma. De esta manera, los componentes de la Anidan.Bloko del Valle Juniors Band (dirigida por Unai Cañada), fundirán sus sonidos con los de la Joven Orquesta de Santa Cecilia, la Euskadiko Ikasleen Orkestra EIO con sus noventa músicos, el Orfeoi Gaztea con ochenta voces, la Big Band con sus once músicos y Dautaka con sus cincuenta componentes. "Es como si se materializase un sueño", comenta Cañada. El momento "más duro" para los organizadores fue decidir cuáles de esos 260 niños se acercarían a Europa. "Los pequeños tienen el problema de que casi no pueden con los tambores, son muy grandes para ellos. Aunque se hacen heridas y les da lo mismo. Los chavales que vendrán tienen entre 15 y 17 años. Optamos por los mayores porque iba a ser la conexión más fácil y se iban a crear unos lazos", explica Gotzon Cañada. Otro factor que ha influido a la hora de realizar esta criba es que los mayores dentro de un año ya "estarán fuera, y los más pequeños van a tener otras oportunidades y nosotros más tiempo para seguir trabajando con ellos y desarrollar sus capacidades", puntualiza.
"Lo que tiene de bueno la percusión es que es inmediata", declara Cañada. De este modo, "en dos minutos están tocando y se sienten partícipes de algo. Además, estamos viendo que unos cuantos se van a profesionalizar, que su medio de vida van a ser los tambores. Esto es algo importante porque a los 18 años salen del orfanato y tienen que buscarse la vida, y la música puede ser una salida", añade. En este proyecto, además, cuentan con el especial apoyo de Iker Sánchez, el director de la Euskadiko Ikasleen Orquestra EIO, que ha viajado en más de una ocasión a Lamu.
La isla Lamu es un lugar arrasado por el Sida y la guerra, pero gracias a la labor de Anidan la mortalidad infantil ha descendido del 14% al 2% en 12 años, ya que atienden a más de 18.000 niños al año gratuitamente. Y es que a la isla llegan personas tras haber recorrido cientos de kilómetros, algunos incluso se presentan huyendo de la guerra de Somalia, para poder ser atendidos en el hospital de la ONG. Y también Lamu es un lugar en el que hay numerosos huérfanos. "Hay una generación perdida entre los 25 y los 40 años que ha desaparecido básicamente por el Sida. Hay niños abandonados porque la mujer que ha quedado viuda vuelve a casarse y su nuevo marido no quiere a los hijos del matrimonio anterior", relata Cañada. Aún con todo, el impulsor de Dona tu tambor, no puede estar más satisfecho. Han traspasado las fronteras religiosas y culturales para fundirse en el objetivo de sacar adelante a los más pequeños. "Poco a poco nos hemos ido ganando a la gente, siempre con mucho respeto. Estamos viendo que no somos tolerantes, ya que ellos nos han abierto las puertas de una manera que nosotros no lo hacemos", explica. Dada la relación que se ha establecido, desde este proyecto ya se preparan para otra cita importante: el Lamu Cultural Festival, que se celebra en noviembre.
"Es el certamen más importante del este de África", puntualiza Cañada, y al que este año acudirán los percusionistas de Lamu. Pero desde Anidan no dejan de mirar al futuro. "Se está haciendo una labor que no es programada, con lo poco que tenemos hacemos lo que podemos", explica. Ahora planean crear una escuela de música, no solo de percusión y fuera del orfanato, en lo que será un paso más en la construcción de un futuro mejor para los niños de Lamu.
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