DONOSTIA. La película, que se rueda esta semana en varias localidades de Gipuzkoa, "podría verse como una sucesión de 'sketches'" con una historia romántica "catalizadora" en la que Rafa (Dani Rovira), un señorito andaluz, se enamora de Amaia (Clara Lago), una chica vasca que se resiste a sus encantos, todo ello visto a través de la sátira, un subgénero "nuevo" para el director.

A esta relación se suma la oposición de Koldo, el padre de la chica interpretado por Karra Elejalde, un pescador que ha vuelto tras varios años en la mar y que se erige en la película como prototipo de vasco.

Aunque casi toda la película se mueve en el terreno de la caricatura, donde es difícil diferenciar entre realidad y ficción, en el caso de Elejalde el papel se ciñe de manera más fiel al personaje de padre protector.

El guion, propuesto por Telecinco, es obra de Borja Cobeaga y Diego San José, autores también de los textos de "¡Vaya semanita!", un hecho que ha imprimido a "Ocho apellidos vascos" un estilo "políticamente incorrecto", ha agregado el realizador de "Al otro lado de la cama".

El director ha señalado, tras el rodaje de una escena en un asador de Zumaia, que no ha querido "imponer su punto de vista" en el guion y ha añadido que lo que sí ha buscado es "darle más importancia a los personajes que a los chistes".

Sobre los actores, Martínez-Lázaro ha destacado que "tenía en mente desde el principio" a Karra Elejalde para interpretar el papel de padre, y ha subrayado la comicidad de su personaje, sobre todo en la forma de hablar exagerando el acento para adaptarlo al guion.

Ha sido el propio Elejalde el que ha comentado en un descanso del rodaje que, debido a su origen, ha "ayudado" a algunos personajes del reparto a conocer las costumbres de la cultura euskaldun.

En el caso de Rovira, el director ha admitido que "no sabía quién era" pero que, aconsejado por las ayudantes del casting, descubrió en él a "un fuera de serie", a un actor que ha sabido perfectamente dar el salto de los monólogos al cine.

El actor se ha enfrentado a este papel como a "una 'gincana'" en la que trata de "salvar los muebles en cada situación".

Aunque Martínez-Lázaro cree que la sátira actualmente se limita a "una moda juvenil impuesta por los americanos", no encuadra precisamente a "Ocho apellidos vascos" en esta línea de desfase gamberro.

"Es muy difícil saber si la gente se va a reír en el cine", ha asegurado el realizador, partidario de la comedias "suaves".