BILBAO. Koza es una palabra del sánscrito que significa caja, baúl o tesoro. De esta caja emerge Kooza, el espectáculo con el que el Circo del Sol regresa a partir del miércoles 15 a Bilbao, y que con su habitual envoltorio de fantasía y sofisticación, centra el foco en lo circense y en números de gran espectacularidad y riesgo. Estrenado en Canadá en 2007, a principios de este año comenzó en Londres su gira europea; tras recalar en Madrid con gran éxito, Kooza permanecerá en la capital vizcaina hasta el 16 de junio, para viajar a continuación a la ciudad belga de Knokke.
El Circo del Sol empieza a asomar ya en Bilbao. A falta de los 52 artistas que llegarán durante las próximas horas, el campamento de esta gran troupe ha comenzado a tomar forma. Más de sesenta operarios levantaron ayer el grand chapiteau, la carpa principal, en la explanada de Botica Vieja. Poste a poste y entre gritos, los trabajadores alzaron la estructura de 51 metros de diámetro que dará cabida a 2.600 espectadores. "No contábamos con la lluvia y está siendo un poco más complicado", reconocía Eduardo Da Silva, el jefe de carpa, que lleva en la compañía canadiense desde hace más de 10 años.
En total, son necesarios 60 camiones para transportar el equipo de ciudad en ciudad ya que la lona de la carpa y sus once túneles pesan unos 5.000 kg. El Grand Chapiteau mide además 20 metros de altura y los cuatro mástiles se levantan a 25 metros del suelo. Se necesita un espacio de 17.000 metros cuadrados para albergar todo el circo, con las tiendas y los camiones incluidos.
Fundado en Montreal por Guy Laliberté allá por 1984, este circo sin animales, pero dotado de una inmensa carpa blanca, llega a las ciudades convertido prácticamente en un pueblo móvil en miniatura. No falta un espacio para la cocina -el corazón del pueblo ya que no solo sirve 300 comidas al día, seis días a la semana, sino que también es el lugar de reunión de todos los artistas y técnicos-, otro que alberga la escuela (el personal viaja con sus familias), taquillas, oficinas y un espacio más para entrenarse. Los artistas y el equipo de Kooza representan 23 nacionalidades. Aunque el inglés y el francés son las lenguas principales durante las giras, también se hablan otros idiomas como chino, español o ruso.
Al personal fijo les acompañan en cada ciudad numerosos trabajadores contratados según las necesidades. En Bilbao se ha contratado a 120 técnicos para la ocasión.
acrobacias y fantasía David Shiner, un payaso norteamericano que trabajó con el Circo del Sol en su espectáculo Nouvelle Experience, es el autor y director de Kooza, del que dice que "versa sobre la conexión humana y el mundo de la dualidad, sobre lo que es bueno y lo que es malo. El tono es divertido y gracioso, ligero y abierto. Es un espectáculo que no se toma a sí mismo demasiado en serio, pero que tiene mucho que ver con las ideas. A medida que se va desgranando, explora conceptos como el miedo, la identidad, el reconocimiento social y el poder".
Cuenta la historia del Inocente, un solitario melancólico que busca su lugar en el mundo. Con los números acrobáticos y el humor de los payasos como columna vertebral, se presentan actuaciones muy tradicionales, desde contorsionistas a trapecistas o equilibristas sobre sillas. Entre ellos, destaca la Rueda de la Muerte, que gira a una velocidad vertiginosa impulsada únicamente por dos artistas que saltan y dan vueltas sin cesar. Entre los números también se puede ver el del Alambre en altura, protagonizado por tres hermanos madrileños: Los Quirós (Vicente, Ángel y Roberto), quinta generación de una familia circense.
El escenario está diseñado por Stéphane Roy y evoca una plaza pública que se transforma en la pista de un circo. La superficie está decorada como un cielo estrellado, en cuyo centro se representa el cielo de Montreal en la noche de la primera representación para el público. El vestuario, compuesto por más de mil piezas (entre trajes, zapatos, accesorios y pelucas), lo firma Marie-Chantale Vaillancourt, habitual colaboradora de Robert Lepage, que ya trabajó con el Circo del Sol en KÀ, uno de los espectáculos residentes en Las Vegas. Marie-Chantale se ha inspirado en fuentes tan diversas como las novelas gráficas, la pintura de Klimt, las películas de Mad Max, las historias de viajes en el tiempo, la India y Europa del Este. Dado que el espectáculo exige muchos cambios de vestuario, tuvo que estudiar las técnicas que usan los magos para cambiar rápido de ropa a fin de crear su propia magia a través de los trajes de los artistas.
La iluminación ha sido concebida por Martin Labreque, la música compuesta por Jean-François Côté y la coreografía creada por Clarence Ford. Casi tres horas de acrobacias y fantasía para trasladar al espectador a un mundo mágico.