bilbao. Pedro Roldán (Córdoba, 1954) remueve los sentidos. Sus cuadros cuelgan de las paredes de la galería Llamas de Bilbao hasta el 18 de abril. "Su obra es un escaparate de paisajes idílicos, que bien podrían acompañar a los cuentos más fantasiosos del mundo como dar vida a los rincones más lúgubres del planeta. En la obra de Roldán el contexto es secundario: ni complementa ni resta personalidad a sus trazos. Cada pieza, en sí misma, tiene personalidad y sentido propio", asegura Andrea Momoitio, crítico de arte, que considera al pintor andaluz como "un trapecista de colores".

"A Roldán se le puede oler, tocar, escuchar, mirar y saborear. Sus lienzos suenan y resuenan", dice Momoitio, para concluir resaltando "el uso que el pintor hace de los colores indiscretos".