Desde lo más alto de las listas de ventas, nos saluda este curiosísimo experimento, titulado Good morning to the night, en el que se mezclan dos mundos antagónicos a priori: el del dúo electrónico Pnau y el del clásico Elton John. En el CD, que alterna disco music, electro, gospel y hasta aires psicodélicos, los australianos toman múltiples canciones del autor de Your song y Rocket man, de su mejor época, la de inicios de los años 70, y las mezclan para construir un exótico y urbano collage sin prejuicios que sirve para animar fiestas colectivas y privadas.
Pnau -el cantante Nick Littlemore y el productor Peter Mayes- pasaron por Empire of the Sun y en su último proyecto han dejado algunos éxitos menores de carrocería synthpop como Embrace y Unite us. Ahora, se ha amplificado gracias a este álbum, una curiosa ocurrencia que ha gustado al atracado Elton John, quien ha destacado "el gran trabajo y la increíble visión y creatividad" del dúo en un disco que tiene como columna vertebral algunas de las mejores composiciones del británico, temas como Are you ready for love, Border song, Country love song and three, High flying bird y Madman across the water, escritas a principios de los 70, antes de lanzarse a un millonario mundo de pop azucarado.
Pnau no tira de samplers de las canciones del británico, sino que utilizan pequeños extractos de múltiples canciones, en algunos casos poco más que una frase, para ofrecer un repertorio sugerido por Elton John -con su voz incluida- pero que suena nuevo. Y lo hace de manera muy diversa. En clave disco music, en el caso del tema que da título al CD, con los beats disparados buscando el baile, o ralentizando el ritmo en el caso de la sedosa Sad, que respira un aliento soul y r&b trufado con arreglos a lo Burt Bacharach. Y ahí no queda la cosa, ya que con sus sintetizadores y múltiples vocoders se atreven con el reggae en Black icy stare; un coro de aliento gospel en Foreign fields; un guiño épico de banda sonora en Karmatron; un arranque a lo Pink Floyd en el electro-sinfónico Telegraph to the afterlife; y hasta un flotante y misterioso Sixty, el único instrumental, en el que recuerdan a Mike Oldfield. El CD extra, que incluye remixes orientados a la pista de baile, suena ocurrente. Solo los fans más ortodoxos de Elton John pueden considerarlo un sacrilegio al trocear diferentes canciones de su autor favorito para condimentar un experimento más que curioso y que se deja escuchar con ganas.