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EN 2002 París decidió celebrar por primera vez en el mundo una Noche Blanca. En 2009, Bilbao se subió al tren de estos festivales nocturnos de verano, celebrados en las más importantes ciudades del mundo (París, Tel Aviv, Roma, Reykjavik, Liverpool, Montreal, Chicago, Toronto...) y disfrutar de una variada programación nocturna de la creación contemporánea en todas sus formas: artes plásticas, cine, música, danza, teatro...

Ayer los bilbainos y bilbainas, a pesar de la lluvia, salieron a la calle para participar en algunos de los sugerentes planes culturales que ofertaba el Ayuntamiento de Bilbao junto con la Fundación Bilbao 700-III Millenium Fundazioa, en colaboración con algunos de los principales espacios culturales y de ocio de la ciudad: el Museo Vasco, el de Bellas Artes, el Guggenheim, la Biblioteca Central de Bidebarrieta, la AlhóndigaBilbao, la Universidad de Deusto y el Edificio Ensanche.

Música, poesía, teatro, danza, intervenciones y obras multidisciplinares formaron el grosso del programa de La Noche Blanca, que llegó a su cuarta edición. La actriz Natalia Dicenta puso la poesía con un recital dedicado a Góngora y Lope de Vega, con acompañamiento de laúdes, en el Museo Vasco. Sin salir del Casco Viejo, en el pórtico de la catedral, se ofreció la actuación de la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao, la Sociedad Coral y el Coro de San Antonio de Iralabarri.

La música fue una de las grandes protagonistas de Gau Zuria, con las habaneras que se cantaron cerca del Museo Marítimo, que también acogió un concierto de jazz a partir de las doce de la noche. El músico británico de raíces africanas Ty y el saxofonista estadounidense Pee Wee Ellis, quien fue un destacado miembro de la banda de James Brown y ha colaborado durante los últimos veinte años con el norirlandés Van Morrison, actuaron en el muelle anexo al Museo.

El programa contó con la participación del artista José Ibarrola, que dirigió un flashmob en la Alhóndiga. Decenas de paraguas quedaron suspendidos sobre el espacio en el que tres bailarinas interpretaron una coreografía que culminó invitando al público a que participe.

El humor se dio cita con la gastronomía en la Biblioteca de Bidebarrieta. Josean Martínez Alija, Fernando Canales y Ricardo Pérez ofrecieron unas charlas, previamente al estreno de Un entremés, de Juan Bas.

Además, cinco edificios -el Ayuntamiento, el Teatro Arriaga, la Universidad de Deusto, el edificio CRAI y la Alhóndiga- fueron iluminados con formas artísticas. En el Ayuntamiento, fue el artista francés Patrice Warrener el encargado de iluminar y animar el edificio con un show de cuatro horas de luz adaptada a la arquitectura.

El Guggenheim acogió una curiosa noche de tango y el Bellas Artes acompañó la muestra Goya, estampas de invención con una serie de composiciones inspiradas en los trabajos del maestro zaragozano, actividad que estuvo a cargo de artistas seleccionados por la Academia Granados Marshall.

Por su parte, la Universidad de Deusto fue tomada por Txalap.art, que programó con la ayuda de Txan Magoa, Napoka Iria, Ertza Teatro-Dantza o el propio Mikel Markez. Cultura noctámbula para todos los gustos y edades.