iruñea. Las relaciones humanas y su faceta sentimental, abordadas desde los contrarios, los opuestos o los cercanos, sigue siendo la preocupación vital de Ángel Garraza, y así se muestra en la exposición que el artista navarro protagoniza hasta el 4 de mayo en la galería Espacio Marzana de Bilbao.
Interiores iluminados acerca al público la obra en cerámica más reciente del escultor, en un mural de pared con 24 elementos y otras cuatro piezas exentas. El motivo no cambia, pero sí la manera de abordarlo. "Ha habido una evolución en lo formal: todo está cada vez más ensimismado en la limpieza del mensaje, y a la vez la materialidad cada vez es menos importante", cuenta Ángel Garraza (Allo, 1950). Desde el trabajo que realizó en la instalación Invierno, primavera, verano y otoño, que se expuso el año pasado en La Borne (Francia) y en la que la luz artificial ya era parte esencial, el escultor navarro ha sentido la necesidad de "traspasar la superficie del material con la intención de mostrar lo oculto de esos objetos totalmente herméticos, cerrados, que surgen de la propia metodología procesual de mi trabajo", explica Garraza.
Así, la nueva serie Interiores iluminados juega con la paradoja de que, por un lado, el término alude a cuestiones funcionales; pero, por otro, en manos del artista eso se convierte en una metáfora de los interiores del alma, a los que se llega a través de la luz, que vuelve a entrar en las obras. "Penetrando en su interior, se desvela ese gesto primordial, vital y constructivo, haciendo esos objetos más accesibles", dice el autor, que nos invita de esta manera a acceder a nuestra propia interioridad y percatarnos de que "en el fondo, los sentimientos son como esos interiores iluminados, universales en su factura interna, aunque su apariencia externa sea tan diversa como nuestra propia individualidad". Y de esa diversidad, añade Ángel Garraza, "es de donde surgen todas nuestras vivencias y conflictos". Todas nuestras contradicciones -entre lo colectivo y lo individual, lo interior y lo exterior..., que aquí se reflejan con el contraste entre el blanco y el gris-, sobre las que el escultor navarro arroja luz en esta exposición, ya la tercera que realiza en Espacio Marzana.
Garraza, quien lleva nada menos que 36 años dando clases en la facultad de Bellas Artes de la UPV -"toda una vida", dice-, reconoce que el momento actual es "muy difícil para los artistas, pero en especial para los jóvenes que empiezan". "Cada vez está más complicado encontrar sitios donde exponer, no hay presupuesto y los pocos dineros públicos cada vez se derivan más a instituciones potentes que dan buena imagen, como puede ser el Guggenheim en el caso de Bilbao. Y cada vez esas grandes instituciones valoran menos esas otras cosas que hasta ahora se hacían desde las casas de cultura y otros espacios pequeños y que servían de acicate para ir creando valores". En este panorama que el escultor navarro define como "desolador", aunque del que también apunta como aspecto positivo "la apertura que hay hacia todo tipo de lenguajes artísticos, entre ellos la cerámica", destaca que las galerías privadas sufren especialmente. "Hoy es una heroicidad ser galerista. Eso que se dice siempre del arte por amor al arte es verdad, se hace así. Y arte seguirá habiendo, aunque la cosa esté complicada".
próxima retrospectiva El Museo de Cerámica de Muel, en Zaragoza -una zona de gran tradición ceramista-, dedicará el próximo otoño una exposición retrospectiva a Ángel Garraza que llegará hasta las últimas obras de la serie Interiores iluminados. Será la segunda retrospectiva sobre el trabajo del artista navarro, tras la que acogió en 2006 la Sala BBK en Bilbao, que realizó entonces un recorrido por 27 años de su trayectoria profesional, tan marcada por las raíces ancestrales como por la experimentación. Y es que Garraza, que ha expuesto su obra fuera de nuestras fronteras en Amsterdam, Francia, Ginebra, Corea o Taiwán, sigue siendo un artesano-artista que valora tanto la tradición como las nuevas posibilidades, siempre que éstas le permitan expresar sus inquietudes vitales.
De la cerámica, el creador destaca "su nobleza", una virtud que también detecta en otros elementos ligados a la tierra, como la madera. Ángel Garraza desvela que con este material ha creado él mismo las dos mesas sobre las que exhibe ahora al público algunas de sus esculturas en la galería Espacio Marzana. "Están hechas con madera de cerezo cortada por mi padre en Navarra", cuenta.