Bilbao
no son los bravos leones rojiblancos aunque cada noche Esteban Oliver y Beltrán Iraburu se adentran en la selva madrileña. No cuentan con el apoyo de La catedral pero sí del Teatro Lope de Vega. Son muchos los paralelismos con el Athletic, pero el corazón de estos dos navarros está más centrado en subirse a los escenarios que en deleitar a los aficionados con pases y goles. Ambos disfrutan y son partícipes del musical El rey león, la revelación del año en Madrid.
Basada en la película homónima de Disney, las aventuras de Simba cuentan para su versión musical con la larga trayectoria que ha atesorado por diferentes escenarios del mundo y una banda sonora que recibió y recibe constantes elogios. Hans Zimmer se alzó con el Oscar por la música de la película mientras que la canción de Elton John y Tim Rice, Can you feel the love tonight, obtuvo el galardón en esa categoría. Eso sí, tenían asequible el premio ya que de los cinco temas nominados, tres pertenecían a El rey león.
Beltrán Iraburu (Iruñea, 1975) y Esteban Oliver (Buñuel, 1972) se consideran unos "elegidos" porque ven recompensado su esfuerzo con el cariño del público que llena casi todas las funciones. Con El rey león, Beltrán cumple "un sueño" convirtiéndose en el malvado Scar y en el entrañable Pumbaa. Oliver también tiene la misma sensación, sobre todo después de que el musical retrasara su llegada al Estado dos años. "Entonces estuvimos haciendo las audiciones pero después se decidió no hacerlo. Más tarde volvimos a realizar las pruebas. Cada vez que viene un musical, tienes que hacer oposiciones", afirma el de Buñuel. De hecho, se hicieron un hueco en un elenco en el que la presencia internacional es muy importante. Sudáfrica, Cuba, Estados Unidos, República Dominicana, Filipinas, Panamá, Brasil o Francia son los países de origen de la mayoría de los intérpretes.
El estreno del largometraje animado generó una gran respuesta del público y Oliver e Iraburu no fueron ajenos a él aunque con distintas opiniones. "Reconozco que no ha sido como una de esas películas Disney que te las ves ochenta mil veces", explica el de Buñuel, que coincide con Iraburu al apuntar que el visionado de los musicales que ya se estaban representando en ciudades como Nueva York o Londres fueron las claves para "enamorarse" de El rey león. "Como casi toda la gente de mi generación había visto la película , pero me encantó el musical cuando lo vi en Broadway y Londres. Para mí, era un sueño hacer Scar", sentencia Iraburu.
personajes Precisamente el malvado del cuento es el personaje en el que se convierte Beltrán, aunque tiene la oportunidad de redimirse y hacer sonreír a los espectadores con las divertidas ocurrencias de Pumbaa, siempre y cuando Albert Gracia no pueda acudir a la función. "Scar es el que más tiempo aparece en escena. Es un malvado muy malo. Es francamente cómodo. Para los actores suele ser más interesante interpretar a un malo que a un héroe. Meterse en su piel, entender sus motivaciones y, de alguna manera, perdonarlo", cuenta el de Iruñea, que se resarce de su personaje maligno con Pumbaa: "Es la bondad absoluta, como actor es muy divertido alternar ambos porque te hace jugar con una gama muy diferente de colores". Su compañero en el musical, Esteban disfruta de no tener que compartir dos personalidades ya que representa un papel muy amable y querido por los niños: Zazú, el simpático pájaro. "Es el mayordomo, el consejero. Es un buen amigo del rey y ha ido pasando de generación en generación. Simba le torea pero no es su conciencia. Intento encauzarlo para que se porte bien porque a veces es demasiado trasto ".
Transformar a los actores en personajes semi animados lleva consigo una gran labor, que desarrolla tras el telón. "Yo nunca había manejado un puppet, como llaman aquí a las esculturas móviles. No había trabajado con un mecanismo con el que con la mano derecha tengo que manejar la boca y con la izquierda las alas", explica Esteban, quien añade que necesita estar en buena forma física para poder afrontar las dos horas de función.
La presencia de niños en la representación del musical lleva consigo "más responsabilidad" porque sobre ellos recae parte del peso del musical "Te encariñas mucho con ellos", afirma Esteban. El buen ambiente entre todo el equipo parece primordial en un espectáculo en el que más de cincuenta personas integran la parte actoral. "Somos como una pequeña familia. Pasamos seis días a la semana juntos. Es una familia complicada porque entre nosotros hablamos en francés, inglés e italiano. Es un poco como una torre de Babel", destaca Beltrán.
Este musical no es el primero en el que las carreras de Esteban y Beltrán se cruzan en los escenarios. Otro de los grandes éxitos de la factoría Disney, La Bella y la Bestia, fue el punto de encuentro de ambos. "Fue una grata sorpresa reencontrarme con él", señala Oliver. Aunque Beltrán no actúa en todas las funciones, cuando sale al escenario y coincide con Esteban tienen su "pequeño momento navarro". "Al principio del segundo acto, tenemos una escena en la que estamos él y yo solos. Es un momento bastante cómico", reconoce el de Iruñea.
ÉXITO Aunque han tenido que pasar varios años para que definitivamente El rey león se instalara en Madrid, la espera ha tenido su recompensa. Arrasan todos los días, las entradas se agotan con rapidez y por eso ya están a la venta los correspondientes a agosto y septiembre, algo inusual en las artes escénicas. "A pesar de tanta crisis, la gente necesita un revulsivo para olvidarse de todo lo que está cayendo", señala Esteban. Aunque a él, la película no le conmovió en exceso sí reconoce la influencia que tuvo el largometraje en el gran público: "Es una historia que ha tenido mucho calado". Para él, "la combinación de música, imagen, luz y decorados" es clave para que todas las personas se impregnen del aroma de la sabana africana.
La repercusión que está obteniendo también se nota en el número de espectadores que van ex profeso a Madrid para ver el musical. "Solamente por ver la primera escena con el ciclo vital, merece la pena", señala Beltrán. Este reconocimiento supone una "motivación extra" para Esteban que todavía alucina al recordar cómo le felicita la gente después de la función.
Las dimensiones que requiere un musical de estas características hacen inviable una posible gira por el Estado. "Se ha tenido que cambiar el patio de butacas y remodelar muchas cosas para que pueda entrar todo el montaje", cuenta Esteban que cree que sucede un "milagro" cuando ve la representación desde bambalinas. "La función que se desarrolla detrás del telón es muy diferente. El espacio es muy pequeño pero está todo muy bien estructurado. Cabemos como si fuera un Tetris".
La "torre de Babel" en la que conviven personas de más de una decena de nacionalidades se sustentará por lo menos dos años más, con lo que Esteban y Beltrán disfrutarán de una estabilidad laboral muy complicada de tener en el mundo del espectáculo. "En un musical tienes contratos largos y te permite cierto relax", comenta Iraburu, que sabe lo que es cambiar cada quince días de trabajo por su trayectoria en la ópera. "He tenido trabajos que duran quince días, un mes, dos...". Ahora, tiene nuevos proyectos en mente y no descarta repetir en un musical. ¿Será El libro de la selva?