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"Paz pone el pecado y yo la culpa"

Arturo Ripstein busca la tercera Concha de Oro con 'Las razones del corazón'

"Paz pone el pecado y yo la culpa"Foto: RUBEN PLAZA

CUANDO la guionista Paz Alicia Garciadiego propuso adaptar al cine Madame Bovary, el director Arturo Ripstein solo exigió una cosa a su esposa: no releer la obra de Flaubert y escribir el guión sobre la base de los recuerdos de un libro que disfrutó a los 16 o 17 años. A Garciadiego le encanta la novela pero el personaje siempre le pareció "detestable, una boba". "Me cuesta identificarme con ella, dan ganas de cachetearla, no sería su amiga", declaró ayer. Por eso la despojó de sus "fantasías bobaliconas", trató de hacerla "más entrañable y actual", y la enfrentó "a la ansiedad de una mujer corriente, sin romanticismo, solo a través de sus carencias y frustraciones", añadió.

El resultado ya puede verse en Las razones del corazón, el nuevo hijo del inseparable tándem mexicano Ripstein-Garciadiego que ayer cerró la competición del Festival. El cinematográfico dúo ofreció una rueda de prensa junto a buena parte del reparto que encabeza Aracelia Ramírez, protagonista de una historia traída al siglo XXI. Ella es el centro de un triángulo amoroso completado por un amante esquivo (Vladimir Cruz) y un marido cornudo (Plutarco Haza) en los opresivos márgenes de un edificio de apartamentos del que nunca llega a salir.

Paz Alicia Garciadiego recordó que al escribir La mujer del puerto, quizá su película más dura, Ripstein le pidió que la historia fuera "inmoral, no amoral, porque la amoralidad no tiene gracia". "Donde todo se vale es como el sexo permitido, pierde mucho chiste. Me dijo: Quiero una película que peque de principio a fin. Y Las razones del corazón es una película pecadora. Me gusta que el adulterio sea tan penado como en el mundo de los años 40, antes de la píldora... No como esos matrimonios modernos que dicen: Bueno, tiene una relación. No, la protagonista es una adúltera y eso me interesaba mucho". "Paz estudio con las monjas del Sagrado Corazón, no es broma, es absolutamente cierto, y yo soy judío, así que ella pone el pecado y yo la culpa", dijo Ripstein, divertido.

Ripstein rodó el largometraje en blanco y negro "la realidad de la ficción se vuelve mucho más fragorosa y precisa" con esa fotografía, que es la que le enseñó a amar el cine. "Además, Picasso dijo que el color debilita, y si él lo dijo, es incuestionable", zanjó para hablar después del escaso uso de música en sus películas. "Acompañar imágenes con banda sonora es un elemento de bastardía. En la vida real no hay música de fondo porque entonces uno sabría cuando lo van a asaltar. Eso sí sería útil", señaló irónico.

El reparto Aracelia Ramírez reconoció que al principio temía "bloquearse" al encarnar a tamaño "monumento de la literatura universal", Madame Bovary, pero al final vivió la experiencia como algo "paradójicamente gozoso" porque todos los límites estaban fijados por el guión de Garciadiego y la dirección de Ripstein, que en lugar de pedir "trucos de actuación", simplemente demandó las "entrañas" de los intérpretes.

Si Ripstein gana la Concha de Oro con Las razones del corazón, que se estrenará el 7 de octubre en el estado, sería ya la tercera tras las obtenidas con Principio y fin (1993) y La perdición de los hombres (2000). Según dijo, casi todos los galardones de su carrera los tiene depositados en la Filmoteca de la UNAM de México. Todos menos dos: los premios donostiarras. "Las conchas las tengo en mi estudio y ocasionalmente, por aquello del onanismo, las abro y las toco", bromeó.