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El pintor Rafa Villa expondrá en Nueva York en septiembre

El polifacético creador de Getxo tiene previsto participar en una colectiva con otros cinco autores iberoamericanos

El pintor Rafa Villa expondrá en Nueva York en septiembreFoto: juan lazkano

getxo. En unos días, el pintor Rafa Villa viajará a Nueva York, donde la Jadite Gallery le expondrá en septiembre seis cuadros, dentro de una muestra colectiva de cinco artistas iberoamericanos. La comisaria Marta Sozzi, al ver el espléndido trabajo que el Colegio de Abogados de Bizkaia expuso a Villa en 2009, le llamó hace unos meses para contar con sus óleos cubista-futuristas, intensos, contundentes y oníricos. Rafa lo cuenta sin ínfulas en su casa-taller de Areeta, donde desarrolla una potente actividad para el Ayuntamiento getxotarra, pictórica e impartiendo diversos talleres.

Locuaz y creativo, este manchego de nacimiento (1952) tiene una especial capacidad para pintar grandes murales -como el que luce desde junio el Instituto de Fadura- y para decorar puestas en escena y confeccionar marionetas. Si bien recuerda haber dibujado y pintado desde que era un niño, en el granero de su casa natal, sus trabajos como maestro industrial influyen en el sello depurado de sus cuadros, en los que priman los colores vivos, las líneas geométricas, las intersecciones de planos y las imágenes de personas que atraviesan alguna situación existencial. En pinturas como De dónde venimos pretende "criticar el sistema, su frialdad", a la vez que introduce "algún toque daliniano y la simbología vasca".

Si algo destaca del discurso de Rafa es que sus 59 años no han contaminado el espíritu primigenio de su amor al arte: "Soy vocacional, muy autodidacta y paso muchas horas solo, ideando cosas (de hecho, a veces cuando estoy con más gente me distraigo bastante de las conversaciones). Al impartir clases espero que los niños recuperen el juego. Por ejemplo, la exposición de Nueva York, en estos momentos de crisis, al menos nos permite divertirnos, que los artistas hagamos una puesta en común", manifiesta. Además de ese leit motiv, que le mueve a impartir con jovialidad talleres de teatro y de marionetas a niños, Rafa desea que su paso por la Gran Manzana le sirva para "abrir una puerta a nuevos horizontes, que se puedan abrir nuevos contactos".

Con 25 años se rompió la pelvis empalmando teléfonos, y entonces visualizó que esa inflexión vital le pedía dedicarse por completo al arte. Una vez que se instaló en Getxo, en 1972, no ha cesado en su producción pictórica, intercalándola con otras disciplinas, preferentemente escénicas. Amigo y admirador de Ramiro Pinilla, es capaz de desarrollar un mural de 8 metros "en dos tardes", a la vieja usanza, en el suelo, dibujando. "Me siento muy a gusto haciendo murales", afirma. Y es que se considera "un clásico, de caballete", al que le gustan los estilos del siglo XX "e intento llevarlos a hoy en día". En Nueva York brillarán sus diamantes y rubíes, con magnéticos efectos de luz, herederos de las Transfiguraciones en azul que tanto éxito tuvieron en el Colegio de Abogados, hace dos años. De vez en cuando recibe encargos y realiza exposiciones. Ahora, sus cuadros de formato no muy grande se embarcan hacia la ciudad de los rascacielos, mientras Rafa prepara su viaje con una sonrisa y ojos de niño curioso.