donostia. El proyecto nació en una noche de insomnio. Eduardo Chillida soñaba con un lugar en el que materializar lo que ya contenía su escultura de alabastro Montaña vacía, es decir, vaciar un monte auténtico para crear en su interior un espacio que abrazara el misticismo. Lo encontró en Tindaya, al norte de la isla de Fuerteventura, y en 1995 propuso crear en su interior un cubo de 50x50x50 metros (una altura de un edificio de 15 pisos).

Desde el principio, la propuesta contó con la oposición de los ecologistas. Pese a ello, el Ejecutivo canario dotó cuantiosamente el proyecto, pero la tramitación resultó tortuosa, entre inversiones nunca recuperadas, denuncias de falta de transparencia y demandas judiciales. Ayer, en Donostia, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, y los representantes de la familia del escultor firmaron un documento marco que persigue agilizar de forma definitiva el desarrollo de la obra artística.

"El proyecto nunca se ha parado, ha seguido su ritmo, indudablemente lento, y ahora se quiere dar un impulso que acelere un poco el proceso", explicó Ignacio Chillida, presente en la firma, a este periódico. Para ello, el documento fija la constitución de una comisión mixta, que podría desembocar en una fundación, que se reunirá "a menudo". Uno de los primeros asuntos que deberá atender será la creación de un calendario para establecer el inicio y el final de las obras.

¿Qué pensarán los ecologistas de esta apuesta? "Son una minoría. Siempre gusta que todo el mundo esté de acuerdo, ellos tienen derecho a no estarlo, pero la mayoría está a favor", resuelve el hijo del escultor, que defiende que todas las obras públicas han creado controversia. "También el Peine del Viento", recuerda, "y la semana que viene vamos a Vitoria", a la Plaza de los Fueros, que ha "perdido 30 años" hasta que el Ayuntamiento ha decidido recuperar el diseño original de la obra conjunta de Chillida y Peña Ganchegui.

explotación La Montaña de Tindaya, considerada un lugar mágico por los aborígenes de la isla, pertenece al Parque Natural de las Dunas de Corralejo. "El sueño de Eduardo Chillida, crear un gran espacio diáfano en el interior de la montaña y hacer un cubo interno -con vistas al mar- que se erija en un monumento a la tolerancia contribuirá aún más a la proyección turística y cultural internacional de Fuerteventura y de toda Canarias", indicó el presidente autonómico a través de un comunicado.

El presupuesto para el proyecto asciende a 75 millones de euros, que el Gobierno y el Cabildo esperan recuperar a partir de la explotación turística del monumento puesto que, si se cumplen los requisitos fijados por el artista, la familia Chillida cederá todos los derechos a las instituciones isleñas.

Respecto a las negociaciones con el Gobierno Vasco y la Diputación de Gipuzkoa sobre el museo Chillida Leku, cerrado desde el 31 de diciembre, el hijo del escultor señaló que continúan "a la espera".