CHEVROLET ratifica la convicción de que lo que no te mata te hace más fuerte. La más internacional de las marcas de General Motors celebra con una efusión creativa sin precedentes el rescate in extremis de este grupo por parte de la administración norteamericana. Redimida de la pena capital, la firma se ha volcado en un afán productivo que va a desencadenar una ristra de siete modelos de aquí a finales del año que viene. El Orlando, un monovolumen de hechura media capaz de transportar siete personas, inaugurará la serie de estrenos.
A este producto desvelado en el reciente Mundial de París, que anuncia su llegada a los escaparates para principios de año, le seguirá un goteo de novedades. La agenda del más internacional de los constructores de EE.UU. encadena citas consecutivas para los restyling de Aveo y Captiva y para el estreno de la variante con cinco puertas del Cruze; está por ver si los clásicos Corvette y Camaro entran en los planes comerciales de la filial hispana. Además, la marca fundada en 1911 por el suizo Luis Chevrolet quiere celebrar su centenario con el lanzamiento comercial del Volt, su pionero el ámbito de la propulsión eléctrica.
La presentación en sociedad del Orlando depara una foto oficial y muy pocos datos. No hay datos precisos de su envergadura y sólo unos apuntes de cómo se articulará el repertorio mecánico. Obligados, por tanto, a especular, y dado que el inminente monovolumen se deriva del Cruze, cabe deducir que tendrá una eslora definitiva cercana a los 4,6 metros de eslora y que su distancia entre ejes rondará los 2,7. Este candidato tendrá como objetivo convencer a la misma clientela familiar que ahora se disputan las versiones Grand del Citroën C4 Picasso, del Renault Scenic y del Ford C-Max, además del Opel Zafira, el Toyota Verso, el VW Touran, etc.
Coincide con todos ellos en ofrecer siete plazas. Bajo su envoltorio de líneas angulosas y porte de crossover habilita una cabina presumiblemente amplia. Con esta fisonomía, ligeramente más agresiva que la de sus esbeltos rivales, el fabricante pretende desmarcarse de la competencia y captar la atención de un tipo de público proclive a la estética campera. Éste es el estilo que insinúan detalles como la caída vertical del portón o la protección inferior del paragolpes trasero.
En el recio semblante aparece el rastro genético de los Chevrolet contemporáneos; el más elocuente es la parrilla dividida por un travesaño que sustenta el contundente emblema de la casa. La perspectiva lateral del vehículo sugiere una moderada elevación del techo -al menos inferior a la altura habitual en este tipo de modelos- que, de confirmarse, comprometería inevitablemente la habitabilidad de la cabina. Más aún sabiendo que el fabricante diseña ésta escalonando de adelante hacia atrás las tres líneas de asientos: la segunda y la tercera mejoran así la perspectiva de sus ocupantes, aunque ello ha de perjudicar necesariamente su desahogo a bordo.
Chevrolet promete una configuración de asientos variable pensada para acomodarse a distintos exigencias de transporte. Asegura, asimismo, que el Orlando dispone de "una amplia gama de compartimentos de distintas formas y dimensiones, repartidos por la consola central, las puertas delanteras y traseras, la zona trasera de carga e incluso el techo". El más original de estos huecos se oculta "detrás del sistema de audio del salpicadero".
El modelo propondrá tres variantes motrices de cuatro cilindros, unidades utilizadas en la actualidad por otros productos de la familia. Contempla un motor gasolina de 1,8 litros y 141 caballos, así como dos interpretaciones del 2.0 diésel, una con 131 y otra de 163 CV. Chevrolet programa tres definiciones de producto; la más asequible incluirá entre sus dotaciones de serie control electrónico de estabilidad (ESC), seis airbags, aire acondicionado y retrovisores con ajuste eléctrico. La fabricación del Orlando comienza estos días; la cartera de pedidos se abrirá a final de año y las primeras entregas se efectuarán nada más empezar 2011.