Bilbao

Recuerdo que, cuando dirigía la orquesta del Conservatorio de Bilbao, algunos directores profesionales se quejaban de que los músicos jóvenes hacían malos bolos, que desafinaban... y yo pensé: ¡Pues juntadles y educarles!". Ana Uriarte (Zornotza, 1961) echa la vista hacia atrás casi diez años para rememorar los primeros pasos de BIOS Orkestra -muchas veces conocida como Bizkaiko Orkestra Sinfonikoa, aunque, oficialmente y por temas burocráticos, no lo sea-: una agrupación de músicos, principalmente jóvenes y de Bizkaia, que, en estos pocos años de recorrido, ha conseguido hacerse un hueco en la escena musical de Euskal Herria y alrededores, con muy buenos resultados.

Los miembros de BIOS Orkestra suelen juntarse para ensayar en un local de Zornotza, bajo la batuta de Ana Uriarte. "Al principio nos reuníamos en unos sitios bastante peregrinos", recuerda la directora. "En Bilbao era imposible encontrar un buen lugar que fuese amplio, porque somos muchos y, al final, pidiendo sopitas al Ayuntamiento de Amorebieta, nos ofrecieron estos locales. Estamos muy bien ahora", sentencia. Esta joven orquesta nació por la firme idea de varios profesionales de que "aquí había buenos músicos jóvenes, con formación suficiente para tener una orquesta y a los que había que dar una oportunidad para tocar juntos", asevera Uriarte. Su última actuación fue hace un par de semanas, en el marco del festival internacional Musikaldia Itxas Soinua de Lekeitio, en el que su interpretación de la obra de Giovanni Pergolesi recibió una calurosa ovación por parte del público asistente. "La verdad es que la orquesta cada vez suena mejor, es evidente".

Si algo caracteriza a esta ensemble, en opinión de su directora, es que "se aprecia el placer de hacer música juntos". "Se nota su juventud y que no sea un trabajo diario. Nos juntamos por proyectos y los músicos vienen encantados". Pero las buenas palabras hacia esta agrupación y los músicos que la componen no llegan sólo de dentro; Alberto Zedda, director de orquesta italiano, declaró, tras colaborar con ellos, que "los músicos de la BIOS tienen una gran disciplina y sienten el placer de tocar".

El número de músicos varía según el programa; en el primer concierto que ofrecieron, en Iruñea, actuaron cincuenta pero, este verano, han ofrecido actuaciones más pequeñas, con agrupaciones de cámara. Todos estos conjuntos que componen BIOS Orkestra están formados por alumnos de la última promoción del Conservatorio Superior de Bilbao y de las nuevas generaciones salidas de Musikene. "En principio, la mayoría de los músicos son de Bizkaia pero, gracias a Musikene y cuando tenemos necesidad, también solemos contar con músicos de otras provincias", aclara la directora.

Músicos internacionales

"Exportar está bien, pero hasta cierto punto..."

La calidad de los componentes de BIOS Orkestra queda patente, además de al escucharles tocar, al ver sus currículos. "Todos ellos han actuado con otras orquestas de peso, como las sinfónicas de Bilbao y Euskadi, la Jonde, EGO... -enumera Uriarte- Además de haber estudiado en Inglaterra, Holanda, Alemania, Hungría... Están bastante entrenados". Asimismo, casi todos sus componentes son profesores de conservatorio, muchas veces fuera de Euskal Herria -"es bueno que empecemos a exportar, pero hasta cierto punto, porque a veces los músicos no llegan a todo", agrega la directora-. Es el caso de Ainara Basaguren, una de las violas de BIOS y, desde hace poco, profesora de este instrumento en un conservatorio de Castilla León. "La plaza que he conseguido en Palencia es una gran oportunidad, porque tener un puesto fijo no es nada fácil y menos en Euskal Herria", aclara Basaguren. "No hay tantos conservatorios y menos aún en los que se imparta viola. Además, casi todas las plazas están asignadas", se lamenta.

"Lo mejor de BIOS es el ambiente", dice Basaguren, sin dudarlo. "Todos nos conocemos de antes, hemos estudiado juntos y hay mucha confianza". Al respecto de los proyectos con los que trabajan, la joven bilbaina declara que "cada vez son más variados, lo que hace que la orquesta, poco a poco, vaya evolucionando". Uriarte coincide con la violista en que uno de los alicientes de BIOS es "tener la oportunidad de hacer música en público y con colegas". Pero, más allá del ambiente amistoso, como apunta Uriarte, "a la par de mejorar la orquesta también sube el nivel de los solistas y directores que colaboran con nosotros y, además, generalmente quieren volver".

El trabajo que BIOS hace por los músicos locales no se limita sólo a quienes componen el grueso de la orquesta; muchos de los solistas con los que colaboran también son euskaldunes: "Intentamos trabajar con solistas de aquí, eso les ayuda mucho", dice Uriarte, que no puede dejar atrás ese espíritu de educadora con ganas de dar un empujón al alumnado.

Camino pedregoso

No han parado de crecer, pero ha sido a base de esfuerzo

Los primeros pasos de BIOS fueron exitosos y relativamente sencillos. En aquel primer concierto en Iruñea -"tocamos una sinfonía de Mendelssohn"-, entre el público se encontraba un productor que se interesó y les propuso trabajar en una zarzuela en Bilbao; más tarde llegaron Madrid, la ABAO, vuelta a Iruñea... "Una cosa nos llevó a la otra", explica la directora. Y todo esto sin mánager: "Es que no es fácil, porque los músicos no se dedican sólo a la orquesta".

Uriarte suele dirigir los conciertos de cámara y los sinfónicos, pero en las óperas, suele ser un director externo quien lleva la batuta. Trabajar con otra gente es "algo indispensable para la orquesta", en opinión de la zornotzarra. No obstante, "en Bizkaia es más fácil vender los conciertos de cámara", explica la directora. "Además, estos pequeños conciertos ayudan a que la orquesta suene mejor en gran formato, porque cada uno tiene que ser más puntilloso con su trabajo".

Ese punto exigente de los conciertos de cámara es el que le resulta más atractivo a Basaguren: "Disfruto más en cámara, porque tu trabajo es más importante; no eres un granito de arena, como en una orquesta de cien músicos". Ainara ha estado estudiando dos años en Inglaterra, una experiencia "enriquecedora" para la artista. "Hay muchos conciertos de cámara todos los días. Aquí, sin embargo, no hay mucho movimiento fuera de las orquestas profesionales. Músicos sí que hay, lo que no hay es cultura de música clásica; falta mucho por hacer, pero justo ahora, con la crisis, de donde siempre quitan dinero es de los actos culturales".

La economía es, quizá, la pata que le cojea a BIOS Orkestra. "Muchos de los músicos y directores que han trabajado con nosotros nos llaman para ir fuera pero no nos podemos permitir mover a 40 músicos a cualquier lado y, antes de quedarnos con un mal sabor de boca, creemos que es mejor decir que no". Al ser una orquesta privada no reciben demasiado dinero de las administraciones. Pero, como sentencia Uriarte, "nosotros no queremos dinero, lo que queremos es tocar; así que, mientras nos contraten estamos contentos".