Donostia. Kris Kristofferson se enamoró de Donostia en 1958: el Zinemaldia apenas había cumplido un lustro y el Jazzaldia ni siquiera había empezado su andadura. El compositor, cantante y actor estadounidense viajó con un amigo en autostop y lo que más recuerda es que probó los chipirones "en su propio tinto" (sic) -"estaba lo suficientemente borracho para comérmelo; me gustó más de lo que pensaba", confesó- y que "beber era muy barato".
Kristofferson (Brownsville, Texas, 1936) contó estas anécdotas horas antes de su concierto en la Trini a un grupo de periodistas (y una decena de seguidores perspicaces, que le localizaron tras escuchar las pruebas de sonido que preludiaban lo que vendría después: la colaboración Elvis Costello). De acuerdo a lo que desveló Kristofferson, la de ayer fue la primera colaboración de ambos frente al público -en youtube hay varios vídeos que documentan sus colaboraciones en programas televisivos-. "Espero no arruinarlo", señaló.
Kristofferson fue extremadamente humilde ayer. No sólo respecto a sus intenciones en la Trini: unir canciones de su último disco, Closer to the bone, un tributo a Johnny Cash, junto al que fundó The Highwaymen, y temas de toda su carrera "con cierto sentido". "Vengo con una banda muy buena, espero no cometer errores", advirtió.
También fue modesto cuando -algo a lo que casi ningún vocalista se presta-, señaló sus tres canciones predilectas Me and Bobby McGee, Help me make it through the night y For the good times y un periodista bromeó con que Johnny Cash interpretaba esa canción mejor que él. Kristofferson no tuvo reparos en declarar: "Johnny Cash era mejor que nadie; era más grande que la vida".
La misma honestidad con la que se dirigió a los periodistas es la que ha tratado de imprimir tanto a su actitud en el escenario como a sus papeles cinematográficos desde que en 1970, cuando empezaba a actuar profesionalmente como músico en clubs de Los Ángeles le ofrecieron un papel en la película Cisco Pike. "Nunca recibí formación y tampoco quería; quería que fuera algo creíble y ser lo más fiel posible a lo que cuento".
La reflexión abrió un inevitable capítulo cinematográfico cuando además se tiene delante a Billy el niño, el protagonista de Convoy y Lone Star. Le preguntaron si se sentía identificado con el protagonista de la película Crazy Heart, un cantante de música country alcohólico, encarnado por Jeff Bridges. "Jeff es un amigo y un gran actor, pero no sé si me gusta mucho la identificación con un personaje que es un borracho perdedor", bromeó.
También tuvo un recuerdo para Sam Peckinpah, una persona "autodestructiva" que siempre acababa enfadado con los productores de sus películas. "Pero incluso cuando tenía un mal comportamiento yo sentía cariño y respeto por él", subrayó. "Le echo de menos". Después de dos semanas de rodaje en Convoy quisieron despedirle, pero yo dije que si él se iba, yo también". Peckinpah le increpó: Cabrón, quería una excusa para irme. Kristofferson le respondió: Cabrón, tú me metiste aquí y te quedas conmigo
Al terminar su comparecencia, expresó su deseo de revisitar Donostia con su familia. "Sobre todo, mi hijo tiene interés porque le he hablado mucho de esta ciudad. No creo que haya cambiado tanto", aseguró.