BILBAO. Julio Medem es el último libro publicado por Ediciones Cátedra y escrito por Zigor Etxebeste, donde se refleja la importancia de los orígenes vascos del cineasta a los largo de toda su obra.

El texto se estructura en tres partes. Una dedicada a la biografía del director, en la que el autor nos narra detalladamente desde los orígenes de sus padres hasta su último trabajo Habitación en Roma. En la segunda, el autor hace un análisis de cada uno de los cortos y películas del donostiarra (Vacas, La ardilla roja, Tierra, Los amantes del círculo polar, Lucía y el sexo, La pelota vasca, Caótica Ana); y en la última, nos habla del Medem productor.

En el libro de Etxebeste, el autor nos explica lo que él ha llamado la imagen MedeM: "una narración personal por medio de imágenes de gran elaboración (con una profunda consciencia del hecho cinematográfico), el peso del azar en ellas y la compleja construcción de sus personajes".

Otros rasgos comunes en sus obras son los temas recurrentes a la dualidad y a la muerte como una amenaza constante, que junto al sexo, llevan a la acción a los personajes. La colaboración imprescindible de Alberto Iglesias ambientando con su música cada escena, también caracterizan sus obras.

Los guiños a Euskadi son ya un elemento de su cine. En La pelota vasca se acerca al conflicto vasco, los protagonistas de Vacas son aizkolaris, aparecen referencias a Euskadi en Los amantes del círculo polar, e incluso en su último trabajo, Habitación en Roma, aparece Donostia en dos ocasiones y oímos hablar en euskera en una escena.

Julio Medem dijo en un momento dado que sus películas hablan mucho de sí mismo, pero que "siempre tengo a mano el camuflaje de la ficción, que me permite irme más lejos que en mi realidad". Ése es, seguramente, el tema por antonomasia de su cine y prácticamente lo que lo define, un mundo de imágenes y sonidos repleto de fantasía, fabulación, imaginación y ensoñación, que se hallan siempre "a mano". Tal y como aparece en esta obra el cineasta dice de sus propias películas que hablan sobre sí mismo aunque "siempre tengo a mano el camuflaje de la ficción, que me permite irme más lejos que en mi realidad", concluye.