Es como un duelo de titanes. En pleno corazón de Madrid, el hierro ancestral de Jorge Oteiza pugna por despuntar sobre las colosales Torres Kio. Apenas unos metros separan a las obras del genial oriotarra de estos rascacielos emblemáticos. Y a los pies de ambos, el atónito espectador bebe de la rotunda combinación.
La responsable de que en la capital del Estado palpite la impresionante creatividad de Oteiza es la Fundación Canal, que ha puesto en marcha una exposición de obras del artista vasco. Bajo el título Los límites de la transparencia, la selección integra 34 esculturas elaboradas en piedra o en chapa metálica (hierro o acero corten). Cuatro de ellas son de gran formato y se alzan, elegantes y potentes, en los jardines de la Fundación.
Se trata de una muestra cálida, que permite al espectador acercarse y comprender de una manera cercana el proceso intelectual de creación del autor a través de las piezas expuestas. Este resultado es sin duda consecuencia de que la comisaria de la exposición sea la arquitecto Pilar Oteiza, sobrina del escultor. Y es que sólo conociendo al ser humano se llega a comprender tan bien al genio. "Ser sobrina de Oteiza para mí ha sido una maravilla", explica Pilar. "Para toda nuestra familia ha sido el hombre más maravilloso y genial que hemos conocido", añade. "Ha sido un privilegio porque era un hombre sumamente inteligente, afectuoso, cariñoso", asegura. Pero destaca que "podía ser terrible también cuando no estaba de acuerdo con lo que estabas haciendo".
vaciar las formas Tal y como explica Pilar, esta muestra se basa en obras pertenecientes a una etapa fundamental de la vida artística del autor, que fueron los años 50. "En esos años él fue elegido para realizar la estatuaria de Arantzazu, pero también estaba trabajando en su laboratorio experimental en el que planteaba sus presupuestos estéticos sobre el paso de la estatuaria muy masiva a la escultura ligera, más liviana", afirma. Así, el espectador se va a encontrar con obras que explican el final de un proceso creativo que había comenzado en los años 30, cuando Oteiza empezó a interesarse por vaciar las formas, desocupándolas de contenidos, hasta destilar unidades mínimas. Pilar ha querido arrancar la muestra con varios ejemplos de la desocupación de la esfera para centrarse en la desocupación del cubo, que es el peso fundamental de la exposición.
Este proceso de desocupación de espacios tiene su punto culminantes en las denominadas Cajas metafísicas, que tienen en esta exposición a dos significativas representaciones: el Homenaje a Fray Angélico y el Homenaje a Leonardo, elaboradas en hierro. "Jorge en estas cajas consigue construir el vacío; es decir, construir ese espacio de silencio, ese espacio sólo para el alma del espectador, y más para él mismo", explica la comisaria de la muestra. En definitiva: nunca el vacío ha estado tan lleno de expresividad como cuando surge de manos de Oteiza.
una vida que marca Escuchar a Pilar Oteiza, comisaria de la muestra, es constatar, no sólo la admiración que ésta siente por Jorge Oteiza como artista, sino también el cariño que siente hacia él en calidad de sobrina. No en vano, su tío tiene la culpa de que hoy ella sea arquitecto. "Cuando acabé mi bachillerato y estaba eligiendo qué iba a estudiar, tuve una charla con él y estuvo convenciéndome de que tenía que hacer Arquitectura. Y aquí estoy: soy profesora de Arquitectura", explica. Hoy, Pilar está satisfecha del camino profesional que ha elegido. "Y, sobre todo, estoy encantada de haber estado al lado de él, de conocer lo que hizo, de conocer al hombre que fue y conocer cuál era su vida y su visión de todo lo que tenemos alrededor", añade.
Así, Pilar destaca de la personalidad de su tío su fuerte nivel de exigencia: "Siempre te ponía en cuestión, siempre que estabas cerca de él y le mostrabas lo que estabas haciendo, siempre había una crítica muy fuerte y muy interesante que te hacía trabajar mejor".
Con semejante nexo afectivo entre Pilar y su tío, se comprende que a la comisaria de la muestra le cueste decidir cuál de las piezas es su preferida. "Es muy difícil porque las obras son extraordinarias y, además, conociendo el proceso de trabajo, cada una responde a algo", comenta. Pero, finalmente se atreve a destacar algunas. "Hay una de las piedras, que tuvo Jorge con él y que por ello tiene un sentido muy próximo, que es una de sus maclas. Es una macla de dos cuboides, de piedra rosa que es preciosa". Pilar también resalta el Homenaje a Malarmé, que "tiene un significado muy simbólico porque constituye una conclusión experimental de él y las cajas".
El proceso creador de Jorge Oteiza iba más allá de la escultura. De hecho, tal y como explica su sobrina, experimentó con otros lenguajes, como la escritura. Sus poemas, sus escritos, sus reflexiones, son inseparables de sus esculturas. Por ello, Pilar Oteiza anima al espectador a sumergirse en esa faceta del autor. "Que lean a Oteiza, que ha escrito mucho sobre su obra. Y las obras de Oteiza son sus obras más todo el pensamiento, y todo el trabajo experimental que él llevó a cabo para hacer dichas obras".