madrid. El Museo Guggenheim Bilbao ha dedicado a sus fondos artísticos propios un extenso volumen con el que pretende demostrar que no es "un museo de papel", es decir, un espacio sólo para acoger exposiciones temporales.
Este objetivo fue expresado ayer por el director general del museo, Juan Ignacio Vidarte, en la presentación en Madrid de Colección del Museo Guggenheim Bilbao, que se publica coincidiendo con la exposición que se celebra estos días en el museo. "Durante estos doce años hemos contado con mucho apoyo, pero también ha existido una gran incomprensión y crítica hacia nuestra labor como museo", comentó Vidarte, quien atribuye estas críticas al carácter "atípico" de la colección permanente del museo, "que es compartida y no se presenta de forma estática".
Junto a los propios encargados de los Museos Guggenheim, cuarenta expertos han colaborado en la creación de Colección Guggenheim Bilbao, aportando reflexiones en torno a las obras y los artistas de la Colección.
Francisco Calvo Serraller, autor del ensayo introductorio del libro - coeditado por EF Editores- , considera que esta obra supone un "momento crucial para el museo", porque la colección propia define "su identidad y su alma". El volumen, que se presenta en dos ediciones, castellano e inglés, contiene 62 ensayos que profundizan en el conocimiento de las 102 obras y analizan la coherencia de la colección y sus criterios adquisitivos.
Juan Ignacio Vidarte destacó la intención de primar las obras "especialmente" de los artistas vascos y españoles. En sus doce años de andadura artística, el Museo Guggenheim Bilbao ha logrado reunir una colección propia de 102 obras.
Se han seguido cuatro criterios a la hora de seleccionar las piezas adquiridas: la compra de obras maestras o significativas, la presencia de conjuntos representativos de determinados artistas, la adquisición de piezas de autores vascos y españoles, y la compra de piezas encargadas específicamente para el museo, como La materia del tiempo, de Richard Serra.