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"Hablo tanto como Carol, soy muy cotorra y me parezco a ella, pero no soy una cotilla petarda"

Carol es su papel en la serie "Doctor Mateo" y, desde luego, le va como anillo al dedo. Es la periodista de Onda San Martín. Cualquier vecino que tenga un secreto debe temblar. Ella, en el libre ejercicio de su profesión, cotilleará sin límites y lo lanzará al aire

"Hablo tanto como Carol, soy muy cotorra y me parezco a ella, pero no soy una cotilla petarda"Foto: DEIA

MADRID. Lulú Palomares deja su personalidad real para ofrecer al espectador dominical su personaje, Carol. Es la cotilla oficial de la serie de Antena 3 Doctor Mateo.

En la vida real, la actriz habla tanto como su personaje. Sin ningún tapujo se autocalifica de "cotorra", depósito de confidencias de sus amigos, pero leal y capaz de guardarse todos los secretos que le han contado. Reconoce que rabia por no poder ir con el cuento a otras personas como haría en la serie, pero calla como una tumba.

¡Menudo personaje que le ha tocado interpretar!

Yo estoy encantada. Es un regalo que no te puedes imaginar. Es como llegado del cielo. Si me lo dicen hace un par de años, estoy segura de que hubiera pensado que alguien se habría vuelto majara.

Es un papel bastante loco, ¿no?

A mí, ese papel de petarda me gusta. Carol es una auténtica petarda. Es un papel muy agradecido. Es la típica mujer a la que muchos cogen manía. Espero que los espectadores me vean con buenos ojos y no me cojan manía. Es una tía un poco loca, un poco como soy yo y me lo paso muy bien.

Parece emocionada cuando habla de su papel...

Es un regalo para todos. Yo estoy más emocionada que nadie. Soy una mujer muy entusiasta. Pero creo que todo el mundo lo está. Últimamente, es muy difícil pillar un proyecto como este y, desde luego, tiene todo para ser un proyecto goloso. Es la típica serie que todo el mundo querría hacer.

¿Qué le atrajo de su personaje?

En una serie muy buena, Carol es como la guinda del pastel. Soy muy payasa, pero me gusta mucho el drama. Esta serie tiene todo. Carol es cómica, pero también tiende al drama. Me gusta que siempre esté en todos los ajos o cómo mete la puntilla final. Da juego para mucho.

¿Qué hacía antes de ser Carol en "Doctor Mateo"?

Estaba en Cataluña, trabajaba en un programa que se llama Polonia. Hacía imitaciones de Esperanza Aguirre, Carmen Sevilla y un montón de famosas más. También hacía personajes anónimos que me permitían ponerme en cualquier situación. Tan pronto hacía de la típica maruja como de loca sin remedio.

¿Ha hecho algún personaje que se parezca a Carol?

Algunos de los que he hecho me recuerdan en algo al de Doctor Mateo. Pero estar en una serie con un personaje continuo, un personaje fijo como este, no lo había hecho nunca.

Ha logrado unas audiencias increíbles en los tiempos que corren...

Es verdad, fíjate que a veces me dan pena los de la competencia. Pero no se puede hablar muy alto, efectivamente, las audiencias no siempre hacen justicia. Estábamos grabando y cuando nos han venido a decir las audiencias del domingo pasado nos hemos puesto a gritar y saltar de alegría. Siempre tienes miedo a que se hunda una serie por las audiencias, pero en este caso tenemos un público fiel y el boca a boca siempre funciona. Se comenta los lunes en la oficina, en el metro, en la tienda y nos siguen cada vez más.

¿Cuánto tiene su personaje de Lulú Palomares?

Mucho y poco. A Carol la hemos hecho un poco entre todos. A la hora de caracterizar a Carol ha intervenido mucha gente. Desde los peluqueros, los maquilladores, los de vestuario, el director, mis compañeros... Todos tienen la culpa de que esa petarda cotilla sea así. Este papel es un regalo porque para mí es el personaje ideal. De los femeninos que hay en la serie, este es el mío. A lo mejor otra actriz lo llevaría por otro lado. En la vida real soy algo así, pero diferente.

¿Una cotilla total?

Cotilla no. Ya lo digo yo: valgo más por lo que callo que por lo que hablo, y mira que hablo. Yo hablo mucho, eso sí que tengo en común con Carol, soy una cotorra. Eso no hay quien me lo quite, es terrible; hasta yo me canso de lo que hablo. Pero cotilla no. Me gusta demasiado ser la amiga a la que todo el mundo le cuenta las cosas.

¿Y sabe guardar los secretos que le confiesan?

Claro que sí, qué te has creído. No soy de esas que lo cuentan todo, pero te juro que rabio porque no los puedo contar. Una promesa es una promesa, no cuento nada, escucho.

Eso mismo dice su personaje...

Pero Carol es de mentira y yo soy de verdad. Soy una tumba, tu cuéntame lo que quieras y estate segura de que yo me lo llevaré a la tumba.

No se ponga tan dramática, mujer.

En serio, soy la amiga que pone la oreja y todos van contando sus penas y sus alegrías, pero que no dice ni mu luego, todo adentro. Pero es cierto, rabio por no poder contar los cotilleos a otras amigas.

Entonces, amiga de sus amigos.

Eso es así. Pero últimamente mis amigos me ven poco. Si no fuera porque me quieren, me mandarían a la mierda. No les llamo nunca. Estoy todo el día para arriba y para abajo. Entre que vivo en Barcelona, trabajo en Madrid y los viajes a Asturias no paro. Cuando pillo un rato, me relajo con los vídeojuegos.

¿Fue una sorpresa hacerse con este papel tan logrado?

Bueno una sorpresa y muchos casting. También una alegría porque este papel significa que se me pueden abrir puertas. Pero también es lujo para mí y para cualquiera trabajar con Natalia Verbeke, con María Esteve, con Gonzalo de Castro, Rosario Pardo... Que se junte tanto actor bueno a la vez y que tú estés ahí con gente que idolatras... Yo soy muy idólatra no lo puedo evitar.

¿Quién le parece que es más impertinente, House o el Doctor Mateo?

House, lo de fuera siempre es peor. Mira, si me pongo enferma prefiero que me atienda Mateo. Lo de aquí es más genuino. Mateo tiene una sonrisilla que te lo comerías. Yo le digo a Gonzalo: ¡Qué bien te sienta esa mala leche que tienes! Es un tío muy gracioso. No puedes estar al lado de él sin morirte de la risa. Hasta para decirte borderías las dice con gracia, le pasa como al Mateo. Es un poco así, pero no es tan cabrón.

Con esos tacones que lleva Carol, todo el día cuesta arriba y cuesta abajo en ese pueblo...

Calla, calla, que yo me arrepiento de los tacones que no sabes. Me pasa por bocazas. Cuando se habló de la ropa al principio de la serie, dije que Carol siempre tendría que llevar tacones porque es una tía de esas que es como un travesti, siempre va arreglada, aunque vaya a la esquina. Pero cuando vi ese pueblo, esas cuestas, es lo que se ve y más.

Es que una mujer con su carácter tiene que pisar con mucho garbo.

Vamos, más que con garbo. Las mujeres de ese pueblo tienen que tener el culo prieto, prieto hasta decir basta. No se puede ser normal viviendo ahí. Cuando hay que bajar a comprar tabaco digo: Paso, prefiero dejar de fumar, porque luego no subo, ¡qué horror! Me he dado de leches con los tacones por ahí, menos mal que no se echan tomas falsas. Fuera de cámara llevo unas chanclas. En la primera temporada estaba con el pie hinchadísimo porque me pegue una leche de campeonato con los tacones, no me entraba ni el zapato.