Después de su mediática ruptura con Íñigo Onieva por las imágenes que vio de su novio besándose con otra mujer en un festival de música estadounidense, con cancelación de boda incluida nada más haber sido anunciada, Tamara Falcó se tomó algo más de un nanosegundo pero acabó perdonando a su novio en Nochevieja y la boda se retomó. El enlace tendrá lugar el 8 de julio y los novios ya se encuentran organizándolo todo, porque las fechas se les echan encima para cerrar un evento en el que nada puede fallar.

El miércoles realizaron una visita fugaz a Bizkaia para que la hija de Isabel Preysler se probara por primera vez el vestido de novia en la tienda que la diseñadora Sofía Arriba, de la firma Sophie et Voilà, tiene en Bilbao. Un momento en el que estuvieron acompañados por su amigo el diseñador Juan Avellaneda y por la madre del novio, Carolina Molas.

Íñigo Onieva se encargó de mostrar en sus redes sociales que habían aprovechado el viaje para comer en Azurmendi, el restaurante que Eneko Atxa tiene en Larrabetzu. Pero no fue sólo una visita para disfrutar de la gastronomía de este restaurante sostenible, sino que sirvió para ir afinando detalles del menú de su boda. Porque tal y como el novio ha confirmado a Europa Press, será el afamado chef de Amorebieta, que atesora cinco estrellas Michelin, quien se encargue del menú del banquete nupcial.

Tamara Falcó, Íñigo Onieva y Carolina Molas, con Eneko Atxa el miércoles en Azurmendi. Instagram (@ionieva)

El restaurante Azurmendi, con tres estrellas Michelin y designado el 55º mejor del mundo el pasado año, cuenta con un menú de 300 euros que puede alcanzar los 600 según los vinos que se elijan, y no parece que en ese enlace vayan a escatimar en calidad. Si escogiesen ese menú tal cual, tendrían como Pícnic de bienvenida piquillo helado, brioche de salazones, tartar de berenjena y caldo de alubia. Después llegaría La mesa de la trufa, con huevo trufado, merengue trufado y marianito, para dar paso a El invernadero, con espárrago, manzana fermentada, huevas y queso carranzana cara negra.

A continuación, sería el turno de Loreak, con agua de rocío, hoja, rosa y néctar, talo de flores y limón grass, antes de los platos principales, con chipirón; erizo de mar en texturas; ostra, granizado marino, algas y brotes; quisquillas y esencia de hierbas; guisante lágrima, gel de ibéricos y jugo de vainas fermentadas; bogavante asado y descascarillado sobre jugo de pimientos; atún a la brasa y caviar; esencia del bosque; y castañeta de cerdo IBÉRICO, duxelle y trufa. Y para acabar, castaña; cuajada de hierbas, miel y mil flores; oliva negra y cacao; y petits fours.