el bikini de la princesa Leia en El retorno del Jedi, el disfraz de auténtico pelo de yak del entrañable Chewbacca y la imponente figura de Darth Vader son las piezas estrella de la última exposición itinerante sobre Star Wars en EEUU, que reúne hasta 60 de los trajes originales.

Rebelde, Jedi, Princesa, Reina: Star Wars y el poder del disfraz muestra al público general y en un mismo espacio por primera vez en la historia, los disfraces originales de las seis películas de la saga, en una exhibición que ha fijado Seattle, en el noroeste de EEUU, como primera parada de un tour que viajará por las principales ciudades del país durante los próximos años.

“Se ha estado trabajando en esta exposición durante unos nueve años. Es la primera vez que todos los disfraces se exhiben juntos, e incluso tenemos algunos, como el vestido de boda de Padmé Amidala, que jamás antes habían sido exhibidos”, explicó Jacob McMurray, el curador del museo EMP de Seattle, que alberga la exposición sobre La Guerra de las Galaxias.

Además de los anteriormente citados, la exhibición incluye disfraces que harán las delicias de los fanáticos de la saga de las galaxias como las ropas originales de Obi-Wan Kenobi en la guerra de las galaxias: Una nueva esperanza, el majestuoso vestido de la reina Amidala en La amenaza fantasma y los inseparables robots C-3PO y R2-D2.

“El diseño de los disfraces es muy diferente entre las primeras tres películas y las tres de la precuela. En las tres primeras había menos presupuesto y además se narra la historia del imperio persiguiendo a los rebeldes. Los rebeldes visten ropas sencillas y el imperio tiene una estética muy militar, parecida a la de los regímenes fascistas del siglo XX en Europa”, indicó McMurray.

precuelas “En las precuelas, en cambio, el presupuesto era mucho mayor, y estas tienen lugar en el apogeo de la república, por lo que todas las civilizaciones muestran sus mejores ropajes. Son disfraces muy detallados y elaborados. Hasta un centenar de personas trabajaron en estas películas solo para diseñar los vestidos”, remachó.

Los disfraces de Star Wars aúnan referencias culturales de numerosas civilizaciones, partes del mundo y períodos históricos, y la exhibición se encarga de demostrar cómo esto contribuye a describir la personalidad y los orígenes de cada personaje.

El caza recompensas Han Solo (interpretado por Harrison Ford), por ejemplo, viste como un vaquero, con la misma estética que podríamos encontrar en westerns clásicos como Solo ante el peligro o Centauros del desierto, con su camisa blanca gruesa, chaleco negro, cinturón con cartuchera, botas altas y pantalones que recuerdan a los del Séptimo de Caballería.

Los soldados y funcionarios del imperio, en cambio, llevan ropas inspiradas en la estética fascista alemana e italiana; y el vestido de Darth Vader, el antagonista de la saga por excelencia, es una mezcla de samurái, soldado nazi y villano de superhéroe.

Uno de los casos más curiosos y evidentes de evolución del personaje a través de su disfraz es el del senador Palpatine, quien luego devendrá canciller y el malvado emperador.

En su primera etapa viste un lujoso vestido de tonos verdes que progresivamente se va oscureciendo y perdiendo pomposidad hasta convertirse en un atuendo de lo más austero similar al usado por los monjes medievales.

Por su parte, el vistoso disfraz de reina Amidala que vestía Natalie Portman tiene muchas influencias de la estética de la realeza de Mongolia.

Star Wars tomó un poco de cada cultura del mundo y de la historia para crear su propio mundo.