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Ir de compras, rebuscar entre probadores y luchar por las tallas parece que pronto será cosa del pasado y pasará a mejor vida en un futuro no lejano. La panacea, la impresora 3D que modelará las prendas adaptadas tanto a nuestros gustos como a nuestras necesidades. Según apuntan, eliminaría los armarios, las lavadoras y secadoras (esto un poquito excesivo) y ahorraría espacio en las casas cada vez más reducidas. Es lo que ofrece Joshua Harris, un diseñador industrial que presentó un modelo beta en el concurso Electrolux Design.

Su funcionamiento es muy fácil y sencillo. Cogemos del vestidor la ropa que no usamos porque está pasada de moda o porque no nos vale en la máquina. La impresora destruye la prenda en su interior y desmenuza los tejidos en hilos para guardarlos en cartuchos, algo muy novedoso, ya que las impresoras existentes hoy en día usan hilos de plástico para crear las figuras y estructuras deseadas y en ésta son de algodón. El siguiente paso es elegir en el ordenador de entre los modelos disponibles de pantalones, camisetas o vestidos dándole las pautas de color y talla según las fotos que anteriormente han sido recogidas por una cámara. Y ya está, ¡estrenaríamos todos los días y sin salir de casa!

Lo más ventajoso es que reutiliza la tela, tiene mentalidad verde y sostenible, no gastamos ni un céntimo y no acumulamos montañas de ropa de otras temporadas, porque sacia el ansia consumista de cambio por su inmediatez. Pero el problema lo tendrían las tiendas convencionales, ya que en este caso sus días estarían contados. Tendrían que reciclarse a otros mercados como el de las telas o colores en cartuchos y la digitalización de diseños online.

Si estáis haciendo cálculos del ahorro o de cuánto cuesta la máquina, no se piensa comercializar hasta 2050; por lo que aún queda tiempo para dejarnos sorprender y ser testigos de una posible revolución de la industria de la moda y el textil, en donde la necesidad de adquirir las nuevas tendencias vendrán de la mano de una propuesta ecológica y de reutilización.

el primer vestido articulado y producido con una impresora 3D .

La prenda diseñada por Muchel Schmidt y Francis Bitonti se presentó hace unos días en Nueva York con una maniquí de lujo, la actriz Dita Von Teese. Es una malla articulada de 17 piezas lacadas en negro y adornadas con más de 13.000 cristales de Swarovski, que se adapta a la perfección al cuerpo. El proceso de producción es bastante complejo y no por haber sido impreso vamos a poder hacernos uno con facilidad. Pero esta técnica tiene muchas posibilidades de hacerse un hueco en el mundo de la moda.

Los diseños digitales. Elegimos en la pantalla entre los modelos digitalizados adquirido en tiendas 'online' o fotografiados.

Cartuchos para el color y el tejido. Los cartuchos se rellenan de prendas que reciclamos o los compramos nuevos para cambiar de tonalidades o texturas.

Voilà, prenda nueva. Una vez dadas las pautas, tan solo habrá que esperar que salga el producto y estrenarlo.