nueva York. El foco se enciende y en una silla de la cocina aparece sentada sobre el escenario Katie Holmes. Con leggins, pantuflas, un jersey viejo y el pelo revuelto. Nada de glamour de Hollywood. Dead Accounts es la segunda obra teatral con la que la actriz se sube a un escenario de Broadway y en su estreno, la noche del lunes, recibió un entusiasta aplauso. Casi medio año después de la separación de Tom Cruise, Holmes, de 33 años, quiere ser finalmente noticia por su trabajo pero sorprendentemente en Dead Accounts hay un paralelismo con su vida privada, pues se habla de relaciones rotas, mucho dinero, religión y divorcio. Holmes da vida a Lorna, una mujer frustrada de Ohio, en el Medio Oeste, "donde las personas creen en Dios, utilizan la mayonesa para cocinar y enceran el suelo". Tras una relación fracasada, se va a vivir de nuevo con sus padres. Allí todo transcurre sin alteraciones: el padre está enfermo y su madre cuida de él y lleva la casa. Lorna intenta desesperadamente luchar contra el aburrimiento hasta que un día su hermano Jack se presenta sin avisar y todo cambia: emoción, ruido, cerveza, pizza y helado. Pero Jack trae consigo un secreto oscuro que terminará por sacudir a la familia cuando sale a la luz. "Esta obra realmente trata cosas muy esenciales de la vida, como los valores familiares y los morales", dijo antes del estreno la actriz, que también es de Ohio. "La vida no es lo que esperábamos de ella", comenta entre sollozos Lorna. La estrella de la obra no es Holmes, sino Norbert Leo Butz, que da vida a Jack. El papel de Holmes es de la hermana preocupada y molesta que al principio aparece pálida y tímida, pero luego se llena de fuerza.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
