Un pintor de fábrica, apadrinado por Jorge Oteiza, que trabaja al aire libre
Ismael Fidalgo perteneció a lo que se ha dado en llamar la tercera generación de artistas vascos
Mirémosle con una primera curiosidad. Era miembro del grupo de pintores salido de la Babcock & Wilcox, fábrica en la que trabajó su padre y él mismo años después. Les hablo de Ismael Fidalgo, un pintor que perteneció a lo que se dio en llamar la tercera generación de artistas vascos o pintores de la posguerrra y fue apadrinado, por su destreza, por Jorge Oteiza. Digamos que Ismael nació en 1928 en el barrio soportano de Castro-Alén y que Fidalgo inició con apenas 18 años sus estudios en la Academia Libre de la Asociación Artística Vizcaina. Más tarde emigraría durante una temporada a Madrid, para perfeccionar sus conocimientos en el Círculo de Bellas Artes. Durante esta etapa colaboró como les dije, codo con codo con el escultor Jorge Oteiza, al que ayudó modelando el barro para sus obras, “cuando estaba estudiando el proyecto de los trece apóstoles para el Santuario de Arantzazu”.
En 1969 obtuvo el primer premio de la I Bienal de Arte para el personal de Babcock & Wilcox con ‘Barcas en el río’
Cuentan las crónicas que en 1949 conquistó el premio de la Galería Studio de Bilbao y el premio de pintura convocado por la revista Arte y Hogar (Madrid, 1955). En 1954 decoró –con la colaboración de los pintores María Dans y Agustín Ibarrola...– el Hotel Wellington, de Madrid. Pintó paisaje en Castilla, compartiendo experiencias con Blas de Otero y Agustín Ibarrola. En 1969 obtuvo el primer premio de la I Bienal de Arte para el personal de Babcock de Bilbao con Barcas en el río. Lo suyo era un simparar constante.
Era un hombre afable, muy cercano a los suyos. Amigo íntimo de Agustín Ibarrola, Blas de Otero y Menchu Gal, el artista trapagarandarra compaginó su trabajo en la empresa Babcock & Wilcox con su afición por la pintura. También dejó su impronta en forma de mural en la iglesia de Larreineta. Calificado como una persona humilde, aventurero, bohemio e independiente, Ismael Fidalgo nunca fue muy partidario de participar en exposiciones. “No le gustaba”, aseguraba tajante su viuda, Consuelo Martínez.
En 1954 decoró –con la colaboración de los pintores María Dans y Agustín Ibarrola– el Hotel Wellington, de Madrid
La gente del arte recuerda que Fidalgo fue un gran pintor de paisajes, sobre todo de la zona minera que tanto amaba. La Arboleda, Larreineta (junto a Ángel Aja hizo un mural donde recogía el trabajo en la mina...), Saltacaballos, Peñucas, Triano, Putxeta, La Ralera, Ortuella… En su colección también ocupa una parte importante Frías, la localidad burgalesa que de forma tan genial supo plasmar en sus cuadros, sin olvidar las tierras navarras (Uxue, Elizondo…), a las que dedicó también mucho tiempo de su producción artística.
Durante su estancia en Elizondo, realiza una pintura mural de El Bautismo de San Juan para la iglesia de la localidad. Allí forman el grupo “Artistas del Baztan”. Se integrará más tarde en la asociación Joven Pintura Bilbaína (1951), avalado por Jorge Oteiza en la Sala de Artesanía Española de Bilbao. Las exposiciones junto a Dapena e Ibarrola en 1955, le conducirán tiempo después (1962) a impulsar la formación del grupo Estampa Popular de Vizcaya.
En el 76 se celebra la muestra Paisajes del Baztán en los bajos del Ayuntamiento de Elizondo con participación de Apezetxea, Marín, Jesús Montes, Fidalgo y los vizcainos atraídos por él. Marcelino Bañales (su amigo íntimo y compañero de trabajo en la empresa minero-metalúrgica Babcock Wilcox a la que se incorpora en la década de los sesenta...) y Alberto Gómez Echarte, sumándose los guipuzcoanos Eloy Erenchun y José María Rezola. En 1979 los destacados miembros del grupo – Fidalgo, Oteiza, Ibarrola, Jesús Montes y Ana Marín– reaparecen en la exposición del Baztandarren Biltzarra, junto a otros pintores y escultores vasco-navarros. Tras una larga a intensa vida fallecía en 2010 en Portugalete. El arte aún le añora.