La pasión fue el principal de los motores que forjaron una vida alejada de los roles de la inmensa mayoría de las mujeres de su época. Hija de una tierra y una familia marinas como Santurtzi (nació el 26 de febrero de 1907...) se confesaba como una oradora “trágica y agresiva” siempre recordó, con lástima, cómo a su padre le fusilaron el 20 de agosto de 1936 en el camarote del barco que capitaneaba, allá en Vigo, por ser su padre. Haydée de Aguirre Doradell arrastró esa pena a lo largo de su vida.
Fue la suya una vida trepidante. Realizó los estudios de cultura general en un centro religioso y pronto se proyectó como una voz de peso y sin pelos en la lengua No en vano, su verbo afilado propició que ingresase dos veces en la cárcel. En 1931, con la legalización de Emakume Abertzale Batza Haydéen comenzó su carrera como propagandista. Uno de sus primeros mítines fue en Barcelona en septiembre de 1932. Entre 1932 y 1936 su actividad se centró en realizar actos propagandísticos de Emakume Abertzale Batza, en los que destacó por su oratoria y su vitalidad, y como articulista de la prensa nacionalista vasca. No en vano, fue colaboradora del semanario Jagi-Jagi, el diario Euzkadi de Bilbao y Amayur de Navarra.
Pisó dos veces la carcel, hubo de salir al exilio y vivió en Andorra durante 30 años hasta que pudo regresar a tierras vascas
A causa de su activismo político fue encarcelada en dos ocasiones. La primera, el 20 de diciembre de 1932, y pocos días después de haber sido liberada, el 14 de enero de 1933, Haydée volvió a ser encarcelada por un delito de “injurias a la patria”. En esta ocasión fue arrestada junto con Polixene Trabudua y Miren Nekane de Legorburu y trasladadas a la cárcel de Larrinaga donde permanecieron quince días. Recordaba Haydée que un grupo de arrantzales de Bermeo, vestidos de azul, cantaban “Aurrera Polixene, Aurrera Haydee... Beti Euskadi azkatuta. Sentimos que no estábamos solas, porque aquellos hombres de la mar compartieron nuestra soledad”. Cuentan también algunos textos que un carácter apasionado le llevó a figurar entre los cientos de videntes de la Virgen de Ezquioga quien, según relatan los medios de la época, predijo la Guerra Civil.
Por haber estado en la cárcel quisieron hacerles un homenaje, pero ellas no creían merecer algo semejante. Y entonces el Bizkai Buru Batza sugirió a Emakume la idea de un día para la Madre Vasca. “Ella era quien mantenía la tradición y quien daba sus hijos a Euskadi. Ella era la fuente del euskera y la fuente de la vida y la fuente de la continuidad”, dijo Haydée. El día del mitin de la Madre Vasca concurrieron las oradoras al Frontón Euskalduna. Haydée recordaba que allí estaban “la dulce y melodiosa Julene, la suave María Teresa Zabala, después monja en Colombia, la fuerte y enérgica Polixene... y yo” Fue todo un homenaje.
Su carácter apasionado le llevó a figurar entre los cientos de videntes de la Virgen de Ezquioga que predijo la Guerra Civil
Durante la II República Haydée se formó como enfermera en el Centro Vasco de la calle Bidebarrieta. Al comenzar la Guerra en 1936 trabajó como enfermera en el Hospital Civil de Basurto y también fue integrante de la Er-tzaina Igiletua, la policía motorizada del Gobierno Vasco. En 1937 tras la entrada de las tropas franquistas en Bilbao fue evacuada a Santoña (Cantabria) de donde partió hacia el exilio el 21 de agosto de 1937, en un barco griego llamado Bobby. Tras la evacuación de Santoña trabajó en el hospital de La Roseraie de Bidart (Lapurdi). Viajó con el coro Eresoinka en labores de propaganda de la causa republicana vasca por París, Bruselas, Holanda, Londres, etc. Vivió en Andorra a partir de los años cincuenta y durante más 30 años, hasta su regreso a tierra vasca. Haydée, tan apretada por las vicisitudes del camino, tuvo una vida larga para haber nacido a principios del siglo XX. Murió en Bilbao el 15 de febrero de 1998 a los 91 años de edad.