Fue un hombre de peso y talla, campeón de Bizkaia de lucha grecoromana y un amante y practicante de muy diversos deportes, sin olvidar que la calle llegó a conocerle como Goiko, que así firmaba los dibujos que le dieron celebridad a lo largo de los años, habida cuenta que los publicaba en los periódicos de muy diversa índole que se publicaban en el tiempo de entresiglos (el XIX y el XX, para ubicarnos...) y que causaban una buena impresión en la sociedad de la época. Destacó en las numerosas facetas deportivas en las que tomó parte. Por lo que cuentan los que le conocieron, debía ser un fenómeno en Los Luises jugando al billar y haciendo maravillas con el taco en sus manos. Como componente activo del Club Deportivo al que vio nacer y dada su corpulencia (con 19 años ya pesaba 102 kilos y medía más de 1,85 de estatura...) destacó en otros deportes como el boxeo y la pelota, deporte sobre el que pudo aplicar sus bellas artes. No por nada, las ilustraciones que realizó para el libro El juego de pelota a mano. 1920-1925 de su amigo Juan de Irigoyen, que fue presidente del Club Deportivo, fueron celebradas como una maravilla, ejecutadas con gran conocimiento del movimiento, postura y situaciones txirenes de los pelotaris. Sobre sus dibujos, la crítica señaló que estaban inspiradas en los dibujos de José Arrue, todo un artista al que se le atribuye, a través de su obra, una crónica gráfica del Bilbao de su época. 

Estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Deusto, donde coincidió con el que más tarde sería el Beato Gárate, según cuenta el historiador César Estornés, ligado al Club Deportivo, donde el propio José Luis hizo carrera, si es que se puede decir así. La académica, ya se lo dije, la curso en Deusto. Y en 1941 fue nombrado juez municipal del juzgado número cuatro de Bilbao. Pero eso no era lo suyo. En numerosas ocasiones no le bastaba el examen detenido de los textos locales, de la jurisprudencia y de los comentarios más autorizados, sino que consultaba con jueces amigos y compañeros de ejercicio después de lo cual fallaba... Y aún así, tras emitir una sentencia se quedaba enormemente preocupado por si habría acertado o no ante la resolución dictada. Ante esos recelos e inseguridades se pasó a la docencia, donde se hallaba como pez en el agua, y fue durante 14 años notable profesor en la Universidad de Deusto, impartiendo las materias de Derecho Civil e Historia de las Instituciones de Derecho Privado, mientras colaboraba con sus dibujos en todos los periódicos deportivos y de otra índole del Botxo.

Ya les dije que César Estornés, por los vínculos que guarda con el Club Deportivo, conoce buena parte de su trayectoria. Él es quien nos cuenta que participó en la comisión de gimnasia en los años 1923 al 24 con Ricardo Frelín, Felipe Abrisqueta y Antolín Elezcano. También que actuó como comisario de meta en un cross en San Mamés en el año 1920 y que practicaba curiosos métodos de entrenamiento. ¿Quieren uno recordado por Estornés? “Para preparar los músculos del cuello primero se arrodilla en su cuarto y rezaba fervorosamente a la Virgen, luego juntaba sus manos por detrás de la espalda, introducía la cabeza debajo de la cama y con la fuerza del cuello levantaba veinte veces la cama. Y se acostaba a dormir como un bendito”.

Fue fundador y componente de La Tonelada equipo de fútbol humorístico-benéfico, precursor de los Gordos y Flacos, donde jugó Andrés Arístegui, que se fumaba un habano mientras guardaba la portería. Como entre toda la plantilla no completaban la tonelada pusieron al pequeño Udaondo, que apenas llegaba a los cuarenta kilos, para completar los mil de marras.