Esta mirada arranca echando la vista atrás, hacia el solar de la vieja cárcel Galera de la Villa, un edificio en mal estado, abandonado e inhabitable, que estaba aquejado de humedad y malos olores. El arquitecto Enrique Epalza fue el primero al que se le solicitó que preparase un proyecto para la construcción de un grupo escolar en la casa Galera de Urazurrutia, si bien se le acabó encargando el proyecto de la Casa Galera de Solokoetxe. La llamada Galera o cárcel de mujeres tuvo su origen en las Casas de Arrepentidas que comenzaron a fundarse en la segunda mitad del siglo XVI a imagen y semejanza de las abiertas en Roma por San Ignacio de Loyola.

Una zancada, dos y tres y... ¡voilá! Ya estamos a caballo entre los siglos XIX y XX, en plena explosión de la revolución industrial que fue tan poderosa en Bilbao. Aquello provocó la metamorfosis de una ciudad que fue convirtiéndose en la cuna del hierro, en las hierbas donde pastaba el dinero o un barquito de papel que sí, podía, que sí podía navegar, lo que provocó la creación y en esa atmósfera llegó el encargo de las escuelas de Urazurrutia,

El elegido fue Gregorio de Ibarreche Ugarte, arquitecto municipal. Le encargaron la construcción del nuevo grupo escolar de Urazurrutia, diseñando un edificio de corte neoclásico, siguiendo parámetros estilísticos de sus obras anteriores. ¿Quieren un ejemplo de sus capacidades? Gregorio diseño y construyó el Palacio Ibaigane. Poco después Gregorio sería elegido alcalde de Bilbao.

El interesante pero viejo edificio que había sufrido adiciones y mutilaciones fruto de indecisiones y propuestas incompletas que se habían prolongado a lo largo de los últimos lustros cobró otra luz. A esas escuelas se las reconoce como una de las primeras de carácter municipal construidas en Bilbao. Su proyecto se redactó en 1902. Ibarreche, que había participado en los movimientos modernistas y regionalistas, apuntó hacia la raíz clásica

Siete u ocho décadas después, en torno a los años ochenta, se dejaron de dar clase en las escuelas. Su deterioro, no obstante, se fue haciendo notable con el paso del tiempo y por los escasos e insuficientes cuidados de las que fueron objeto. Ya parecía, como otras muchas partes de la ciudad, las ruinas de un Bilbao que languidecía. La preocupación vecinal, muy activa en la zona, luchó por una adecuada modernización y actualización, en sentido social, del uso del edificio. Se iniciaron, por ejemplo, unas obras de reforma de la construcción. Lamentablemente se suprimieron, con ellas, elementos ornamentales y en mal estado de la fachada. Las obras paralizadas e inconclusas dieron como resultado, durante un cierto tiempo, la permanencia, en un lamentable estado, del antiguo colegio. ¡Horreur!

En 1996, al fin, se presentó la iniciativa de creación del Centro BilbaoArte en base al proyecto elaborado por el gabinete de arquitectura municipal. Intentaron salvar todo lo rescatable del proyecto de Ibarretxe pero el tiempo ya había hincado los dientes en el edificio de raíces clásicas. Se ajustaron las nuevas exigencias al volumen existente. La creación de una cornisa, en hormigón, permite mezclar a la vista la obra de Ibarreche con las nuevas actuaciones. En tercer lugar se creó, en el interior, un núcleo de escaleras acristalado que sirve de nexo funcional del conjunto arquitectónico. Por fin la obtención de una placita junto a la calle Iturburu aportó un plus de utilidad social a la iniciativa del Ayuntamiento de Bilbao.

Entremos en los nuevos tiempos en tierra de clásicos. El Centro, inaugurado el 19 de noviembre de 1998, es, sin embargo, mucho más que una solución arquitectónica. El alto nivel alcanzado en los cursos, conferencias y exposiciones realizadas, con participaciones tan significadas como las de Markus Lüpertz, Manolo Valdés, Miquel Navarro, Agatha Ruiz de la Prada, Guillermo Pérez Villalta, Luis Gordillo, Kosme de Barañano, William, Tucker, Juan Genovés, Alberto Corazón, Miriam Ocariz y un puñado más de maravillas.

Dada ya la fecha inaugural, cualquier persona matemática que lea esto caerá en las cuenta que en este mes BilbaoArte cumple sus bodas de plata, 25 años de vida. El centro pone a disposición de la comunidad de artistas los medios e infraestructuras necesarias para el desarrollo de sus propuestas. Su objetivo fundamental es proporcionar una destacada profesionalización de sus artistas ofreciendo moderno equipamiento e infraestructuras. Ofrece talleres de serigrafía y grabado, de escultura y construcción; un taller MediaLab y otro de edición, impresión y nuevas tecnologías. Añade un plató de filmación y fotografía, laboratorio analógico, el Art House Zinema, sala de Exposiciones, Patio de Cristal, salas de proyectos, Patio del Magnolio y AudioLab. Un planeta con oxígeno adecuado para que se respire la creatividad.

Los artistas residentes pueden pasear entre las más de 500 obras de la colección. La Fundación BilbaoArte Fundazioa reubica su espacio expositivo a una localización más céntrica y estratégica para la vida cultural de la villa, cercana al Museo Guggenheim Bilbao y al Museo de Bellas Artes. Este nuevo espacio será almacén y lugar de exhibición de la colección, junto a las propuestas seleccionadas de los/as artistas del centro. Pronto el espacio abrirá sus puertas con la inauguración de la primera exposición de la sala, que celebra a su vez el 25 aniversario de la Fundación.