A Edurne Azkarate (Oion, 1993) la interpretación es una disciplina que le queda como anillo al dedo. Después de una trayectoria estrechamente ligada a los escenarios, ahora presenta Irati, una película dirigida por el gasteiztarra Paul Urkijo que viaja en el tiempo hasta el siglo VIII, a las leyendas que se esconden en las profundidades del bosque. De cara a este estreno, la actriz ha querido hablar con ON para recordar sus comienzos y contar cómo ha sido esta nueva experiencia frente a las cámaras.

¿Qué le atrajo inicialmente de la interpretación? 

Empecé a pensar más en ello durante la adolescencia, en la época en la que tienes que tomar decisiones acerca de los estudios. Hasta entonces tampoco me lo planteé seriamente, pero sí que es verdad que desde pequeña he tenido unas características que encajan bien con este tipo de formación y que he podido desarrollarlas luego. Siempre he sido una persona a la que le ha gustado jugar a juegos imaginativos, hacer espectáculos, los juegos muy físicos también me han ayudado mucho... Y supongo que también era una niña muy sensible. Entonces, entre la inquietud física y la sensibilidad creo que, tal vez en otra profesión no, pero en esta me ha servido. 

O sea que tenía predisposición ya desde pequeña. 

Sí, aunque no tenía referentes o yo no conocía actores, y tal vez no podía traducirlo de esa manera, pero sí que es verdad que cuando iba a ver espectáculos infantiles, películas, etc. sí que me atraía mucho ese mundo de ficción y de fantasía, de poder crear mundos alternativos en espacios diferentes. Me atraía mucho la abstracción. 

Uno de los primeros lugares en los que pudimos verla fue en la red, en la webserie Gutuberrak, en la que en clave de humor abordaban los desahucios y cuestiones de calado social. ¿Cómo fue trabajar en este proyecto? 

También estuve en una webserie anterior, que se llamaba Txoministak, de la productora Hiru Damatxo, que se emitió en Argia y fue una primera vez para muchas personas, también para mí. Después llegó Gutuberrak unos años más tarde, que ya me pillaba un poco con esa referencia. Además, no tenía un papel principal, pero sí que es verdad que ofrecía una perspectiva muy amplia tanto de las redes sociales como de la situación de ese momento de crisis laboral, económica, etc. a través de una familia. Y yo era alguien cercano a esa familia. 

¿Se queda con alguna experiencia de esa aventura? Porque fue un poco cuando se empezó a explorar el tema de las webseries, de intentar crear contenidos para internet y redes sociales. 

Sí, creo que las webseries son un espacio de aprendizaje muy apropiado, porque todo lo que se puede se profesionaliza y conoces varios departamentos y cómo funciona el sistema de un rodaje, pero también tienes la distensión de que son proyectos pequeños, motivados por las ganas de contar de las personas y tal vez no tienen el peso de una superproducción y te da lugar a aprender y a experimentar. Las dos webseries han sido un lugar para introducirme, un buen comienzo.

Se podría decir además que cada experiencia, tanto webseries, como cortometrajes, películas, cada una es única, ¿verdad?

Sí, porque cada equipo de trabajo es único, las historias que se cuentan son únicas, y la combinación y la simbiosis que se crea entre los diferentes artistas genera un ambiente diferente. 

También la hemos visto actuar, por ejemplo, junto a Loreto Mauleón o Nagore Aranburu, en una producción más reciente, de 2021. ¿Hay alguna clave para sentir el personaje, vivir esas experiencias que tiene el personaje como suyas?

Bueno, yo diría que lo más importante es recorrer el camino hasta ese personaje. Pero hay veces que puede estar más cerca de ti, y que otras veces el camino tenga que ser más largo. Pero le daría especial importancia precisamente al proceso, olvidar el resultado y no ir directamente a él, elegir el camino menos allanado para que tú puedas interiorizar todo lo que necesites trabajar hasta llegar a ese personaje. Creo que un camino directo es menos enriquecedor que tener que ver cuál es tu itinerario hasta ese personaje. 

En ese sentido, ¿cómo es Irati? ¿Tienen aspectos en común este personaje y usted? 

Yo creo que tenemos bastantes cosas en común. Pero claro, por ejemplo el camino a recorrer ya viene en el tema de la elección del idioma que se ha hecho -ahí había un trabajo muy bonito-, la propia época también te hace tener que investigar mucho y pensar mucho acerca de cómo eran las vidas en el siglo VIII, y tenía más recursos a mano. A mí siempre me ha gustado mucho el tema del trabajo físico, de la lucha, e Irati es una película que ha requerido mucho trabajo físico por parte de los actores. 

¿Cómo ha sido ese proceso de documentación para interiorizar la historia de Irati?

Muy interesante y muy acompañado por Paul, que era quien tenía hecha la investigación más extensa. Luego cada uno hemos tenido que afinar un poquito, pero el grueso nos lo daba Paul porque tiene un bagaje increíble acerca de toda la documentación que tiene de la mitología, de la propia época, del surgimiento del reino de Navarra... Toda esa investigación, las batallas que hubo y demás, corren a cargo de Paul, que es quien nos las transmite. Además, es muy enriquecedor porque te viene desde el prisma que quiere contar el director. Entonces, ha sido un trabajo de documentación conjunto, de Paul, Eneko (Sagardoy), y el resto de personas que se han ido sumando a esto.

¿Y cómo ha sido para usted rodar en Araba, en la tierra que la vio nacer?

Muy bonito, porque además lo que tiene Paul es que él mismo localiza los lugares, lo que significa que ya ha visitado esos sitios, que los conoce. Entonces, ha sido muy cómodo ir acompañada del equipo que ya conocía esas localizaciones, y un orgullo porque se ven -tanto de Araba, como de Bizkaia y Navarra- los lugares emblemáticos, naturales y algunos igual un poco desconocidos, que tenemos aquí mismo. 

O sea que ha sido la excusa perfecta para conocer la geografía vasca y navarra. 

Sí, y sobre todo para darle una visión artística a lo que pueda suceder allí, sacar a la luz esos lugares tan especiales y que puedan tener un hueco en la ficción. 

Como comentaba, se han rodado escenas en Bizkaia, Gipuzkoa, Navarra, e incluso en Huesca. ¿Echa algo de menos cuando rueda fuera de casa?

No sé, a veces la comida. Depende de dónde estemos, tal vez en las cenas podamos ir a algún sitio rico, pero es verdad que en el rodaje el ritmo a veces desordena un poco las comidas, porque hay prisas, nosotros estuvimos en localizaciones naturales y hay que confeccionar un menú posible para que por ejemplo coma un equipo de más de cincuenta personas dentro de una cueva. Entonces, la tranquilidad de cocinar tu propia comida, dormir en tu cama... Eso a veces se echa de menos.

¿Y qué nos vamos a encontrar en Irati, además de esos paisajes ancestrales que nos invitan a volver a las raíces? 

Pues es una película, por un lado, muy sencilla a nivel narrativo, en la que se entiende muy bien a los personajes y lo que les sucede, pero también es una película muy poliédrica. A mí me ha dado mucho gusto interpretar este personaje, porque me daba la oportunidad de explorar cosas como el dolor, la pelea física, la atracción, las relaciones familiares... Creo que tiene un poco de todo dentro de una narrativa en la que el espectador puede acompañar a los personajes en este viaje de manera fácil. Y a su vez en ese viaje ocurren cosas muy diferentes.

¿Y qué diría que ha sido lo más difícil del rodaje?

Creo que lo más difícil es aguantar el cansancio y mantener siempre la perspectiva de lo que estamos haciendo, cuidarte tú y cuidar a los demás a nivel psicológico, porque es una carrera de fondo. Al fin y al cabo, tienes que tener la cabeza muy bien preparada para lo que tienes que hacer, y después es el cuerpo el que seguirá. Por una parte, tienes que tener la preparación personal y del grupo, y llevar un buen trabajo hecho al rodaje, y después ya en el rodaje es poner en el centro los cuidados, para que esa preparación anterior, toda esa investigación y el cuerpo sigan a la cabeza. 

Si solo pudiera quedarse con un momento del rodaje o de la película, ¿con cuál se quedaría?

Me quedo con el primer día de rodaje, que era el primero que tuve en el cine, no solo en Irati. Para mí fue un día muy largo de espera, en el que no sabía cuándo iba a entrar al set de rodaje, y rodé muy pocos minutos, pero justo rodé el final con Patxi Bisquert, que es una eminencia del cine de aquí, de Euskal Herria. Me pareció bastante curioso, que en una jornada tan larga yo pueda trabajar veinte minutos, que el resto de mi trabajo sea esperar, que sea mi primer día de rodaje, que sea rodando la última escena de la película y además con él.

Esos primeros momentos suelen ser los más especiales, ¿no?

Sí. A partir de ahí ya no hay vuelta atrás.

¿Con qué sensaciones cree que van a salir los espectadores de la sala? ¿Qué le gustaría transmitir? 

Me gustaría que la gente salga satisfecha de haber recibido un relato histórico, épico y fantástico, que coman muchas palomitas durante la proyección y que si se sumergen en esto que queremos contar me encantaría que salieran conmovidos por la propia historia o lo que le pasa a los personajes, y a través de eso que se conmuevan por lo que cuenta la película, que hace un retrato del siglo VIII que es muy extrapolable a hoy en día que pueda suscitar alguna reflexión. 

Vamos, que nos puede ayudar a aprender de nuestra propia historia. 

Sí, eso es.

Ya desde el principio fue una película absolutamente exitosa. ¿Se esperaba que fuese a tener tal repercusión? 

La verdad es que es muy difícil no tener expectativas, y a su vez, al ser mi primera película, no sabía qué expectativas tener. Hemos tenido la suerte de que las cosas han salido bien y de que lo que ha venido ha sido positivo.

Ahora nos quedamos disfrutando de Irati pero, ¿qué le depara el futuro?

Desde que terminó el rodaje, yo he vuelto a mi lugar de origen profesional, que es el teatro y estoy muy contenta. Tal vez Irati pueda darme la oportunidad de seguir trabajando en el cine. Me encantaría. De momento sigo con mi gira teatral, y con muchas ganas de seguir trabajando.

PERSONAL


Lugar de nacimiento: Oion.


Formación académica: Estudió interpretación en la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, además de cursar un postgrado de Euskal Kulturaren Transmisioa (transmisión de la cultura vasca) en la Universidad de Mondragón, así como estudios avanzados de teatro con especialidad de dirección escénica en la UNIR. 


Representaciones: Su carrera sigue estrechamente ligada a los escenarios. Sin ir más lejos, tiene fechas de representaciones con ALBUM de Formol Laborategia, en las que hace labores de dirección: 25 de marzo en La Terminal en Bilbo dentro del festival Loraldia (Bizkaia) y el 30 marzo en el Teatro de Urkabustaiz (Araba). Asimismo, con Zeozertan dabil baina ez dakit zertan, de Metrokoadroka, se encuentra de gira: 26 de febrero en Irurita, 31 de marzo en Zarautz, 14 de abril en Aulesti, 19 de abril en Gasteiz, 30 de abril en Orereta y 21 de mayo en Oiartzun.